
La refinería de Dos Bocas, según Carlos Loret de Mola en su columna de opinión titulada Dos Bocas, esa fábrica de ricos, publicada en medio El Universal, ha sido una herramienta fundamental tanto en el ámbito político como económico durante el mandato del presidente. “El presidente tuvo la sagacidad para hacer de Dos Bocas uno de los grandes pilares de su narrativa”, comenta Loret de Mola, señalando que la estructura monumental ha servido para acallar críticas sobre corrupción y eficiencia.
Para muchos, incluyendo a Loret de Mola, el valor visual de la refinería - con sus torres, cilindros y tuberías - ha sido clave para mantener la popularidad del presidente entre la ciudadanía. “La imagen de la obra monumental vale más que mil palabras”, afirma el periodista, destacando que la magnitud y apariencia del proyecto tienen un peso significativo en la percepción pública.
A pesar de sus costos exorbitantes, Loret de Mola subraya que los verdaderos costos y beneficios de la refinería son una cuestión de debate y controversia. La inversión total ha sido cuestionada, siendo que muchos se preguntan si todo el complejo debería haber costado “8 mil millones de dólares en vez de los 18 mil millones que pagamos”.
El periodista expresa dudas sobre la eficiencia operativa de Dos Bocas y su verdadero impacto en la economía y el medio ambiente: “¿Cómo saber si dentro de esos tubos corre petróleo para volverse gasolina, o en realidad circulan unos químicos de nombres inaccesibles que ni empiezan siendo petróleo ni terminan siendo gasolina?”.

Con una crítica directa a la administración actual, Loret de Mola refiere que la refinería no solo se ha convertido en un símbolo político sino también en un foco de corrupción y mala gestión. Se mencionan personajes específicos vinculados a la corrupción, como “el funcionario involucrado en el caso Odebrecht” y “la secretaria encargada del proyecto” que ha visto un incremento inexplicable en sus propiedades de lujo.
Carlos Loret de Mola, conocido por su extensa carrera en el periodismo, también hace hincapié en la diferencia de trato que recibe el actual gobierno en comparación con sus predecesores. “A otras administraciones el pueblo no les hubiera perdonado la sucesión de tropiezos y corruptelas que acompañan a la inconclusa refinería de Dos Bocas”, puntualiza el autor. Este contraste semántico resalta la percepción pública y el colchón de apoyo que ha proporcionado la distribución de dinero en programas sociales y transferencias directas.
El manejo mediático y las narrativas construidas desde las conferencias matutinas son otro punto central de la columna. Loret de Mola señala que la estrategia gubernamental ha sido deslizar las críticas hacia administraciones anteriores. “Peña robó más” y “Calderón es narco” son frases que se han utilizado para minimizar las críticas actuales. Esta táctica, según el autor, ha sido eficaz en mantener una imagen relativamente positiva del actual gobierno frente a la ciudadanía.
En esta narrativa, Loret de Mola sostiene que los logros visuales, como la construcción de Dos Bocas, el Tren Maya y el nuevo aeropuerto, se presentan como éxitos, independientemente de su funcionalidad. “Que haya tren, aunque nadie se suba. Que haya aeropuerto, aunque nadie lo use. Que haya refinería, aunque le metieran mano al presupuesto”, se lee en su análisis, subrayando el peso de la imagen sobre la substancia.

La falta de investigaciones y sanciones a pesar de las múltiples denuncias de corrupción en torno a la refinería es otro punto neurálgico para Loret de Mola. “En el gobierno que llegó al poder combatiendo la corrupción y el tráfico de influencias, nada de esto se investigó ni mereció sanción alguna”, enfatiza, subrayando la inconsistencia entre las promesas electorales y la realidad administrativa.
Este uso estratégico de obras monumentales y programas sociales refuerza la sospecha de Loret de Mola de que el gobierno actual se basa más en la construcción de percepciones que en resultados tangibles. “El reparto masivo de dinero en programas sociales... es la alfombra bajo la que se echa la basura”, afirma el periodista, sugiriendo que estas medidas han creado una especie de blindaje político que protege al gobierno de críticas más severas.
Para Carlos Loret de Mola, la imagen de Dos Bocas y otras grandes infraestructuras se han convertido en un recurso invaluable para el presidente, no solo en términos de votos sino también en la redistribución de poder y recursos. “La apuesta es a que la imagen valga más que mil denuncias”, concluye, encapsulando la esencia de su crítica en torno a la administración actual y su manejo de la opinión pública.
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