
Después de salir de Veracruz y recorrer alrededor de 400 kilómetros, el 7 de noviembre de 1519 Hernán Cortés y su ejército, compuesto por unos cientos de conquistadores españoles y miles de aliados indígenas, llegaron al Cerro de la Estrella en Iztapalapa, donde fueron recibidos por Cuitláhuac, señor de dicha ciudad y destacado guerrero, quien más adelante estuvo cerca de acabar con la vida del comandante europeo.
Ese fue el primer encuentro entre el conquistador y Cuitláhuac, un destacado militar de las fuerzas mexicas, que en ese entonces se desempeñaba como señor de Iztapalapa, una urbe de entre 12 y 15 mil habitantes, situada a unos once kilómetros de Tenochtitlan, capital del imperio azteca.
Cortés y sus tropas fueron alojados cerca del Cerro de la Estrella, y desde ahí pudo conocer con detalle la calzada de Iztapalapa, la cual describió como amplia y bien trazada. La describió como una especie de dique formado por pilotes que contenían el relleno del camino.
La mañana del 8 de noviembre, Cortés ordenó a su ejército iniciar el camino hacia la sede del gobierno mexica, mientras que Cuitláhuac salió a reunirse con su hermano Moctezuma Xocoyotzin, tlatoani de Tenochtitlan.

Como es bien sabido, Hernán Cortés y su séquito fueron hospedados en el Palacio de Axayácatl, frente al Templo Mayor, donde meses más tarde Moctezuma perdió la vida tras ser aprisionado por los españoles.
Con la muerte de Moctezuma, Cortés y sus capitanes tuvieron que atrincherarse en el Palacio de Axayácatl. Mientras los europeos hacían lo necesario para resistir el asedio, los aztecas se reagruparon y nombraron a Cuitláhuac como nuevo tlatoani.
Cuitláhuac lideró a los aztecas en la noche triste
El 30 de junio de 1520, Hernán Cortés enfrentó una significativa derrota a manos de los mexicas liderados por Cuitláhuac. Esta lucha estuvo a punto de cambiar la historia, pues las crónicas señalan que el conquistador español fue brevemente capturado por la resistencia mexica, pero pudo ser rescatado por uno de sus capitanes.
Antes de la medianoche, bajo la neblina y la llovizna, los españoles intentaron retirarse en silencio de Tenochtitlan y reagruparse en tierra firme. Estaban a punto de alcanzar la orilla del lago cuando fueron detectados y rodeados por miles de guerreros mexicas que los atacaron desde canoas, desde la retaguardia y desde azoteas.

Tanto hombres como caballos perecieron a causa de flechazos o ahogados en el lago. El saldo de la batalla fue considerable, pues además de los españoles, murieron cientos de sus aliados tlaxcaltecas.
Sin embargo, el reinado de Cuitláhuac fue breve pues murió de forma prematura, posiblemente a causa de una infección de viruela. Así, este guerrero azteca no pudo culminar la defensa de Tenochtitlan, razón por la cual el mando recayó en Cuauhtémoc, quien fue el último tlatoani azteca independiente.
Con un gobierno debilitado y Cuauhtémoc también hecho prisionero, un año después Tenochtitlán cayó finalmente bajo control de los españoles.
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