Las ranas que ladran como perros, el extraño fenómeno que desconcertó a una familia en Vietnam

Un video viral muestra el extraño sonido llevó a una familia a pensar que había perros sufriendo maltrato, pero se trataba de un par de anfibios insólitos llamando a otros de su especie

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La mujer y su esposo se sorprendieron cuando descubrieron que se trataba de ranas y no de perros lo que vivía en el jardín de a la lado Crédito: —(Instagram, life.renovations)

Una familia en Vietnam pasaba noches enteras en vela, escuchando a los perros del vecino ladrar incansablemente. Y es que cada día, sin falta, el mismo sonido era insistente y parecía algo que necesitaba ser atendido de lo agudo y persistente que era. Al mismo tiempo, el supuesto can no dejaba dormir, por lo que los adultos se preocuparon.

La madre de familia, Natalie, intentó mantener la calma, pero sus sospechas fueron en aumento, ya que consideró que quizá los ladridos ocultaban una situación de maltrato o abandono animal, por lo que recurrió a sus vecinos para aclarar la situación, pero ellos le dijeron que su perro se encontraba bien y que no había estado ladrando. Mientras, el sonido seguía, día y noche.

Finalmente, la mujer no pudo frenar su curiosidad y las ganas de saber qué era lo que sucedía con el animal que no dejaba de ladrar. Sin embargo, loque descubrió no solo resolvió el misterio, sino que la llevó a protagonizar una historia viral donde no había ningún perro, sino un par de ranas.

El misterio de los ladridos que no venían de perros

Lo que parecía una situación
Lo que parecía una situación angustiante terminó siendo un descubrimiento asombroso que cambió por completo la perspectiva de la familia. —(Instagram, @life.renovations)

Cuando Natalie, de 37 años, y su familia llegaron al alojamiento vacacional en Huyan, Vietnam, no imaginaron que lo que parecía ser una estancia tranquila sería un lugar de insomnio y desconcierto. Apenas instalados, comenzaron a escuchar ladridos provenientes del exterior, día y noche. El sonido no solo perturbaba la paz, sino que también impedía que sus hijos descansaran. Al principio, pensaron que era parte del entorno, tal vez uno o varios perros callejeros o mascotas de algún vecino cercano. Pero algo no cuadraba.

“Uno no puede quejarse de que los perros ladren, pero le dije al dueño que estaba preocupada. No me parecía normal”, comentó Natalie a Newsweek. La intensidad y la constancia del sonido la inquietaban, pues no se trataba de ladridos esporádicos ni de animales claramente visibles. El ruido parecía estar en todas partes y en ninguna. Las palabras de los vecinos tampoco ayudaban. Aseguraban que sus perros estaban bien, enjaulados, y que no había razón para alarmarse.

Convencida de que podía tratarse de un caso de maltrato animal, Natalie decidió contactar a organizaciones locales de bienestar animal para denunciar lo que pensaba eran ladridos incesantes provenientes de perros encerrados o descuidados. Nadie, ni siquiera los expertos, pudo darle una explicación clara. Pasaron dos semanas, y la familia dejó temporalmente el alojamiento. Sin embargo, al regresar, los ladridos persistían. Fue entonces cuando Natalie, aún preocupada, volvió a plantearle su inquietud al propietario del sitio. La respuesta que recibió fue tan desconcertante como reveladora: “Ah, volvimos a hablar con los vecinos. Son ranas de verdad”.

Desconcertada, Natalie no supo cómo reaccionar. “¿De qué están hablando?”, recordó haber dicho. Su esposo, escéptico, buscó en internet el término “rana ladradora”, y para su sorpresa, encontró múltiples resultados que confirmaban que estos anfibios realmente existían. Ante la intriga, la mujer decidió comprobarlo con sus propios ojos y sostuvo su teléfono por encima de una cerca y vio a un grupo de estos anfibios vocalizando intensamente.

“Son pequeñitos, pero no paran de estar día y noche”, relató. “Pensé que era un perro que provocaba a otro, pero no, ¡son ranas! Es muy gracioso. Me da un poco de vergüenza haber contactado con todas estas organizaciones benéficas de animales, pero al menos lo intenté”.

