En su conferencia matutina del 4 de marzo, la presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer un dato contundente sobre el trasiego de opioides sintéticos: “el 80 por ciento de los detenidos en los puertos de entrada de Estados Unidos por tráfico de fentanilo, entre 2019 y 2024, fueron ciudadanos estadounidenses".
La información difundida por Sheinbaum contrasta con la perspectiva de que los migrantes que cruzan ilegalmente a Estados Unidos (EEUU) son “criminales”, tal y como pronunció Donald Trump en la convención nacional republicana en Milwaukee, Wisconsin, en julio del año pasado, cuando aún era candidato presidencial.
Los datos presentados por Claudia Sheinbuam fueron retomados de un informe publicado por el Instituto Cato (un think tank con sede en Washington) en agosto del año pasado. La investigación estuvo a cargo de David J. Bier, director de estudios sobre inmigración.
El estudio indica que desde el año fiscal 2019 hasta junio de 2024, 7,569 personas fueron detenidas con fentanilo en los puertos de entrada a los EEUU. De ese total, 6,123 eran ciudadanos estadounidenses, lo que representa el 80,9 por ciento.

En 2019 se detuvieron a 397 ciudadanos estadounidenses con fentanilo; en 2020 aumentaron a 1,118; en 2021 volvió a incrementar a 1,716; en 2022 disminuyó a 1,200; en 2021 se registraron 1,108 y en el primer semestre de 2024 se reportaron 584.
Durante ese periodo, el 88 por ciento del fentanilo se incautó en los puertos de entrada. El resto de los aseguramientos se realizó en los puestos de control de vehículos de las carreteras y en recorridos desplegados por la Patrulla Fronteriza. Es decir, que la mayor parte de los opioides sintéticos no fueron introducidos por donde los migrantes cruzan ilegalmente.
Migración y fentanilo: ¿relación proporcional?
La presidenta Sheinbaum citó este estudio a raíz de la decisión “unilateral” del Gobierno estadounidense para imponer 25 por ciento de aranceles a las exportaciones de México. Según el presidente Donald Trump, dicha medida se implementó por la migración irregular y el tráfico de fentanilo proveniente del territorio mexicano, principalmente.
De acuerdo con el Instituto Cato, se tiene la “creencia” de que hay una relación directa y proporcional entre las personas migrantes que entran de manera ilegal a EEUU, el tráfico de fentanilo y las muertes por sobredosis derivadas del consumo del opioide.

“Muchas personas creen que simplemente eliminar la inmigración es una respuesta fácil a la crisis de sobredosis en los Estados Unidos, pero estas cifras echan por tierra esta estrategia. De hecho, la crisis de sobredosis empeoró significativamente durante los años en que la inmigración legal e ilegal estuvo muy restringida”, se lee en el informe.
Datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que las muertes por sobredosis de opioides se dispararon entre 2020 y 2021 en EEUU, cuando se reportaron 153,262 casos. De ese total, más de 131,000 se derivaron del consumo de fentanilo.
Dinero fácil motiva a estadounidenses a introducir fentanilo
Debido al número de ciudadanos estadounidenses detenidos en los puertos de entrada, el Instituto Cato subrayó que “el contrabando de fentanilo es bastante raro entre la población que cruza la frontera” de manera ilegal.
En el informe se menciona que los cárteles de la droga mexicanos recurren a ciudadanos estadounidenses para cruzar el fentanilo que posteriormente es distribuido en su territorio. Esto debido a que hay menor probabilidad de que sean revisados en los puertos de entrada.

“Las organizaciones de narcotraficantes contratan a ciudadanos estadounidenses porque se les garantiza el derecho de entrada a Estados Unidos y están sujetos a un menor escrutinio en los puertos que las personas sin ciudadanía”, se explica.
Lo anterior también se debe a que el fentanilo es más fácil de traficar que otro tipo de drogas como la marihuana, la cual expide un intenso olor y es empaquetada en grandes volúmenes. En cambio, los opioides son inoloros y más sencillos de ocultar.
Por ello, resulta “lógico contratar a contrabandistas" para introducir drogas a través de los puntos de cruce legales, toda vez que la probabilidad de detección es mucho mayor cuando se cruza ilegalmente, además de que hay una retribución económica.
“La perspectiva de obtener dinero fácil ha motivado a un número cada vez mayor de estadounidenses a participar en este comercio ilegal, lo que trágicamente ha provocado la muerte de miles de sus compatriotas”, asevera el Instituto Cato.

Con demanda hay oferta
Con base en las cifras presentadas, David J. Bier aseguró que el trasiego de fentanilo no va a disminuir con más incautaciones o personas detenidas, ya que aún hay gran demanda por parte de los ciudadanos estadounidenses.
“Un aumento sin precedentes en las incautaciones no afectaría a la disponibilidad de fentanilo, a menos que los cárteles de la droga decidieran no aumentar la oferta en respuesta”, indicó.
El analista de política migratoria agregó que el trasiego de fentanilo no terminará con los avances tecnológicos para detectar la droga, pues en caso de que se cierren las rutas de contrabando, los traficantes buscarían otros métodos para enviarlo, como paquetes por correo.
“Suponiendo que todo el contrabando terminara, los estadounidenses simplemente lo fabricarían en el país. Donde hay demanda, habrá oferta”, sentenció.

En México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha emprendido una campaña de “atención a las causas” para alejar a los jóvenes del narcotráfico y del consumo de drogas (incluido el fentanilo). En una perspectiva similar, David J. Bier apuntó que en EEUU se tiene que poner atención en “reducir la demanda”, en vez de atacar a los grupos criminales para eliminar la oferta del opioide.
“Los responsables de las políticas deberían centrarse en reducir la demanda de fentanilo en lugar de intentar inútilmente reducir la oferta”, subrayó.
Los primeros antecedentes documentados del consumo de fentanilo en México se remontan entre 2013 y 2017, periodo en el que se registraron 14 casos en centros de tratamiento.
Según el “Informe de la demanda y oferta de fentanilo en México”, elaborado por la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA), el número de casos recibidos en tratamiento aumentaron a partir de 2018. Entre ese año y 2023 se reportaron 1,054 casos.
En cuanto a las defunciones asociadas al consumo de opioides en México (no necesariamente fentanilo), entre 2013 y 2022 se contabilizaron 114 decesos. La mayoría de muertes ocurrieron en Baja California (28), Chihuahua (22) y Sonora (38), estados ubicados cerca de la frontera con EEUU.
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