
En 2018, Emily Bott, de 28 años, y su esposo Dylan Loewke, de 30, originarios de Rochester, Nueva York, adquirieron una antigua granja sin imaginar que la propiedad ya estaba ocupada por una colonia de gatos de granero, pero lejos de considerar su presencia un inconveniente, la pareja decidió asumir la responsabilidad de su cuidado, lo que eventualmente dio origen a Freedom Farmhouse Sanctuary, un santuario animal en crecimiento.
Durante la primera visita a la granja, los felinos ya eran visibles en el jardín delantero, no obstante, en ese momento, la permanencia de los animales no estaba asegurada, pues los agentes inmobiliarios aseguraron que no estarían allí para cuando la pareja se mudara. Sin embargo, Loewke solicitó expresamente que los gatos pudieran permanecer en la propiedad.
“Una vez que aceptaron nuestra oferta por la casa, mi novio se encargó de solicitar que los gatos se quedaran”, explicó Bott para The Dodo For Animal People, una plataforma con enfoque emocional hacia el cuidado y la defensa de los animales. Aunque ella no tenía experiencia previa con felinos, su trabajo reciente en la Granja Lollypop de la Sociedad Protectora de Animales en Rochester le permitió tomar la decisión de asumir su cuidado inmediato, esterilizarlos y vacunarlos, e incluso, si era necesario, buscarles un nuevo hogar, aunque lo último nunca fue necesario.
Una familia felina que originó todo

Tras la mudanza, la pareja descubrió que los cuidados proporcionados por los propietarios anteriores eran mínimos y se reducían, básicamente, a ofrecer comida seca, razón por la que los animales presentaban diversos problemas de salud.
“Como nunca habíamos tenido gatos, esta iniciativa fue todo un reto. Pero durante nuestro primer año aquí, pudimos esterilizarlos y vacunarlos a todos, además de proporcionarles el refugio necesario”, explicó Bott para The Dodo.
Inicialmente, solo una de las gatas, llamada Valencia, era lo suficientemente sociable para interactuar con los nuevos dueños, no obstante, con el tiempo y mediante un proceso de paciencia y constancia, el resto de los felinos comenzó a ganar confianza.
“Pasé muchas noches sentada en la entrada de mi casa tirándoles golosinas, dándoles hierba gatera y entreteniéndolos con juguetes”, detalló Bott, quien también confesó que algunos de los gatos tardaron años en permitir el contacto humano.
Posteriormente, pese a que algunos de los animales mantuvieron cierto grado de distancia, todos ellos mostraron, a su manera, una relación de confianza con la pareja. De esa forma, cada gato fue nombrado y su carácter identificado por sus cuidadores.
“Cada vez que salgo, me saludan de inmediato. Hay un par que me sigue a casi todas partes de la propiedad... Tengo un equipo entero que me acompaña hasta la entrada para recoger mi correo”, añadió Bott hace unos años en la entrevista ofrecida.
Como parte del proceso de rehabilitación y adaptación, Loewke diseñó y construyó una estructura independiente destinada exclusivamente para los gatos. La obra, realizada con la ayuda del padre del hombre, tomó aproximadamente cuatro fines de semana y representó una inversión de 2,500 dólares.
Según Bott, “a los gatos les encantan todas las zonas para trepar y poder estirarse y posarse junto a las ventanas”, indicó en declaraciones recogidas por Zenger News y difundidas por la revista Newsweek.
La fundación de un santuario

El compromiso inicial con los mininos dio paso, con el tiempo, a un proyecto más amplio de rescate y cuidado de animales. Inspirados por su experiencia con la colonia felina, Bott y Loewke comenzaron a recibir también otros animales comúnmente víctimas de abandono o maltrato, tales como burros, cabras, perros y conejos. Así nació Freedom Farmhouse Sanctuary, un refugio destinado al bienestar de animales de granja y otras especies en situación vulnerable.
El santuario fue inaugurado oficialmente el sábado 26 de julio de 2025 y actualmente alberga a una variedad de animales que incluye a los gatos Pierogi, Sweetie, Valencia, Maci, Bronco, Goldie, Tofey, Spice, Beaux y Peep; los burros Sammy y Molly; las cabras Billy Bob, Vincent Van Goat, Alfalfa y Darla; los perros Buck y Tex; y el conejo Bugs. Desafortunadamente, algunos de los animales originales han fallecido, entre ellos los gatos Peach, Squints, Pumpkin y Dusty, así como el burro Petey.
“Estamos increíblemente emocionados de abrir nuestras puertas y compartir el corazón de Freedom Farmhouse con la comunidad”, señaló Bott durante la apertura.
“Con el paso de los años, hemos aprendido muchísimo de estos antiguos gatos salvajes, animales que a menudo son menospreciados por la sociedad. Su experiencia nos ha inspirado a hacer lo mismo con otros animales”, concluyó Bott en la página oficial del refugio.
De esa forma, una situación inesperada, se transformó en un proyecto sostenible de rescate, cuidado y educación en torno al bienestar animal, motivada por el cariño y el compromiso de dos impulsores que solo querían comprar una casa.
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