
Los felinos domésticos perciben el mundo de manera muy diferente a los humanos, ya que su visión “no está diseñada para distinguir colores, sino para detectar movimientos periféricos que favorezcan su supervivencia”, según señala un estudio titulado Neutral point testing of color vision in the domestic cat (“Prueba del punto neutro de la visión del color en el gato doméstico), publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina en los Estados Unidos.
Esta investigación señala que a diferencia de los seres humanos, los gatos no son capaces de distinguir ni el rojo ni el verde, y su espectro visual se limita principalmente a tonos de azul, amarillo y gris.
Esta limitación en la percepción cromática se compensa con una extraordinaria capacidad para adaptarse a la oscuridad y captar detalles que escapan al ojo humano, gracias a una retina especializada y a una estructura reflectante llamada tapetum lucidum, que amplifica la luz disponible.
Diferencias anatómicas y percepción del color en la visión felina

A nivel anatómico, la diferencia más notable entre la visión humana y la de los gatos domésticos radica en el tipo de células receptoras presentes en la retina, según destaca el artículo publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos y citado por el diario español 20 Minutos.
La investigación explica que a diferencia de los humanos, que cuentan con tres tipos de conos responsables de la visión diurna y la percepción del color, los animales poseen solo dos”
Esta limitación “reduce la capacidad de los felinos para distinguir ciertas longitudes de onda, impidiéndoles ver colores como el rojo y el naranja tal como los humanos, y haciendo que perciban el mundo en una gama más restringida de tonos que incluye azul, gris y algunos matices de verde o amarillo”.
Sin embargo, los mininos compensan su limitada percepción del color con una retina que posee una alta concentración de bastones, células especializadas en la visión nocturna y en la detección de movimientos, lo cual les permite orientarse con gran eficacia en condiciones de poca luz.
Adaptaciones especiales y limitaciones en la visión de los gatos

Al igual que en los humanos, la retina de los felinos convierte la luz en impulsos nerviosos que el cerebro interpreta como imágenes.
Además, los gatos cuentan con una estructura adicional llamada tapetum lucidum, una capa reflectante situada detrás de la retina que amplifica la luz y puede aumentar hasta en un 40% la cantidad que llega al ojo, según estadísticas de Purina, empresa líder en nutrición para mascotas.
Gracias a estas adaptaciones, los mininos son depredadores crepusculares casi perfectos, con una capacidad superior a la humana para detectar movimientos en su campo visual, incluso en condiciones de poca luz.
Sin embargo, esta ventaja tiene sus límites, pues en ambientes muy iluminados, su visión pierde nitidez, lo que los lleva a preferir la actividad crepuscular, cuando su vista está en su máximo rendimiento.
Esta particularidad visual también hace que los felinos tengan dificultades para distinguir con precisión los objetos inmóviles y los colores intensos.
Por lo tanto, aunque un puntero láser sea de un rojo brillante, lo que realmente atrae al felino es la trayectoria impredecible y errática del punto luminoso, pues como señala Purina, “los estímulos fijos o demasiado llamativos suelen pasar desapercibidos, ya que la visión felina está orientada a la supervivencia y la caza, no a la apreciación de colores o formas fijas”.
Sentidos complementarios que potencian la visión felina

Según Purina, “los bigotes de los gatos funcionan como sensores altamente especializados que les permiten detectar objetos cercanos, compensando su incapacidad para enfocar con claridad a distancias menores a 30 centímetros”
En cuanto a la audición, los felinos poseen un rango auditivo significativamente superior al de los humanos, siendo capaces de percibir frecuencias a lo largo de un espectro equivalente a 11 octavas, es decir, dos octavas más que nosotros.
Además, gracias a la movilidad de sus orejas, que pueden girar hasta 180 grados, logran localizar con gran precisión la fuente de los sonidos, ampliando considerablemente su capacidad de percepción auditiva.
El sentido del olfato de los mininos es extraordinariamente desarrollado, pues de acuerdo a información de Purina, es al menos 100 veces más agudo que el de los humanos.
Esto se debe a que cuentan con un segundo órgano olfativo, ubicado por encima del paladar, lo cual les permite distinguir una amplia variedad de olores con gran exactitud.
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