Barry, el legendario San Bernardo que salvó vidas en los Alpes y se convirtió en un símbolo de Suiza

El perro rescatista más famoso de los Alpes sigue cautivando al mundo más de dos siglos después de su muerte. Su historia representa el espíritu solidario y la tradición alpina de los suizos

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El cuerpo disecado de Barry,
El cuerpo disecado de Barry, símbolo nacional de Suiza, se exhibe en el Museo de Historia Natural de Berna.

Suiza tiene íconos que trascienden sus fronteras: el chocolate, el queso y... un perro. Su nombre es Barry y, aunque vivió hace más de 200 años, su figura sigue presente en museos, libros, estampillas y leyendas populares. Considerado el antecesor de los actuales perros San Bernardo, Barry fue un rescatador de montaña cuya fama y hazañas lo convirtieron en un emblema nacional.

Nacido en 1800 en el Hospicio del Gran San Bernardo, un albergue situado a 2 mil 500 metros de altitud en la frontera alpina entre Suiza e Italia, Barry se dedicó durante años a buscar y salvar a viajeros extraviados en los peligrosos pasos montañosos. Las inclemencias del clima y las avalanchas hacían de esta región un punto de alto riesgo, y los monjes agustinos del hospicio comenzaron a criar perros robustos y resistentes para las tareas de rescate.

Según los registros, Barry salvó al menos a 40 personas durante su vida, lo que le valió un lugar especial en la memoria colectiva suiza. Su cuerpo, cuidadosamente disecado, se exhibe hoy en el Museo de Historia Natural de Berna, donde miles de visitantes acuden a conocer de cerca al perro más célebre del país.

La verdadera historia de Barry

Más allá de los mitos,
Más allá de los mitos, la vida de Barry revela el origen de los perros de rescate suizos y su transformación en símbolo nacional.

Aunque Barry es sinónimo de heroísmo en Suiza, no toda su historia corresponde a los relatos románticos que se le atribuyen. Uno de los mitos más difundidos sostiene que el perro murió mientras rescataba a un niño medio congelado, o que un soldado de las tropas napoleónicas lo atacó con una bayoneta al confundirlo con un lobo. Sin embargo, las investigaciones históricas y científicas ofrecen una versión más sobria.

“Los grandes personajes no pueden simplemente morir en su cama, siempre hay que agregar algo de dramatismo”, comenta Marc Nussbaumer, zoólogo y asesor del Museo de Historia Natural de Berna. En realidad, el canino murió pacíficamente en la ciudad de Berna en 1814, ya retirado de sus labores tras años de servicio.

Nussbaumer, autor de un libro dedicado a este can, explica que Barry no era el único perro de rescate del hospicio, ni siquiera el primero, pero su figura se volvió representativa de todos los animales que durante siglos apoyaron a los rescatistas en los Alpes. “Es un caso de ‘primus inter pares’, el primero entre iguales. Representa a todos los perros que salvaron vidas en la montaña”, explica.

Otra leyenda popular es la del barril de licor colgado al cuello de Barry, supuesto símbolo de los perros de rescate alpino. En realidad, se trata de una invención propagada en el siglo XIX a partir de una pintura. Los San Bernardo jamás portaron barriles, aunque sí llevaban pequeñas alforjas con medicinas y útiles básicos para socorrer a los viajeros.

El San Bernardo, de perro rescatista a embajador de Suiza

La Fundación Barry en Suiza
La Fundación Barry en Suiza mantiene viva la raza San Bernardo y preserva el legado del célebre rescatador alpino.

Los actuales perros San Bernardo descienden de los robustos mastines alpinos criados en el Hospicio del Gran San Bernardo desde el siglo XVII. Si bien en sus inicios eran vitales para abrir camino entre la nieve y localizar personas atrapadas, su papel ha cambiado con los avances tecnológicos. Hoy, helicópteros, motos de nieve y drones lideran las labores de rescate en la región.

“Los San Bernardo modernos son demasiado pesados para ser transportados en helicópteros”, explica Rudolf Thomann, director de la Fundación Barry, dedicada a la preservación de la raza. Sin embargo, su carácter afable y su paciencia sin límites los han convertido en perros de terapia y acompañamiento para personas mayores, niños y jóvenes con problemas de conducta.

Cada año, la Fundación Barry cría alrededor de 20 cachorros. Como parte de la tradición, siempre hay un perro que lleva el nombre de Barry en honor al célebre rescatista. Su popularidad no solo se limita a Suiza. En países como Japón, turistas llegan a Berna exclusivamente para conocer su historia y visitar el museo que alberga su cuerpo disecado.

“Barry representa esperanza, heroísmo y la fiabilidad suiza”, afirma Michael Keller, de la Oficina de Turismo de Berna. “Es un símbolo, como el chocolate y el queso. Para muchos visitantes, es una de las primeras referencias que tienen del país”.

Una leyenda que sigue vigente… y una alerta por su raza

Activistas piden al gobierno suizo
Activistas piden al gobierno suizo frenar las exportaciones de San Bernardo ante casos de maltrato y consumo en Asia.

En 2014, al cumplirse 200 años de la muerte de Barry, el Museo de Historia Natural de Berna inauguró una exposición permanente en su honor. A través de recursos interactivos y material histórico, la muestra relata su vida, los peligros de los Alpes y la labor humanitaria de los monjes del hospicio.

No obstante, la popularidad de la raza también derivó en problemáticas contemporáneas. Organizaciones defensoras de los animales denuncian el tráfico y maltrato de perros San Bernardo en algunos países de Asia, donde son utilizados como alimento o supuestos afrodisíacos. La OIPA y asociaciones suizas han exigido al gobierno helvético medidas para restringir la exportación de estos animales y evitar que terminen víctimas de prácticas crueles.

“Es inconcebible que el perro más emblemático de Suiza pueda ser vendido para estos fines atroces”, denuncia Milly Schaer-Manzoli, presidenta de la OIPA. Los activistas reclaman mayores controles en los criaderos y la prohibición total de exportaciones hacia destinos de alto riesgo.

Mientras tanto, Barry sigue siendo un símbolo de altruismo y valentía. Aunque el tiempo y la tecnología hayan transformado las tareas de rescate en la montaña, su historia continúa inspirando a generaciones y recordando el papel fundamental que los animales han tenido en la supervivencia humana.