
Adoptar un perro y hacerlo parte de la familia, no solo es una buena causa, sino que es una enorme responsabilidad que debe asumirse como tal.
Vivir con una nueva mascota no se trata únicamente de darle cariños, alimentarlo y jugar con él, sino que es una lista de ciudadanos importantes que van cambiando de acuerdo al tipo de perro.
Muchas veces la raza de los caninos dice mucho sobre su comportamiento, así como sus necesidades y cuidados especiales: el tipo y cantidad de comida, de atención, socialización y cariño, de higiene, de espacio, entre otras tantas cosas.
Por eso lo mejor que puedes hacer es informarte sobre estos peludos y saber cuál es el tipo de mascota que mejor se acopla a tu estilo de vida.
En este caso, te enlistamos todas las necesidades y cuidados del perro setter inglés, así como su origen, que podrá ayudarte a definir si esta raza puede convertirse en tu nuevo mejor amigo.
Todo lo que necesitas saber de setter inglés
El setter inglés es un perro de raza grande, glamurosa y elegante, con una constitución sólida y simétrica. La página especializada en caninos, Purina, lo define como “el paradigma de la fuerza, la gracia y la resistencia”.
Se caracteriza por ser una mascota de pelaje largo y lacio, sedoso y con flecos abundantes. Regularmente su color base es el blanco y suele combinarse con una otros como limón, naranja, marrón o tricolor, es decir, una mezcla de azul con marrón o beis.
Los perros setter inglés machos y adultos llegan a medir entre 65 y 69 centímetros y a pesar unos 28.5 kilogramos. Mientras que las hembras miden entre 61 y 65 centímetros y pesan 27 kilogramos.
Los setters ingleses son perros de carácter amable y amistoso que establecen una buena relación con sus familias. Son sociables y vivarachos que anunciarán la llegada de las visitas y las tratarán como si las conocieran de toda la vida.
Se llevan bien con los niños y tienen un buen nivel de tolerancia, aunque es recomendable no aprovecharse. Se sienten felices con otros perros y animales domésticos.
Eso sí, tendrán que dedicarle tiempo pues gusta de largos y enérgicos paseos de más de dos horas.
Además, este perro necesita aseo cada dos días. Hay que recortarle con regularidad el pelo que nace entre las almohadillas y bajo las orejas. Debe permitirse que le entre aire en los oídos para evitar infecciones. Los flecos necesitarán una atención de vez en cuando. En caso de exposición, esta raza necesitará muchos más cuidados.
Al ser un perro grande tendrá un gran apetito y requerirá un equilibrio de nutrientes, incluyendo los minerales y las vitaminas. El setter inglés es propenso a sufrir distensión del estómago y otros problemas estomacales; unas comidas más reducidas y frecuentes podrían minimizar el riesgo.
Los orígenes de la raza se remontan al siglo XVI, tiempo en el que ya se le conocía como buen perro de caza.
Hay varias versiones sobre la historia exacta de la raza. Algunos sugieren que la raza desciende de varios spaniels de tierra españoles. Otra teoría defiende que la raza se creó mediante cruces del antiguo spaniel de agua, el antiguo perdiguero español y los primeros tipos de springer.
El primer texto conocido que habla de las razas setter es una traducción del latín –Of Englishe Dogges, del Dr. Johannes Caius– realizada en 1576, pero no está del todo claro si hace referencia a los antepasados del setter actual.
La primera exposición de razas que incluyó al setter inglés tuvo lugar en 1859 en Newcastle-upon-Tyne, al noreste de Inglaterra.
Los beneficios de tener un perro

Una mascota de compañía trae muchos beneficios a la vida de las personas, pues la constante interacción con ellos genera resultados positivos en la salud física, familiar y de la comunidad en la que se desarrolla, de acuerdo con una investigación realizada por Human Animal Bond Research Institute (HABRI), organización a favor de los animales de compañía.
Steven Feldman, director de dicha asociación, explicó en su investigación que los perros o gatos son capaces de “amortiguar el estrés y ayudar a abordar el aislamiento social”. Convivir con un compañero peludo influye en gran medida a cuidar los niveles de presión arterial, frecuencia cardíaca y ayuda a la producción de hormonas relacionadas con el bienestar.
La misma organización realizó una encuesta en 2021 para evaluar qué tanto cambió la vida de las personas antes y después de integrar a un perro a su círculo familiar y los resultado impresionaron a los investigadores, pues el 61 por ciento de los propietarios aseguró que consideraría cambiar de casa con tal de que su mascota estuviera cómoda y el 45 por ciento buscaría cambiar de trabajo para compartir más tiempo con el animal.
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