
La convivencia entre humanos y gatos se remonta a miles de años, pero la relación sigue marcada por numerosos malentendidos y creencias erróneas que afectan tanto al bienestar de los felinos como a sus dueños.
A pesar de la popularidad de los mininos como mascotas en todo el mundo, persisten mitos sobre los gatos relacionados con su comportamiento felino y necesidades, que la ciencia ha desmentido.
La revista digital Popular Science ha recopilado cuatro datos equivocados más difundidos sobre estos animales y los confronta con evidencia científica de especialistas internacionales, con el objetivo de mejorar la comprensión y el vínculo entre humanos y felinos.
A continuación, se abordan estos mitos y se explica por qué es momento de dejar atrás ciertas ideas preconcebidas.
Mito 1: los gatos deben beber leche

El primer mito, ampliamente difundido por la cultura popular, sostiene que la leche es un alimento adecuado para los mininos, sin embargo, la realidad es opuesta.
Julia Henning, candidata a doctorado en Comportamiento Felino en la Universidad de Adelaida, citada en Popular Science, explicó que la mayoría de los gatos pierden la capacidad de digerir la lactosa tras el destete, que ocurre entre las seis y doce semanas de vida.
“Tras el destete, los gatitos dejan de producir la enzima lactasa, necesaria para digerir la lactosa de la leche”, señaló Henning. Como resultado, la mayoría de los gatos adultos son intolerantes a la lactosa, lo que puede provocarles diarrea, hinchazón, vómitos e incluso complicaciones graves.
Además, la experta advirtió que estas mascotas suelen ocultar su malestar, ya que en la naturaleza mostrar debilidad los haría vulnerables a los depredadores. Por ello, es recomendable evitar por completo los productos lácteos en la dieta felina, ya que el hecho de que un ejemplar beba leche sin mostrar síntomas evidentes no significa que no esté sufriendo consecuencias negativas.
Mito 2: los gatos son animales nocturnos

Aunque muchos dueños perciben que sus compañeros de cuatro patas están activos durante las horas nocturnas, Popular Science aclara que los gatos son en realidad animales crepusculares, lo que significa que su mayor actividad ocurre al amanecer y al anochecer, en sintonía con los hábitos de sus presas naturales, como aves y roedores.
Stephen Quandt, especialista en comportamiento felino, explicó que los gatos evolucionaron para cazar en condiciones de poca luz, aprovechando los momentos en que sus presas están más activas. Aunque pueden mostrar actividad durante la noche, no permanecen despiertos todo ese periodo ni duermen exclusivamente durante el día.
Quandt sugirió que, si el comportamiento nocturno de un gato resulta problemático, una sesión de juego antes de dormir y una pequeña ración de alimento pueden ayudar a recrear su ciclo natural de caza y favorecer el descanso nocturno.
Mito 3: el ronroneo siempre indica felicidad

El ronroneo, por su parte, suele interpretarse como una señal inequívoca de felicidad. No obstante, la Asociación Americana de Hospitales de Animales, citada por Popular Science, advierte que el ronroneo puede tener múltiples significados.
Si bien es cierto que los gatos suelen ronronear cuando están satisfechos, también pueden hacerlo en situaciones de estrés, dolor o como una forma de autoconsuelo; además, algunos gatos ronronean para pedir comida o para relajarse antes de dormir.
Por este motivo, Popular Science recomienda observar el lenguaje corporal y el contexto general del animal para interpretar correctamente el significado de dicho sonido, en lugar de asumir que siempre indica bienestar.
Mito 4: los gatos no se encariñan con sus dueños

Finalmente, existe la idea de que esta especie no desarrolla un vínculo afectivo con sus cuidadores, a diferencia de los perros, pero esta percepción ha sido refutada por investigaciones recientes.
La Dra. Kristyn Vitale, investigadora de la Universidad de Oregón, lideró en 2019 un estudio que demostró que los gatos pueden establecer un apego seguro con sus tutores humanos, similar al que muestran los perros.
En el experimento, los mininos se sometieron a una breve separación y reencuentro con sus dueños en un entorno desconocido. Aquellos con un apego seguro mostraron menos signos de estrés en presencia de sus cuidadores. Vitale concluyó que la mayoría de los gatos utilizan a los humanos como fuente de consuelo, lo que evidencia la capacidad de los felinos para formar lazos afectivos profundos.
De esta forma, la ciencia muestra que el apego de los felinos a los humanos puede ser tan relevante como el de otras especies, y que comprender mejor este vínculo contribuye a una convivencia más enriquecedora para ambos.
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