El video que Natalie grabó se volvió viral en Instagram, acumulando más de un millón de reproducciones. En el clip se puede ver cómo se acercan a una de las ranas mientras los “ladridos” continúan de fondo. El video estaba subtitulado con humor: “Los ladridos continúan TODO el día y TODA la noche al lado de donde nos estamos quedando” y en la descripción, la mujer bromeó sobre cuáles eran los “perros del vecino”. En los comentarios, los usuarios de internet dijeron que la historia terminó con un final aún mejor de lo esperado.

¿Por qué las ranas “ladran”?

Aunque la situación fue desconcertante
Aunque la situación fue desconcertante en un inicio, la experiencia se convirtió en una anécdota inolvidable para la familia con las ranas que pueden ladrar.- (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aunque resulte difícil de creer, las ranas que Natalie descubrió durante sus vacaciones en Vietnam no son una rareza aislada. Existen varias especies conocidas como “ranas ladradoras”, llamadas así precisamente por su capacidad de emitir vocalizaciones que, al oído humano, suenan muy parecidos a los ladridos de un perro.

De acuerdo con Newsweek, la especie que probablemente Natalie y su familia escucharon en Huyan es la Theloderma corticale, más conocida como rana musgosa vietnamita. Este anfibio es originario del norte de Vietnam y se distribuye en bosques húmedos montañosos, así como en paisajes kársticos de piedra caliza. Es una rana de hábitos arborícolas, difícil de detectar a simple vista gracias a su extraordinario camuflaje: su piel rugosa, moteada de tonos verdes, marrones y negros, imita con precisión la textura y el color del musgo que cubre las rocas.

De acuerdo con el Acuario Michin, la vocalización de estas ranas se emite principalmente durante la temporada de reproducción. Los machos producen llamadas para atraer a las hembras y también para marcar territorio frente a otros machos. En ciertas especies, como la Physalaemus cuvieri de Sudamérica, este llamado se manifiesta como un breve pero potente sonido que recuerda inequívocamente al ladrido de un perro. Se trata de una estrategia evolutiva muy efectiva, pues utiliza un sonido agudo, repetitivo y penetrante que se puede escuchar a gran distancia incluso en entornos densamente vegetados o durante la noche.

El mecanismo detrás de esta vocalización involucra la vibración de las cuerdas vocales, amplificada por un saco vocal que actúa como caja de resonancia. En el caso de las ranas ladradoras, la estructura y elasticidad de este saco permiten emitir sonidos que rompen con el típico “croar” asociado a los anfibios. Aunque su función es principalmente reproductiva, también puede tener un rol disuasivo frente a depredadores o competidores.

Si bien el término “rana ladradora” no está restringido a una sola especie, existen al menos tres que han ganado notoriedad por este tipo de sonido:

  • Hyla gratiosa, conocida como barking treefrog, es común en el sureste de Estados Unidos. Habita zonas boscosas y húmedas, y su llamada es lo suficientemente fuerte como para escucharse desde varios metros de distancia.
  • Physalaemus cuvieri, presente en Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia, es pequeña pero poderosa. Su ladrido es característico, especialmente durante las lluvias, cuando los machos se agrupan en zonas acuáticas para atraer pareja.
  • Theloderma corticale, la rana musgosa de Vietnam, combina su vocalización con una apariencia críptica, lo que la hace aún más intrigante. Aunque no es tan conocida en Occidente, es muy codiciada en el mercado de mascotas exóticas, lo que representa una amenaza para su conservación.

En México, aunque el nombre “rana ladradora” también se ha usado para referirse a especies como Craugastor yucatanensis, el sonido que emiten estas ranas dista bastante del ladrido. De hecho, esta especie produce un breve “beep” de menos de medio segundo, que se repite cada diez segundos y tiene una frecuencia sonora elevada, más parecida a un pitido electrónico que a un ladrido.

La razón por la cual el sonido de ciertas ranas puede confundirse tan fácilmente con el de un perro tiene que ver con la frecuencia, el ritmo y el volumen. La voz de un perro pequeño —como un chihuahua o un terrier— y la de una rana ladradora comparten características acústicas, ya que ambos emiten sonidos breves, agudos, con un patrón repetitivo.