¿”Pss, pss”? Quizás no sea la mejor forma de llamar a un gato, según un nuevo estudio

Si bien esta onomatopeya popular se utiliza para llamar a los gatos, la ciencia sugiere que existen métodos más eficaces, sobre todo cuando se emplean estímulos visuales

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Este estudio aporta nuevas perspectivas
Este estudio aporta nuevas perspectivas sobre la comunicación interespecífica y destaca la notable capacidad de los gatos para adaptarse al entorno humano. —(Imagen Ilustrativa Infobae)

Entre las muchas formas de interacción entre humanos y animales domésticos, existe una expresión universalmente utilizada cuando se desea atraer la atención de un gato: el conocido “pss, pss”. Aunque no tiene un origen determinado, esta onomatopeya se utiliza para llamar a los felinos porque se considera que —junto con sus variantes como “ksksks”— emula sonidos agudos y repetitivos, similares a los que hacen algunas presas pequeñas, lo cual podría activar el instinto de caza en los felinos.

Pese a ser una expresión muy común, en realidad no es la manera más efectiva de comunicarse con estos animales. A medida que la ciencia del comportamiento animal avanza, surgen nuevos hallazgos que permiten comprender mejor la comunicación que tenemos con nuestras mascotas.

Los gatos domésticos, aunque descendientes de especies salvajes, tienen complejas habilidades sociocognitivas para adaptarse a la vida con los humanos. Esta domesticación permite que reconozcan señales, expresiones y tonos emitidos por sus cuidadores, modulando su comportamiento de acuerdo con la intención percibida. En ese sentido, un nuevo estudio demostró que los gatos responden mejor a diferentes estímulos que les presentan cuando los llaman, especialmente si se trata de comunicación visual y no vocal, como suele pensarse.

La comunicación entre humanos y gatos

Los investigadores recomiendan que las
Los investigadores recomiendan que las personas utilicen señales visuales adecuadas al interactuar con gatos, especialmente en contextos donde no existe una relación previa.

El Laboratorio de Etología Comparada y Cognición de la Universidad de Nanterre, en París, realizó el estudio titulado “Multimodal Communication in the Human-Cat Relationship”, que se publicó en la revista académica MDPI y se centró en explorar cómo responden los gatos ante diferentes modalidades de comunicación humana.

Para realizar el experimento, los investigadores observarán la conducta de varios gatos domésticos durante una serie de interacciones controladas. Se establecieron cuatro escenarios: comunicación vocal, comunicación visual, comunicación bimodal (combinar señales vocales y visuales) y una condición de control sin ninguna señal por parte del humano; en cada una se midió el tiempo que tardaba el gato en acercarse al humano en cada situación.

Según los resultados de la investigación, los gatos se aproximaron con mayor rapidez cuando el humano utilizó señales visuales o una combinación de señales visuales y vocales. En contraste, cuando solo se emitían señales vocales, los gatos mostraban mayor reticencia para acercarse. Ante estos resultados, los investigadores recalcaron la efectividad de la comunicación visual, ya que resulta más clara y confiable para los felinos, especialmente cuando se trata de una persona desconocida.

Además, el estudio reveló que los gatos son sensibles a la congruencia emocional de las señales emitidas. Cuando la expresión facial no correspondía con el tono vocal, los gatos reaccionaban con menor disposición a interactuar. Esto refuerza la idea de que la comunicación eficaz con los gatos no depende únicamente del sonido, sino de la coherencia entre lo que el humano expresa con la voz y lo que transmite con el cuerpo y el rostro.

Sin embargo, las conclusiones también indican que la comunicación vocal puede ser más efectiva cuando existe una relación previa entre el gato y el humano. En estos casos, los animales parecen reconocer y responder mejor a las voces familiares. Finalmente, los gatos demostraron ser capaces de integrar señales visuales y auditivas para interpretar las emociones humanas y ajustar su comportamiento en consecuencia. Por ejemplo, pueden identificar estados emocionales positivos o negativos en las personas y modular su respuesta según la valencia emocional percibida.

Cómo hacer que un gato venga cuando lo llamo

Reconocer y adaptar nuestras formas
Reconocer y adaptar nuestras formas de interactuar puede fortalecer significativamente la relación entre humanos y gatos, promoviendo una convivencia más armónica y empática.

Derivado de los hallazgos de esta investigación, los expertos compartieron algunas estrategias basadas en evidencia científica para mejorar la interacción con los gatos y lograr que se acerquen de manera voluntaria. Uno de los elementos fundamentales es el uso de señales visuales adecuadas. Una postura corporal relajada, acompañada de una mirada suave y un parpadeo lento, suele ser interpretada por los gatos como una señal amistosa. Este tipo de lenguaje corporal, además de ser no amenazante, transmite una intención clara de acercamiento pacífico.

Otra técnica visual efectiva es el gesto de inclinarse ligeramente hacia el gato, sin invadir su espacio personal. Al permitirle evaluar desde la distancia y tomar la iniciativa del acercamiento, se refuerza su sensación de control y seguridad. A diferencia de los perros, que responden de manera más inmediata a las órdenes vocales, los gatos tienden a ser más cautelosos y prefieren evaluar el entorno antes de actuar.

El parpadeo lento funciona como una forma de saludo felino. Cuando un humano realiza este gesto, imita una conducta que los gatos utilizan entre ellos para mostrar confianza. Los estudios demuestran que los felinos responden positivamente a esta señal y que, en muchos casos, devuelve el parpadeo antes de acercarse. Esta respuesta indica que el gato percibe al humano como no agresivo y, por tanto, como un posible interlocutor amigable.

En cuanto a la comunicación vocal, aunque no debe descartarse por completo, su efectividad parece depender del grado de familiaridad entre el gato y el humano. Con gatos conocidos, los sonidos como su nombre o un tono particular de voz pueden tener resultados positivos. Sin embargo, cuando se trata de gatos desconocidos, las señales vocales tienden a ser menos efectivas que las visuales, e incluso pueden generar confusión si no se acompañan de otras señales claras.