Durante décadas, el uso de animales salvajes en espectáculos circenses fue una práctica ampliamente aceptada y vista con maravilla. Leones que saltaban por aros de fuego, elefantes que hacen trucos al ritmo de la música, osos que hacen acrobacias y monos vestidos como humanos formaban parte del entretenimiento habitual, sin cuestionamientos éticos.
Gracias al avance de la conciencia social y el fortalecimiento de las leyes de protección animal, esta visión romantizada se hizo a un lado y revelaron los años de abuso, confinamiento extremo y entrenamiento basado en el castigo. Las jaulas diminutas, los golpes tras bambalinas y el aislamiento de especies naturalmente sociales como los tigres y elefantes hoy son símbolo de crueldad más que de espectáculo. Ese fue el caso de Illiana y Tomoyo, dos leonas que aún aparecían en show de un circo parisino.
Estas dos ejemplares de félidos vivieron durante años en condiciones de cautiverio en un circo cerca de París, Francia, pero recientemente tuvieron un nuevo comienzo en un espacio seguro y lleno de amor en el Santuario de Grandes Felinos Lionsrock, ubicado en Sudáfrica.
El rescate y un nuevo hogar en la sabana

La organización animalista Four Paws informó que las leonas fueron trasladas el pasado 10 de abril, lo cual significó el cierre de un capítulo de explotación y el inicio de una vida adaptada a sus necesidades naturales en un entorno seguro. De acuerdo con la organización de rescate animal, Illiana y su hermana Tomoyo estuvieron por mucho tiempo confinadas en un vagón de circo, sin acceso a un espacio adecuado para moverse ni a condiciones que respetaran su bienestar.
Durante la pandemia de COVID-19, las actuaciones cesaron, pero las leonas continuaron viviendo en los cuarteles de invierno del circo, lo que agravó su estado de salud y ambas desarrollaron sobrepeso debido a la falta de ejercicio, una condición que ahora están comenzando a revertir gracias a los cuidados especializados que reciben en su nuevo hogar.
El proceso de rescate de Tomoyo e Illiana comenzó en diciembre de 2024, cuando el dueño del circo decidió entregarlas voluntariamente, junto con otra leona llamada Pepsi, a raíz de una legislación francesa que prohíbe el uso de animales salvajes en circos itinerantes a partir de diciembre de 2028.
Four Paws detalló que las tres leonas se llevaron inicialmente al refugio Tonga Terre d’Accueil, en el sureste de Francia, con el apoyo de la organización Free Life y el Centro Belga de Rescate de Fauna Silvestre Natuurhulpcentrum. Sin embargo, el rescate fue complicado. Pepsi, que también había sufrido las consecuencias de años de cautiverio, falleció poco después de llegar al refugio debido a una insuficiencia renal aguda. Esta condición, según explicó el equipo de Tonga Terre d’Accueil, es común en grandes felinos que han vivido en condiciones inadecuadas. A pesar de los esfuerzos por salvarla, su estado era demasiado grave.

Por su parte, Tomoyo e Illiana comenzaron a mostrar signos de mejoría en el refugio francés. Gracias al acceso a un recinto al aire libre, las leonas empezaron a perder peso ya desarrollar musculatura, lo cual fue crucial para su recuperación. El 9 de abril, ambas tuvieron el viaje definitivo hacia Sudáfrica. Tras un vuelo desde París a Johannesburgo, llegaron al Santuario de Grandes Felinos Lionsrock, donde ahora se encuentran bajo la supervisión de un equipo especializado.
Este santuario, que abarca una superficie de mil 250 hectáreas, alberga cerca de 100 grandes felinos rescatados de diversas situaciones de explotación, como circos, zoológicos, hogares privados e incluso zonas de conflicto. Además de leones, tigres y leopardos, el terreno es hogar de especies típicas de Sudáfrica, como cebras y antílopes, que viven en libertad, así como de una amplia variedad de aves.
Según explicó Hildegard Pirker, directora del santuario, el equipo diseñó un programa de rehabilitación específico para las leonas, que incluye protocolos de atención enfocados en el control de peso, el desarrollo muscular y la estimulación mental. Su recinto está acondicionado con estructuras para trepar, vegetación natural y actividades de enriquecimiento que fomentan su actividad física, todo con el objetivo es ayudarlas a redescubrir sus instintos naturales y adaptarse gradualmente a su nuevo entorno.
Pirker destacó que el proceso de aclimatación está supervisado de cerca para garantizar el bienestar de las leonas. “Lo más gratificante para nosotros es ver su transformación a medida que descubren sus instintos naturales y ganan confianza aquí en el Santuario de Grandes Felinos Lionsrock”, afirmó.
Un futuro sin animales en circos

La historia de Tomoyo e Illiana es un ejemplo de la difícil realidad que enfrentan muchos grandes felinos utilizados en circos. Según Four Paws, los leones y tigres son algunas de las especies más comunes en este tipo de espectáculos debido a su facilidad de reproducción, incluso en condiciones adversas. Sin embargo, el mantenimiento de estos animales en recintos inadecuados y su entrenamiento para realizar trucos antinaturales tienen graves consecuencias para su salud física y mental.
En muchos casos, los cachorros de grandes felinos son separados de sus madres a edades tempranas para acostumbrarlos al contacto humano, lo que interfiere con su desarrollo natural. Además, los entrenamientos suelen incluir movimientos no fisiológicos, como caminar sobre las patas traseras, lo que genera un estrés significativo en los animales. Estas prácticas no solo afectan a los felinos, sino que también representan un riesgo para la seguridad humana debido a las condiciones precarias en las que se mantienen.
Thomas Pietsch, director de Animales Salvajes en el Entretenimiento de Four Paws, subrayó la necesidad de prohibir el uso de animales salvajes en circos a nivel global. “Es inaceptable que los animales sigan sufriendo para el entretenimiento humano. Países como Alemania o Estados Unidos deben seguir el ejemplo de Francia”, afirmó.
Aunque Francia ha dado un paso importante al prohibir el uso de animales salvajes en circos itinerantes a partir de 2028, la explotación de estos animales continúa en muchos países. Según la organización, solo en Francia aún hay cientos de grandes felinos en circos, lo que refleja la magnitud del problema a nivel global.
La organización hizo un llamado a los gobiernos de todo el mundo para que implementen legislaciones similares y pongan fin a esta práctica. “La vida en el circo está teniendo un gran impacto en los leones y otros animales salvajes, quienes a menudo se ven obligados a realizar trucos antinaturales y sufren debido a una tenencia inadecuada”, afirmó Patricia Tiplea, directora de Rescate y Defensa de Animales Salvajes de la asociación de bienestar animal.
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