
El sentido del olfato es el más desarrollado en los perros con una sensibilidad aproximadamente 100.000 veces superior a la humana, según información de la red global de hospitales veterinarios VCA.
Su extraordinaria capacidad para detectar olores hace que, al encontrarse con otro animal de su especie, se saluden olfateando la zona trasera del compañero.
Este comportamiento constituye una forma natural y compleja de comunicación entre los caninos, que trasciende lo que los humanos pueden percibir a simple vista. Como explica la VCA, “mediante este ritual, los perros intercambian información vital para formar vínculos sociales y comprenderse entre sí, estableciendo así una conexión y reconocimiento mutuo.”
¿Por qué el olfato es vital para los perros?

El olfato canino es una capacidad sensorial extraordinaria que supera ampliamente la de los humanos. De acuerdo a información de la VCA," la nariz humana cuenta con alrededor de 5 millones de receptores olfativos, mientras que la de un perro posee cerca de 150 millones", lo cual les permite detectar olores en concentraciones casi imperceptibles para los seres humanos.
Según estadísticas de la red de hospitales veterinarios, “el 30 % del cerebro de los perros está dedicado a procesar esta información, mientras que en los humanos apenas representa el 5%”. Esto destaca la importancia crucial que tiene el sentido del olfato en la vida de los caninos.
El órgano de Jacobson y función en la capacidad olfativa
El órgano vomeronasal, también conocido como órgano de Jacobson, es una estructura especializada ubicada en el interior del hocico de los perros, justo por encima del paladar.
Esta estructura tiene forma de saco y está conectada a una compleja red de glándulas, nervios y vasos sanguíneos, lo que le permite detectar señales químicas en el ambiente, especialmente feromonas.
Según National Geographic, en su artículo El hocico de los perros: un laboratorio químico vivo, este órgano desempeña un papel crucial en la comunicación social y el comportamiento reproductivo de los caninos, ya que “permite captar y procesar feromonas, que son señales químicas esenciales para que los canes interpreten su entorno“.
La capacidad olfativa de los perros es extraordinaria debido a la gran cantidad de células olfativas que poseen, que varían entre 150.000 y 300.000 millones dependiendo de la raza, de acuerdo a lo que se menciona en el texto del National Geographic.
Esta impresionante cantidad les permite reconocer hasta un millón de olores diferentes, superando ampliamente las capacidades humanas, que cuentan con apenas 5 millones de estas células.
Diferencias entre el saludo humano y el canino

Cuando dos personas se encuentran por primera vez, rápidamente analizan el lenguaje corporal, las expresiones del rostro y el tono de voz para formarse una impresión inicial y a partir de estas señales, pueden optar por estrecharse la mano, abrazarse, intercambiar un saludo casual, expresar alegría o incluso evitar el contacto.
Por otro lado, aunque los perros no se comuniquen mediante palabras ni gestos como un apretón de manos, estos se observan cuidadosamente y obtienen gran cantidad de información a través del lenguaje corporal.
Al encontrarse con una criatura de su misma especie, los caninos suelen caminar en círculos mientras evalúan la postura y el comportamiento del otro, según información de la red de clínicas veterinarias VCA.
Además, los perros poseen una ventaja única respecto a los humanos: un sentido del olfato extremadamente desarrollado. Combinando la observación visual con su capacidad para detectar aromas, utilizan su nariz para obtener información vital sobre un nuevo compañero.
Estos compuestos bioquímicos que emiten funcionan como un lenguaje químico a través del cual pueden conocer qué le gusta comer a su nuevo amigo, su estado de ánimo e incluso su salud.
Con un simple olfateo, los canes son capaces de determinar si el otro es macho o hembra, si está feliz o agresivo, sano o enfermo.
La respuesta a este fenómeno está en la anatomía canina, pues la VCA menciona que “dentro del recto, los canes tienen dos pequeñas glándulas anales que secretan una sustancia con un olor característico a través de unas diminutas abertura y se vacían de forma natural cuando el canino defeca y a través de estas secreciones, los perros pueden saber si el otro es amigo o enemigo, si es un buen compañero potencial, si está agresivo o si se siente mal“.
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