Lateralidad olfativa: los perros usan diferente fosa nasal para percibir emociones humanas o caninas

El estudio comprobó que estos animales activan hemisferios cerebrales distintos según el origen de las fragancias detectadas

Guardar
La lateralidad sensorial en perros
La lateralidad sensorial en perros se manifiesta en el uso asimétrico de las fosas nasales ante estímulos emocionales. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Además de percibir el mundo a través del olfato, los caninos tienen la capacidad de procesar las emociones ajenas de manera diferenciada según el origen de la fragancia. De hecho, un estudio publicado en la revista Investigación del Cerebro Conductual (Behavioural Brain Research) reveló que emplean de forma asimétrica sus fosas nasales al olfatear estímulos emocionales, utilizando la derecha para aromas de otros canes en situaciones de estrés y la izquierda para olores humanos asociados a miedo o estrés físico.

La lateralidad sensorial, es decir, la tendencia a utilizar preferentemente un lado del cuerpo o del cerebro para procesar ciertos estímulos, ha sido documentada en cánidos en los ámbitos visual y auditivo. Investigaciones previas, citadas por Behavioural Brain Research, incluso han mostrado que los perros tienden a usar el campo visual izquierdo (relacionado con el hemisferio derecho) para atender estímulos visuales de alta carga emocional.

En el plano auditivo, los canes giran la cabeza con la oreja izquierda hacia adelante ante sonidos amenazantes, mientras que, al percibir vocalizaciones de otros perros, la preferencia se invierte hacia la derecha.

El olfato canino, considerado el sentido más relevante en la comunicación social, también ha mostrado patrones de lateralidad, aunque hasta ahora no se había comparado la respuesta ante olores de origen canino y humano en contextos emocionales.

¿En qué consistió el estudio?

La nariz húmeda ayuda a
La nariz húmeda ayuda a los perros a captar mejor los olores, porque la humedad atrapa partículas aromáticas del aire.

La investigación analizó el comportamiento de 31 perros domésticos de diferentes razas, edades y tamaños, todos ellos mascotas que vivían en hogares. El grupo incluyó 11 machos y 20 hembras, con una parte de los animales castrados.

Para los estímulos olfativos, se recolectaron muestras de aroma de cuatro hombres sanos, no fumadores, de entre 25 y 27 años, y de tres perros machos de entre dos y ocho años.

Los olores humanos se obtuvieron en situaciones que inducían miedo o estrés físico, como la visualización de películas que provocaban emociones intensas, lo que se confirmó mediante el aumento de la frecuencia cardíaca de los donantes. Los caninos, por su parte, se recogieron durante situaciones de aislamiento, consideradas estresantes para los ‘lomitos’.

Qué nos dice la nariz de los perros

La parte del cerebro canino
La parte del cerebro canino dedicada al olfato es unas 40 veces mayor que la de los humanos en proporción al tamaño.

El análisis de los datos, presentados en Behavioural Brain Research, los perros utilizaron de manera consistente la fosa nasal derecha al olfatear olores de otros canes recolectados en situaciones de estrés, lo cual implica la activación del hemisferio derecho, tradicionalmente vinculado al procesamiento de estímulos amenazantes o novedosos.

En contraste, al olfatear olores humanos asociados a miedo o estrés físico, los ‘lomitos’ emplearon preferentemente la fosa nasal izquierda, lo que sugiere la participación predominante del hemisferio izquierdo, asociado a la felicidad. Este sesgo opuesto en la lateralidad indica que los caninos procesan de manera diferenciada las señales químicas según su origen, ya sean conespecíficas (de otros perros) o heteroespecíficas (de humanos).

La investigación sugiere que la asimetría observada en el uso de las fosas nasales podría reflejar diferentes vías sensoriales para la comunicación emocional intraespecífica e interespecífica. Además, los resultados apoyan la hipótesis de que los perros pueden detectar los estados emocionales de los miembros de su grupo social, tanto caninos como humanos, a través del olfato.

En general, el estudio evaluó la reactividad conductual y fisiológica de estos animales de compañía ante los diferentes olores, constatando que tanto las fragancias caninas como las humanas, recogidas en condiciones emocionales diversas, provocaban respuestas distintas en los animales.

Por otro lado, también se confirmó que los cánidos pueden discriminar entre señales olfativas de sus congéneres, como las relacionadas con el estado reproductivo, y que muestran interés por áreas corporales humanas específicas, lo cual permitió concluir que los aromas emitidos por distintas partes del cuerpo aportan información de diferente índole.