Científicos revelan el papel de los pingüinos como dispersores de sustancias tóxicas en la Antártida

El estudio detectó concentraciones elevadas de cobre, zinc y otros elementos en colonias de aves, con potencial impacto sobre organismos acuáticos y la cadena alimentaria

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El deshielo y el aumento
El deshielo y el aumento de lluvias podrían movilizar los contaminantes acumulados. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un equipo de investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), en colaboración con las universidades de Santiago de Compostela, Barcelona y Oviedo, documentó cómo los pingüinos tienen el potencial de actuar como agentes de dispersión de contaminantes en los suelos de la Antártida.

El estudio, publicado recientemente en la revista científica Geoderma y difundido por la agencia de noticias EFE, se basa en muestras recogidas en colonias del género Spheniscidae ubicadas en las islas Livingston y Decepción, al noroeste de la península Antártica, lo cual estuvo a cargo de Cristina García-Hernández y Jesús Ruiz Fernández, profesores del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo.

Los resultados muestran un enriquecimiento significativo en nutrientes, metales pesados como cobre y zinc, así como compuestos orgánicos, entre ellos, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs). Con base en ello, según las conclusiones del equipo científico, los pingüinos actúan como “vectores biológicos capaces de transferir contaminantes desde el medio marino hacia los ecosistemas terrestres antárticos”.

Los investigadores identificaron múltiples fuentes de estos contaminantes, entre ellas se destacan la actividad biológica de las aves, la actividad volcánica en la isla Decepción y, en menor medida, la acción humana relacionada con bases científicas y turismo. Lo preocupante es que, en algunos puntos, los niveles de ciertos metales superaron los valores de referencia internacionales.

Aunque los suelos no muestran efectos inmediatos, existe un riesgo potencial, pues “si se filtran hacia riachuelos o aguas costeras, podrían afectar a organismos acuáticos extremadamente sensibles, como el plancton, base de la cadena alimentaria marina”, advirtió Begoña Pérez, primera autora del estudio e investigadora del Centro Oceanográfico de Vigo (IEO-CSIC), citada por EFE.

PAHs: una presencia inesperada en la región polar

La presencia de esta sustancia
La presencia de esta sustancia en la Antártida se asocia a la actividad volcánica y al guano de aves.

Entre los hallazgos del estudio destaca la ya mencionada detección de hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs) en el suelo de las colonias de pingüinos. Este tipo de compuestos contaminantes, que en otros puntos del planeta están vinculados principalmente a la quema de combustibles fósiles, presentan en la Antártida un origen diferente.

En la isla Decepción, los PAHs se asocian principalmente a la intensa actividad volcánica de los últimos siglos, mientras que en Livingston su origen está más relacionado con el guano de las aves estudiadas.

Pese a que “las concentraciones halladas no alcanzan niveles de alarma y son entre 50 y 1,000 veces inferiores a los que generan efectos tóxicos en los organismos marinos”, el hallazgo es relevante porque “rompe con la idea de que la Antártida es un entorno inalterado”, explicó Begoña.

Dicho descubrimiento aporta evidencia de que los ecosistemas polares son más vulnerables de lo que se pensaba, y revela cómo procesos naturales y biológicos pueden contribuir en gran medida a la contaminación de estos territorios.

Amenazas para la cadena trófica

El comportamiento social de estas
El comportamiento social de estas aves favorece la concentración de sustancias tóxicas en áreas específicas.

El estudio también expone una advertencia sobre el papel del cambio climático en el avance de estos contaminantes. Según la información proporcionada por EFE, el aumento de precipitaciones y el deshielo del permafrost podrían trasladar los metales y PAHs desde el suelo y el guano hacia lagos y zonas costeras, generando consecuencias potencialmente graves para los ecosistemas.

Al respecto, el catedrático de la Universidade de Santiago de Compostela e investigador del CRETUS, X.L. Otero, coordinador del estudio, recalcó: “Los pingüinos son esenciales para el equilibrio de la vida en la Antártida, pero también pueden convertirse en una fuente natural de contaminación en un ambiente extremadamente frágil”.

De acuerdo con el zoológico de Denver, los pingüinos son animales sociales que anidan en grupos de 50 a 100 individuos, utilizando vocalizaciones para establecer vínculos de pareja, defender los sitios de anidación y comunicarse tanto en el océano como en tierra, una estructura social que posiblemente contribuye a la concentración de estos contaminantes en áreas específicas.