Cruzberto, el gato que supervisa la Cruz Roja de Toluca y alivia el estrés del personal

Con camiseta institucional, turnos nocturnos y rondines diarios, este felino aporta ternura y unión en el equipo de la organización humanitaria del Estado de México

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El gato supervisor acompaña al
El gato supervisor acompaña al personal durante los turnos nocturnos, brindando calma y compañía.—(Facebook, Cruz Roja Toluca)

Entre ambulancias, llamadas de emergencia y turnos de trabajo, un gato de pelaje naranja camina con paso firme por los pasillos de la Cruz Roja Mexicana de la ciudad de Toluca, en el Estado de México. No lleva gafete ni uniforme reglamentario, pero sí una camiseta roja con el emblema de la institución y un nombre bordado que lo identifica como parte del equipo: Cruzberto.

Este felino de lomo anaranjado y panza blanca tiene solo ocho meses de edad, pero se ha ganado un lugar en el corazón del personal de la institución, convirtiéndose en un símbolo de ternura, compañerismo y alivio emocional en uno de los entornos más exigentes de atención humanitaria.

Su historia comenzó de forma espontánea, pues llegó al lugar sin aviso, comenzó a recibir cariño y terminó adoptado por todo el equipo. Hoy, este minino no solo es el “supervisor” no oficial de la sede, sino también una presencia constante que acompaña guardias, supervisa ambulancias, y da la bienvenida tanto a estudiantes como a pacientes.

Un gato con vocación de servicio

El animal, sociable y tranquilo,
El animal, sociable y tranquilo, fue todo lo contrario al estereotipo del gato distante. Su carisma natural lo volvió parte del ambiente cotidiano. —(Facebook, Cruz Roja Toluca)

Cruzberto llegó a las instalaciones de manera inesperada y fue adoptado de inmediato por quienes laboraban en la sede. Miguel García, coordinador de Socorros, recordó que desde que el minino llegó asumió simbólicamente múltiples funciones de “supervisor”

El gato naranja inicia su jornada puntual, alrededor de las siete de la mañana y ya está listo para desayunar, no solo croquetas, también bocadillos que le comparten los alumnos; mas tarde inicia sus “rondines” para supervisar que todo marche de forma correcta en las instalaciones. Se le puede ver trepado en una ambulancia, explorando los salones con estudiantes o rondando la entrada, como si estuviera preparado para orientar al público.

Su popularidad aumenta cada vez más, y no es para menos. “Es todo lo contrario al estereotipo del gato huraño”, afirma el personal. Dócil, curioso y sociable, se gana el cariño de médicos, voluntarios y visitantes por igual. Su comportamiento tranquilo y afectuoso lo convirtió en una figura querida y respetada dentro del equipo, tanto que se le reconoce simbólicamente como paramédico, operador telefónico y, por supuesto, el rol de supervisor.

Mario Vázquez, presidente de la Cruz Roja Toluca-Metepec, explicó en entrevista con El Universal que el nombre Cruzberto fue elegido como un guiño cariñoso a la institución: “Cruz”, en referencia directa a la organización, y “Beto”, como un apodo afectivo.

Durante las noches, Cruzberto descansa junto a los operadores nocturnos. “Nosotros no podemos dormirnos, pero él llega de noche y se acuesta a dormir, se queda con nosotros toda la noche”, comentan con ternura sus colegas. La relación con el equipo es tan estrecha que todos participan en su cuidado y bienestar para asegurarse de que coma, que no se lastime y que tenga compañía.

El valor terapéutico de un gato en entornos de emergencia

Dócil y sociable, este gato
Dócil y sociable, este gato naranja se ha convertido en símbolo de empatía en la Cruz Roja de Toluca.—(Facebook, Cruz Roja Toluca)

En instituciones donde las emociones suelen fluctuar entre la urgencia y la tensión, la compañía de un animal puede representar un alivio significativo. Además de su trabajo como supervisor, Cruzberto se desempeña como gato de apoyo emocional, pues tan solo con estar cerca, permite que los trabajadores puedan regular sus emociones a través de caricias felinas.

La presencia de animales en espacios de trabajo es recomendada como una herramienta de bienestar emocional, según . Si bien los gatos no suelen asociarse con el trabajo en equipo como los perros, sus características únicas —como la calma, la independencia y la sensibilidad al entorno— pueden ser valiosas en contextos hospitalarios o de atención a la crisis.

El carácter dócil, curioso y cercano de “Beto”, junto con su inteligencia social, lo convierte en un agente de confort en un espacio donde el desgaste emocional es constante. Este tipo de interacción cotidiana puede aliviar el estrés, reducir la ansiedad y fortalecer el vínculo entre colegas, generando una cultura organizacional más empática y cohesionada.

De acuerdo con Purina, los gatos como mascotas dentro de los empleos reducen la ansiedad y el estrés, combaten la depresión, proporcionan apoyo emociona y mejoran la salud mental.