Un experimento científico demostró que el silencio también tiene sonido

La investigación demostró que el cerebro procesa la usencia de ruido de manera semejante al sonido, lo que plantea nuevas perspectivas sobre la percepción sensorial

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Los investigadores concluyen que el
Los investigadores concluyen que el cerebro procesa momentos de silencio como si fueran estímulos auditivos activos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El silencio, tradicionalmente entendido como la ausencia de sonido, ha sido objeto de exploración en diversos campos, desde la literatura hasta la música y la ciencia.

Sin embargo, estudios científicos recientes sugieren que el cerebro humano procesa el silencio de manera activa al igual que los sonidos, lo que abre nuevas perspectivas sobre su papel en nuestra percepción sensorial.

Al ser un fenómeno complejo que ha despertado el interés de investigadores, músicos y escritores, diversas disciplinas han explorado cómo se percibe y experimenta el silencio, lo que desafía la idea de que este representa únicamente un vacío.

El silencio como presencia activa

Un estudio resalta el parecido
Un estudio resalta el parecido entre cómo percibimos sonidos y cómo experimentamos pausas silenciosas. (Imagen ilustrativa Infobae)

Según un estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, por su nombre en inglés Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en 2023, el silencio puede percibirse como una experiencia auditiva, similar a como se procesan los sonidos. Rui Zhe Goh, uno de los autores del estudio, explicó que “el mismo procesamiento cognitivo que se produce con el sonido también se desencadena en los momentos de silencio”.

Este hallazgo sugiere que el sistema auditivo trata el silencio de manera comparable a los sonidos, lo que abre nuevas perspectivas sobre cómo experimentamos el mundo a través del oído.

De acuerdo con el estudio, los investigadores llevaron a cabo experimentos en los que los participantes fueron expuestos a “ilusiones de silencio” que consistían en reemplazar sonidos por pausas silenciosas, logrando que los participantes experimentaran el silencio de manera similar a como percibían los sonidos.

Los resultados demostraron que el silencio no es simplemente una ausencia, sino que puede ser interpretado por el cerebro como una presencia activa. Este descubrimiento no sólo tiene implicaciones científicas, sino que también conecta con exploraciones artísticas previas sobre el silencio como las realizadas por el músico John Cage y el escritor Georges Perec.

El silencio y su importancia en la música

El compositor John Cage marcó
El compositor John Cage marcó un antes y después luego de cuestionar la percepción del silencio. (Wikimedia/Rob Bogaerts / Anefo)

Aunque este descubrimiento es relativamente reciente, diferentes personas se han cuestionado la percepción que tienen los humanos y tal fue el caso de artistas como John Cage o Georges Perec.

En sus obras, el silencio ha sido utilizado no sólo como un recurso expresivo, sino como un medio para reflexionar sobre la relación entre lo que se dice y lo que se omite. Desde la ciencia hasta la literatura, el silencio emerge como un concepto lleno de matices con la capacidad de transformar nuestra forma de experimentar el mundo.

En el caso del compositor estadounidense John Cage, su percepción del silencio revolucionó la idea que existía en la música con su obra titulada 4′33″. En esta pieza, presentada por primera vez en 1952, el intérprete no produce ningún sonido intencional durante cuatro minutos y 33 segundos.

Con esto, el compositor invita al público a escuchar los sonidos ambientales que ocurren durante ese tiempo, lo que demuestra que el silencio absoluto no existe y que incluso la ausencia de música puede ser una experiencia sonora.

Según el estudio publicado en PNAS, esta idea de Cage encuentra respaldo en la ciencia, ya que el cerebro procesa los momentos de silencio de manera activa, como si fueran sonidos.

La propuesta de Cage no sólo desafió las convenciones musicales de su época, sino que también abrió un debate sobre los límites del arte y la percepción aunque algunos compositores como Claude Debussy pensaban similar, pues consideraba que “el silencio entre las notas es la clave de toda la música”.

Después de que John Cage estrenara su obra, se convirtió en un referente para explorar cómo el silencio podía ser tan significativo como el sonido, un concepto que también resonó en la literatura de Georges Perec.

El silencio como elemento fundamental del lenguaje

Frank Nelson fue recordado por
Frank Nelson fue recordado por resolver una interrogante que llevaba años dando vueltas en la mente de los científicos sin decir una sola palabra. (Wikimedia/ MacTutor History of Mathematics:)

En el caso del escritor francés Georges Perec, las pausas y las omisiones figuraron como herramientas narrativas, lo que lo llevó a ser popularmente conocido por su capacidad de transformar lo cotidiano y aparentemente aburrido en algo fascinante.

Un ejemplo de ello es su novela titulada El secuestro, en la que la historia de intriga se desarrolla sin utilizar la letra “e”, que es la más común en el idioma francés. Al momento de traducirla al español, se optó por omitir la letra “a”, que es la vocal más utilizada.

En otra de sus obras, Les Revenentes, publicada en 1972, Perec llevó su experimento aún más lejos y escribió un texto en el que la única vocal presente era la “e”. Al jugar con estas restricciones autoimpuestas no sólo demostró su habilidad técnica como escritor, sino que también subrayó la importancia de los silencios y las ausencias en su narrativa.

Al recurrir a los espacios entre las palabras y las omisiones, Perec ofreció a los lectores una forma de reflexionar sobre lo que no se dice, mostrando que el silencio puede ser tan elocuente como las palabras.

En el caso del matemático estadounidense Frank Nelson Cole, el poder del silencio fue explorado desde un enfoque científico el 31 de octubre de 1903 con una conferencia titulada On the factoring of large numbers (Sobre la factorización de números grandes) donde se dedicó a demostrar el procedimiento matemático sobre la pizarra sin pronunciar una sola palabra.

Durante aproximadamente una hora escribió fórmulas y cálculos demostrando cómo factorizar el número de Mersenne M₆₇, un problema conocido por haber permanecido sin resolver desde 1876 cuando el matemático francés Édouard Lucas no logró encontrar los factores.

Al finalizar su exposición, Cole regresó a su asiento sin emitir sonido alguno, momento en el que la audiencia rompió el silencio con un aplauso de pie.