
El pasado viernes 25 de julio, la agrupación Perros de Búsqueda y Rescate de la UNAM informó con pesar el fallecimiento de Hueso, uno de sus ejemplares más emblemáticos. Conocido por su valentía y dedicación, él fue un perro rescatista que participó activamente en labores de emergencia, destacando especialmente durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 en la Ciudad de México, donde colaboró en la localización de personas atrapadas entre los escombros.
Su historia, sin embargo, comenzó definida por el abandono, ya que fue encontrado en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe, uno de los puntos de peregrinación más concurridos del país, especialmente el 12 de diciembre, día en que se conmemora a la Virgen cuyo recinto lleva su nombre. Cada año, millones de fieles acuden a este sitio acompañados de sus mascotas, pero muchos de estos animales no logran regresar a casa.
A lo largo de los años, las organizaciones de protección animal y autoridades han denunciado reiteradamente el abandono masivo de mascotas tras estas jornadas religiosas, pues se estima que entre 200 y 300 perros son dejados a su suerte anualmente, expuestos a accidentes, enfermedades y condiciones extremas. A estos cánidos se les conoce como “perros peregrinos”.
Según legisladores y activistas, los albergues tanto públicos como privados no son suficientes para atender la magnitud del problema, lo que deja a estos seres en una situación de absoluta vulnerabilidad. Hueso fue uno de esos perros, pero su historia no terminó en el abandono, pues gracias al encuentro con su futuro guía y a la labor de la Unidad Canina de la UNAM, tuvo una segunda oportunidad que no sólo le salvó la vida, sino que le permitió salvar otras.
El rol de Hueso durante el 19 de septiembre de 2017

El 19 de septiembre de 2017, a las 13:14 horas, un sismo de magnitud 7.1 sacudió el centro del país. Con epicentro entre los estados de Puebla y Morelos, el movimiento telúrico se sintió con fuerza en la Ciudad de México y tuvo una duración superior a los 90 segundos en algunas zonas del Valle de México. Fue el terremoto más devastador que México había enfrentado desde 1985, dejando decenas de edificios colapsados y cientos de personas atrapadas.
En medio de la emergencia, Hueso, como parte de la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate de la UNAM (UNAMK9), participó activamente en las labores de localización de personas entre los escombros. Es importante destacar que, junto a su guía, Javier Sotomayor Hernández, quién lo rescató de las calles, Hueso logró convertirse en el primer binomio de la UNAM con certificación internacional.
Al respecto, de acuerdo con Julio Alejandro Velázquez Rodríguez, coordinador de la Unidad Canina, los perros rescatistas son entrenados para detectar a personas atrapadas mediante su olfato, el cual es hasta 50 veces más sensible que el del ser humano. “Lo que el perro detecta es la concentración de CO₂ que emite una persona atrapada. Cuando identifica una presencia, indica a su guía mediante un ladrido o un comportamiento previamente entrenado”, explicó.
Qué es la Unidad K9 de la UNAM

La historia de Hueso está íntimamente ligada al trabajo de la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate de la UNAM, un grupo especializado que surgió tras los sismos de 1985. Ante la falta de equipos nacionales, la llegada de brigadas extranjeras con perros entrenados inspiró a veterinarios universitarios a formar una unidad propia. Así, en 1986 nació este grupo dentro de la Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria (DGAPSU).
Hoy, la Unidad K9 de la UNAM cuenta con reconocimiento nacional e internacional, según lo detallado por la Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP) de la UNAM. Sus integrantes, tanto humanos como caninos, han sido capacitados en países como España, Portugal, Colombia, Bélgica y Alemania, y han participado en competencias mundiales en Francia, Eslovenia y Austria, representando a México con orgullo.
La formación de estos binomios requiere dedicación, constancia y empatía, no obstante, según la Gaceta UNAM, cualquier persona interesada en formar parte del equipo puede hacerlo, sin necesidad de contar con una raza específica. Se recomienda, sin embargo, que los perros sean de tamaño pequeño o mediano para facilitar su ingreso a espacios reducidos, como ocurre en derrumbes y zonas colapsadas.
La convocatoria siempre está abierta y se puede acceder enviando un correo a la dirección etapaseleccionunamk9@gmail.com, donde se evaluará el perfil del guía y del animal. Al respecto, la Gaceta resalta que lo más importante no es la raza, sino el compromiso con la misión de ayudar a salvar vidas.
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