
Una gaviota herida llegó a un taller mecánico en Dumbarton, Escocia, sin pensar que su vida cambiaría para siempre gracias al dueño del local, Bruce Garden. El hombre se sorprendió en el momento que vio al ave acostada boca arriba en el estacionamiento, en un principio la creyó muerta porque estaba acostada con la cabeza hacia arriba, pero cuando se acercó vio que aún respiraba y salía sangre de sus alas.
Garden en un principio la ayudó a pararse y limpiarle sus alas, no obstante, por la gravedad de sus heridas la gaviota no levantó el vuelo. El mecánico llamó a una organización benéfica para animales y le comentaron que no hiciera nada, “que dejara a la naturaleza a hacer su trabajo”, sin embargo, él no se quedó con los brazos cruzados.
Durante varios meses se hizo cargo del animal, ayudó para la cicatrización del ala, le dio vitaminas y calcio para fortalecer sus huesos. El hombre de 54 años creyó que la gaviota se iba a ir una vez que se curara de sus heridas, no obstante, el animal decidió quedarse a su lado.
Un amigo emplumado

Bruce Garden recordó en una entrevista para el periódico The Mirror que la primera vez que atendió a la ave marina, ésta se alejó del taller y uno de sus clientes la trajo de vuelta porque saben que tiene una “debilidad” por la vida silvestre.
“Salía sangre del ala lesionada y simplemente la ayudé a levantarse y se alejó bastante. Luego, alguien más la trajo de regreso al garaje porque saben que tengo un tacto suave cuando se trata de animales silvestres”, comentó. Garen decidió nombrarla Hopeful (Esperanzada, en español) porque estaba convencido de que en algún momento regresaría a volar.
El mecánico aseguró que todo el proceso de sanación fue de “prueba y error”, principalmente porque no tiene conocimientos sobre cómo curar a una gaviota y mucho menos qué tipo de alimentos consume esta especie.
“Todo el mundo tiene la impresión de que una gaviota ‘come cualquier cosa’, pero puedo asegurarte que ella no. Le doy mejillones, mentas y queso que a veces le gusta. Tuvimos que vivir un proceso para saber qué le llama la atención”, explicó el dueño Tyrsavers Dumbarton.
Hopeful hizo un nido con ramas entre neumáticos viejos dentro del taller. A 18 meses de sus rescate la gaviota aún no puede volar, sin embargo, Bruce Garden no pierde la esperanza de que en algún momento pueda abrir sus alas.
Un animal que le gusta el orden

Garden explicó que a pesar de que el ave pasa todo el tiempo en el suelo parece que disfruta su trabajo como ayudante, pues “cualquier cosa que esté en el suelo y que ella decida que no debería de estar allí, lo recoge y lo tira”, comentó sobre lo ordenada que es su mascota.
El mecánico explicó que el animal tiene un gran personalidad, cuando él está descansando en una silla la ave marina se acerca a él, se siente en el gato o lo picotea los pies. “Ella entró y se ha convertido en parte del mobiliario desde entonces”, comentó Garden en entrevista para la agencia de noticias SWNS.
Bruce Garden compartió que tener a un ave de esa especie dentro del taller ha llamado la atención de varios clientes, pues en ocasiones visitan el taller mecánico solo para ver un rato a la gaviota.
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