La historia desconocida del desprecio de Jorge Negrete por ‘Ay Jalisco no te rajes’, la película que lo volvió inmortal

El éxito de la película lo posicionó como ídolo de la Época de Oro del Cine Mexicano

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(Foto: Twitter/@CanalOnceTV)
(Foto: Twitter/@CanalOnceTV)

Hay trayectorias que parecen esculpidas por el destino, aunque al principio sus protagonistas intenten resistirse. En el imaginario mexicano, la figura del charro cantor —galante, orgulloso y romántico— tiene un nombre que brilla con luz propia: Jorge Negrete.

Pero lo que pocos saben es que el papel que lo catapultó a la fama estuvo a punto de ser rechazado por él mismo, por parecerle indigno de su formación musical.

A principios de los años 40, Negrete aún soñaba con conquistar Nueva York cantando arias de ópera. Había crecido en el seno de una familia conservadora, con disciplina militar y una educación estricta.

Jorge Negrete (Foto: Twitter@AntonioJoseRH)
Jorge Negrete (Foto: Twitter@AntonioJoseRH)

El escenario que él anhelaba era otro: los grandes teatros, los aplausos de la alta cultura, no los sets de cine en los que se hablaba de pistolas, tequila y amor ranchero.

Por eso, cuando le ofrecieron Ay Jalisco no te rajes, la reacción de Negrete fue tan tajante como reveladora: “No deja de ser una película de charritos, y no es lo que a mí me gusta hacer”.

Jorge Negrete y su rechazo inicial a Ay Jalisco no te rajes

Carlos Monsiváis, en su libro Pedro Infante: Las leyes del querer, relata con precisión la actitud que Jorge Negrete tuvo al recibir la oferta para protagonizar la comedia ranchera de Joselito Rodríguez.

Según el cronista, el actor rechazó el guión y, en particular, la canción principal: Ay Jalisco no te rajes.

Aseguraba que le parecía una “porquería” y que “en lo particular no me dice nada”. Más aún, despreciaba la estética del traje de charro: “No me gusta vestirme de charrito”, declaró, reacio a renunciar a la dignidad que, según él, le confería su carrera como tenor lírico.

(Foto: Facebook/Jorge Negrete Forever)
(Foto: Facebook/Jorge Negrete Forever)

Para Negrete, acostumbrado a interpretar arias wagnerianas y canciones napolitanas, la música ranchera representaba una concesión.

Como recuerda Monsiváis, “desdeña el repertorio nacional para clases medias” y tiene “una idea más altiva de su personalidad”. La propuesta le parecía una traición a su formación académica, una burla a su vocación operística.

Incluso su hija, Diana Negrete, lo confirma en su la biografía Jorge Negrete: “Te parece que debo aceptar e irnos de Nueva York? No deja de ser una película de charritos”, preguntó Negrete a Elsita, su pareja, tras recibir la propuesta.

Sin embargo, la vida —y el arte— a veces toma sus propios caminos. Ay Jalisco no te rajes se filmó con un presupuesto ajustado; Negrete ganó apenas tres mil pesos por su participación.

(Foto: INAH)
(Foto: INAH)

Pero contra todo pronóstico, la cinta se convirtió en un fenómeno nacional, marcando el nacimiento del charro cantor por excelencia. El mismo personaje que Jorge Negrete estuvo a punto de no encarnar.

De la ópera al rancho: cuando el destino se impone

El éxito de la película no solo lo posicionó como ídolo de la Época de Oro del cine mexicano, sino que también cimentó su identidad pública como el Charro Cantor, un símbolo nacional.

La paradoja de Negrete es que, al renegar de lo popular, terminó representándolo mejor que nadie. Su voz potente, su porte imponente y su presencia en pantalla transformaron el cliché del charrito en una figura de orgullo cultural.

En el fondo, tal vez Jorge Negrete nunca dejó de ser el tenor soñador. Pero fue su capacidad de ceder, aunque fuera a regañadientes, lo que lo llevó a convertirse en leyenda. A veces, incluso las estrellas necesitan tropezar con su destino para brillar.