
Un jurado compuesto por seis personas declaró a Ian McKeever inocente de la acusación de sobrecargar al caballo Ryder, que se desplomó mientras era llevado hacia su establo en un caluroso día de agosto de 2022, con una temperatura de 29 grados Celsius (84 grados Fahrenheit).
El caballo permaneció tendido durante casi una hora en una avenida cercana a Times Square, mientras transeúntes preocupados se acercaban y la policía lo refrescaba con mangueras y hielo.
Raymond Loving, abogado de McKeever, aseguró que el caballo no cargaba con un peso excesivo y que simplemente tropezó al cambiar de carril en una calle de Manhattan. “El veredicto fue muy satisfactorio y representa un duro desafío superado para él”, comentó Loving en entrevista para The Associated Press.
Testimonios y Discrepancias en el Caso Ryder

Caroline Londahl-Smidt, testigo presencial de los hechos , relató que observó a McKeever sacudir las riendas en un intento aparente de apresurar al animal, lo que generó inquietud sobre el trato que recibía Ryder.
La fiscal de distrito en Manhattan, Sophie Robart, presentó ante el jurado el argumento de que McKeever habría “empujado a Ryder más allá de sus límites físicos”, lo que provocó que el equino colapsara.
Sin embargo, la defensa sostuvo que el caballo no sufrió sobrecalentamiento ni maltrato y que McKeever actuó con responsabilidad para ayudar al animal a ponerse de pie, recordando que estar acostado durante mucho tiempo puede perjudicar la salud del animal.
Camilo Sierra, veterinario especializado en carruajes de caballos, declaró ante el jurado que, según su estimación, Ryder tenía entre 28 y 30 años. Por otro lado, el sargento de policía Vincent Fontana testificó que McKeever le había informado que el caballo contaba con apenas 13 años.
Pese a estas discrepancias iniciales, la edad de Ryder fue finalmente fijada en 26 años, que corresponde a la edad máxima permitida por la ley para trabajar como caballo de carruaje en la ciudad.
Evaluación del estado de salud de Ryder tras el colapso

Tras ser refrescado con agua, el sargento Vincent Fontana midió la temperatura y la frecuencia respiratoria de Ryder, encontrando que ambos parámetros estaban dentro de rangos normales, aunque la respiración del caballo se encontraba ligeramente elevada. Esto indicaba que, a pesar del esfuerzo, Ryder no presentaba signos evidentes de sobrecalentamiento en ese momento.
Más tarde esa misma noche, en el establo, el Dr. Camilo Sierra realizó un examen más detallado del caballo. Encontró a Ryder alerta y con signos vitales estables, lo que mostraba que el animal aún mantenía ciertas funciones básicas normales pese al colapso ocurrido horas antes. Sin embargo, Sierra notó que el caballo caminaba de manera débil y que presentaba un peso notablemente bajo, evidenciando un estado general de fragilidad física.
A partir de estos hallazgos, el veterinario concluyó que Ryder probablemente sufría un problema neurológico que afectaba su condición y movilidad, lo cual pudo haber contribuido a su colapso. Este diagnóstico sugiere que no solo el esfuerzo físico sino también una afección médica subyacente incidieron en el estado de salud del caballo.
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