¿Qué diferencias existen entre los mares semicerrados y los abiertos en México?

La forma geográfica de la república mexicana permite que cuente con diferentes tipos de mares dentro de su territorio

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México cuenta con dos tipos
México cuenta con dos tipos de mares en su territorio. (Wikimedia)

México es reconocido por su notable diversidad geográfica, resultado de su ubicación entre dos grandes océanos, el Pacífico y el Atlántico, y su pertenencia al conocido como cinturón de fuego. Esto le otorga una geografía variada, que incluye altas montañas, extensas cordilleras como la Sierra Madre Occidental, vastas planicies y altiplanos.

Su relieve se caracteriza por contrastes de zonas áridas como el Desierto de Sonora y áreas tropicales en regiones como Chiapas y la Península de Yucatán lo que contribuye a una rica variedad de paisajes y ecosistemas.

Además su peculiar forma geográfica similar a un “cuerno” que se ensancha en el norte y se afina en el sur, junto con dos penínsulas en sus extremos permiten que México cuente con mares abiertos y cerrados, términos que pueden llegar a causar confusión al no conocer las características de cada uno.

Las características de los mares mexicanos

México ha aprovechado sus condiciones
México ha aprovechado sus condiciones geográficas como motor turístico. (Wikimedia)

La geografía determina tres tipos de mares, litorales (abiertos), continentales (semicerrados) e interiores. De acuerdo con el artículo Día Mundial de los Mares publicado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), las principales diferencias entre los mares mexicanos son:

Mar abierto: son aquellos que tienen una conexión directa y extensa con los grandes océanos. En el caso de México, el océano Pacífico, que se extiende a lo largo de su costa occidental, y el Golfo de México, en la costa oriental, son ejemplos de mares abiertos. Estos mares suelen tener vastas áreas y una alta biodiversidad marina.

Este tipo de mar se caracteriza por permitir una circulación más libre de agua y corrientes, lo que facilita el intercambio de nutrientes y especies marinas con los océanos principales, además están más sujetos a las condiciones climáticas globales y a los patrones de circulación oceánica a gran escala.

Mar semicerrado: estos mares están parcialmente rodeados por tierra y tienen una conexión más limitada con los océanos. En México, el Mar de Cortés (o Golfo de California) es un ejemplo representativo. Está ubicado entre la península de Baja California y el continente, y su entrada al océano Pacífico está restringida por su forma geográfica.

La circulación de agua en estos mares es más restringida debido a su configuración geográfica y a menudo presentan una biodiversidad única por su aislamiento parcial, lo que puede llevar a la presencia de especies endémicas.

En cuanto a las condiciones climáticas a diferencia del mar abierto, los mares semicerrados están más influenciados por las condiciones climáticas locales y regionales, lo que afecta las temperaturas del agua y los patrones de circulación.

El golfo de California, un lugar único

El avistamiento de ballenas jorobadas
El avistamiento de ballenas jorobadas es uno de los principales atractivos turísticos del Golfo de California. (REUTERS/Carlos Pérez Gallardo)

El Mar de Cortés, también conocido como Golfo de California, es considerado uno de los ecosistemas marinos más ricos del mundo ya que alberga una biodiversidad extraordinaria con miles de especies, incluidas ballenas, delfines, tiburones, rayas y peces endémicos.

Su posición geográfica y sus cálidas aguas crean un ambiente ideal para la reproducción y migración de especies marinas, siendo un santuario natural para la vida marina que fue nombrada como “El acuario del mundo” por el célebre oceanógrafo Jacques Cousteau de acuerdo con un artículo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

Además, esta zona cuenta con paisajes distintivos que mezclan desierto y mar, lo que le otorga un carácter visualmente impactante. Las islas y formaciones rocosas que emergen de sus aguas, como el Archipiélago de Espíritu Santo y la isla Ángel de la Guarda, han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) debido a su alta relevancia ecológica.