Las heces de pingüino pueden alterar la atmósfera y esta es la razón, según un estudio

El excremento de esta ave marina juega un papel crucial en la regulación del clima de su entorno, ya que favorece la formación de nubes que bloquean la luz solar, según un estudio de la Universidad de Helsinki

Guardar
La actividad biológica de estas
La actividad biológica de estas aves marinas genera altas concentraciones de amoníaco en la atmósfera, lo que favorece la formación de aerosoles que influyen en la nubosidad y el clima local. (Captura de pantalla documental Secretos de los Pingüinos, National Geographic)

Los residuos fecales de los pingüinos, conocidos como guano, constituyen una fuente importante de partículas atmosféricas que influyen en los procesos de formación de nubosidad. Esta importante relación fue revelada en un estudio por científicos de la Universidad de Helsinki.

Durante los primeros meses de 2023 un equipo encabezado por Matthew Boyer, científico atmosférico de la Universidad de Helsinki en Finlandia, midió la concentración de amoníaco en el aire en las inmediaciones de la Base Marambio, ubicada en la Antártida.

Una de sus conclusiones es que el excremento de esta ave marina participa en un proceso químico complejo, debido a que estos animales se alimentan principalmente de krill (un crustáceo pequeño) y peces, liberando grandes cantidades de amoníaco a la atmósfera, lo cual favorece la formación de pequeñas partículas conocidas como aerosoles; los cuales actúan como núcleos de condensación que facilitan la acumulación de vapor de agua y la generación de nubes en la región.

Efectos del excremento en la formación de nubes

Los pingüinos Adelia liberan grandes
Los pingüinos Adelia liberan grandes cantidades de amoníaco a la atmósfera debido a su dieta basada en krill y peces. Este compuesto reacciona con gases sulfurosos para formar aerosoles, que facilitan la condensación del vapor de agua y la formación de nubes (Freepik)

La investigación liderada por Matthew Boyer revela que los pingüinos, junto con otras aves marinas, liberan grandes cantidades de amoníaco debido a su dieta basada en krill y peces.

Este compuesto químico reacciona con gases que contienen azufre en la atmósfera, formando pequeñas partículas llamadas aerosoles; las cuales son esenciales porque permiten que el vapor de agua se condense sobre ellas, lo cual favorece la creación de capas nubosas.

Estas formaciones actúan como una barrera natural en la atmósfera, ayudando a reducir la temperatura en la superficie y a controlar la extensión del hielo marino en la zona.

El papel del amoniaco en la regulación atmosférica

Científicos midieron concentraciones de amoníaco
Científicos midieron concentraciones de amoníaco hasta 1,000 veces superiores a lo normal cerca de la Base Marambio, impulsadas por una colonia de 60,000 pingüinos Adelia ubicada a ocho kilómetros (AP Foto/Natacha Pisarenko, archivo)

Durante varios meses en 2023, científicos midieron la concentración de amoníaco en el aire cerca de la Base Marambio, una estación de investigación argentina en la Península Antártica.

Los investigadores descubrieron que cuando el viento provenía de una colonia de pingüinos Adelia, compuesta por alrededor de 60,000 individuos y ubicada a unos ocho kilómetros, los niveles de amoníaco aumentaban hasta 13.5 partes por billón., es decir, más de 1,000 veces por encima del valor base, que es inferior a 10.5 partes por trillón.

Incluso después de que estas especies abandonaran la zona, la concentración de amoníaco permaneció más de 100 veces por encima del nivel habitual, debido a que el guano dejado en la colonia continuaba liberando este gas a la atmósfera.

Los investigadores señalan que los resultados del estudio indican que las heces de las aves marinas juegan un papel fundamental en la mitigación de los efectos del cambio climático sobre su propio hábitat en la Antártida.

Esta interacción destaca la importancia de proteger tanto a las aves marinas como a sus ecosistemas, ya que su conservación contribuye directamente al equilibrio climático de la región.

La conservación de estas especies y sus hábitats no solo preserva la biodiversidad, sino que también desempeña un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio climático regional; ya que al influir en procesos atmosféricos como la formación de aerosoles y la regulación de la nubosidad, las aves marinas ayudan a moderar las temperaturas y a controlar la extensión del hielo marino.

La protección de estas especies se convierte en un elemento clave para mitigar los impactos del cambio climático en la Antártida y asegurar la estabilidad de este entorno natural.