
Es común que al acudir a realizar nuestras compras al supermercado o tiendas de conveniencia muchos de los productos que consumimos vienen enlatados.
Las latas sin abrir se pueden almacenar en la despensa durante meses, siempre y cuando se mantengan fuera de algunas de las principales amenazas: el calor y la luz solar.
Sin embargo, al abrir las latas para consumir su contenido, la gran mayoría ignoramos algunas situaciones básicas que pueden poner en riesgo nuestra salud.
¡Cuidado!
El proceso de enlatado consiste, básicamente, en sellar las latas a presión y posteriormente esterilizarlas, es decir, calentarlas por un tiempo determinado y a cierta temperatura hasta eliminar todos los microorganismos e inactivar enzimas.
Al abrir una lata, de cualquier producto, de inmediato comienza el proceso de oxidación de las mismas, así como el crecimiento de bacterias y hongos, al igual que la presencia de Clostridium botulinum, que son las toxinas que causan el botulismo, una enfermedad grave causada por una toxina que ataca los nervios del cuerpo humano.
Las latas para almacenar alimentos y bebidas son envases metálicos hechos, sobre todo, de aluminio y acero laminado resistente a la oxidación, da protección y conserva al alimento mientras permanece cerrada, pero todo esto se pierde en el preciso momento en el que la abrimos. Razón por la que no es aconsejable dejar el alimento en su interior una vez abierto.
Lata abierta
Al abrir el producto de inmediato se detonan procesos en su interior que pueden afectar directamente al producto o bebida, previamente protegidos, es decir, el alimento ya se convierte en perecedero y empieza la cuenta atrás en su descomposición.
- Lixiviación de metal en los alimentos. Con el paso del tiempo, una mínima cantidad de metal se transfiere al contenido de los alimentos, esto aumenta cuando se introduce oxígeno tras la apertura. Una salsa de tomate o piñas en almíbar pueden reaccionar con el borde metálico dándole un sabor metálico.
- Oxidación. La combinación de acidez y oxígeno crea una reacción que recubre la lata con un material grisáceo que puede desprenderse a la comida, un proceso desagradable aunque no peligroso. Se trata de un proceso de oxidación que tan solo afecta el aspecto estético.
- Absorción de otros sabores. Al abrir una lata, la comida está expuesta al aire, por lo que, sin que implique un riesgo, pueden absorberse otros sabores desagradables al ingerirlos.
Recomendaciones
- Vaciar el contenido sobrante en un recipiente de vidrio o plástico con tapa y refrigerarlo.
- En el caso de líquidos, vaciarlos en un recipiente de plástico.
- Al almacenarlos en otro envase, pueden durar entre tres o cuatro días refrigerados.
- Al traspasarlos a otro envase se recomienda conservar el caldo o líquido original de la lata.

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