
El arasari crespo o de cresta rizada (Pteroglossus beauharnaisii) es un ave perteneciente a la familia de los tucanes que habita en países de Sudamérica como Bolivia, Brasil y Perú. La principal característica que hace que destaque del resto de animales son las plumas en la parte superior de su cabeza que lo dotan de un “peinado” único.
Estas plumas modificadas no se encuentran en ningún arasari y parecieran estar hechas de plástico negro brillante, de acuerdo con los especialistas del San Francisco Zoo & Gardens (SFZG) de Estados Unidos. Cuentan con una cola larga y patas zigodáctilas, es decir, dos de sus dedos están orientados hacia adelante y otros dos hacia atrás.
Sus alas son relativamente pequeñas y son aptas únicamente para vuelos de corta distancia. Al pertenecer a la familia de los tucanes, los arasaris crespos son reconocibles por su enorme y colorido pico con el que pueden arrancar frutos y beber agua de entre las grietas de los árboles.
Un ave con estilo único

Habitan en el oeste de Brasil, el noreste de Bolivia y el sureste de Perú dentro de bosques tropicales húmedos y su dieta principal está compuesta por frutos, aunque son omnívoros y en ocasiones pueden complementarla con huevos o crías de aves, tal y como informan los especialistas del SFZG.
Son animales gregarios, o sea, que vive en bandadas que, generalmente, están compuestas por entre tres a 12 aves con las que surcan los aires de su hábitat para buscar alimento en los árboles frutales.
Suelen alimentarse en el dosel del bosque, es decir, en las copas de los árboles y es conocido que destruye nidos de otras aves para comer sus huevos.
Suelen medir de 42 a 46 centímetros de largo y a pesar 280 gramos en promedio. Los machos y las hembras suelen ser idénticas, sin embargo, el pico de estas últimas tiende a ser más corto.
Cuentan con una única banda ventral roja y no es tan vocal como otros arasaris, pero en ocasiones se les puede escuchar emitir gruñidos leves y fuertes aullidos que se parecen en gran medida a los de un ave rapaz, de acuerdo con reportes del Cornell Lab of Ornithology de la Cornell University (EEUU).
Su comportamiento cambia durante la temporada de reproducción, pues los machos modifican los nidos y buscan la aprobación de las hembras mediante la persuasión. Las parejas de arasari crespo se separan y anidan dentro de las cavidades de los árboles. Ahí, ambos padres incuban los huevos y, una vez eclosionan, alimentan a las crías y se reparten las tareas de mantenimiento del “hogar”.
Un ave de muchos “trucos”

Una de las características que más llama la atención de especialistas, además del “peinado” del arasari, es que sus tres vértebras están fusionadas mediante una “articulación esférica”, de acuerdo con información del SFZG.
Esta adaptación les permite mover la cola por encima del cuerpo y tocarse la cabeza. Dicha postura les ayuda a proteger su pico mientras duermen, haciendo que, a primera vista, parezcan una simple “bola de plumas”.
Tal posición, además de ofrecerles protección, permite que los arasaris crespos se posen juntos durante la noche dentro de huecos o grietas cada vez más pequeñas.
Organizaciones como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) consideran que esta especie es una “preocupación menor”, pues sus poblaciones no se encuentran bajo ninguna amenaza considerable que pudiera reducir el número de individuos que habitan en libertad.
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