
Con birretes y entre aplausos, cinco canes celebraron el final de su entrenamiento como perros guía para personas con ceguera. En su graduación, los animales fueron presentados junto a los humanos a quienes asistirán durante los próximos 7 años.
La ceremonia fue llevada a cabo el 2 de diciembre en la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP de la Ciudad de México y fue oficiada por su presidenta y fundadora, Silvia Lozada.
La presidenta de la Escuela arrancó el evento presentándose y contando su historia. Lozada relató que tiene ceguera desde los 3 años de edad y que a los 19 años pudo tener la oportunidad de ir a Estados Unidos a reunirse con su primera perra guía.
La fundadora de la Escuela declaró que la ayuda de su pastora belga la inspiró a compartir “la bendición” de los perros guía en México y agradeció a todos los asistentes al evento, entre los que destacaban representantes de marcas, prensa y público general.
El primer día de su vida como los ojos de alguien más

El primer binomio en graduarse fue el de María Gutiérrez Zamora, habitante de Guadalajara, en Jalisco, México, y su nuevo perro guía Paris. Lozada aclaró que ambos pasaron un proceso de unión que inició desde la crianza, lactancia, estimulación temprana, adopción temporal y el entrenamiento proporcionado por la Escuela. Una vez la presidenta contó la historia del labrador, el contador de la asociación le colocó un birrete negro al recién graduado.
Gutiérrez, nueva dueña de Paris, agradeció a la Escuela, al entrenador y a la directora de la institución por “darle una nueva oportunidad” y mencionó que ya está lista para regresar a Guadalajara junto a su perro guía recién graduado.
La segunda graduada del día fue Peggy, una can color crema que será el apoyo de Gerardo Bermúdez, habitante de la Ciudad de México. El nuevo dueño de la perra guía agradeció a la institución y mencionó tener “sentimientos encontrados”, pero que se sentía feliz de recibir a “esta hermosa labradora”.
Lozada acotó que Peggy es el segundo perro guía de Bermúdez desde que perdió la vista hace 8 años, luego de sufrir un accidente vial.
Pepper fue la tercera canina en recibir y portar su birrete en la ceremonia. La perra guía desde entonces asiste a Alberto Ponce de León, proveniente de la ciudad de Uruapan, en Michoacán. El hombre dijo sentirse muy contento de tener la oportunidad de trabajar con un nuevo animal de asistencia y contó que la experiencia general fue muy emocionante.
Lozada hizo un paréntesis en la ceremonia y reconoció el “extraordinario” deseo de ayudar de todas las familias adoptivas que apoyan en el proceso de socialización de los futuros perros guía. Agradeció también la comprensión de los hogares de acogida, pues entienden que se trata siempre de algo temporal y que el can se convertirá en “los ojos de una persona con discapacidad”.
Pinky fue el cuarto perro guía graduado de la jornada. El can asistirá a Saúl Ponce, quien viajó desde la ciudad de Guanajuato, México.
El último perro en desfilar y recibir su birrete fue Homero, un labrador amarillo que apoyará en sus labores diarias a Omar García, un hombre habitante de la Ciudad de México. García expresó su gratitud a la Escuela por otorgarle la oportunidad de recibir a un animal de asistencia.
Al finalizar la presentación de los binomios graduados, la Escuela ofició la jubilación Lancelot, un perro guía que durante siete años asistió a Bermúdez, el ahora dueño de Peggy.
Desde ese día, Lancelot goza de su vida como mascota dentro del hogar de Gladys y Gerardo, padres de Bermúdez.
La primera escuela de perros guía de Latinoamérica

El evento oficiado por la Escuela remarca la importancia de su existencia pues, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México existen 2.370.000 personas con deficiencia visual y más de 415.800 personas con ceguera.
En 1988 la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP abrió sus puertas, y se convirtió en la primera escuela de este estilo en México y América Latina. Desde entonces, se han graduado 138 binomios con personas de todos los estados de la república mexicana y del continente americano.
La misión de la fundación, de acuerdo con información disponible en su página oficial de Internet, es contribuir al bienestar, la independencia, movilidad y autoestima de las personas con discapacidad visual de escasos recursos por medio de su rehabilitación inclusiva y la donación de perros guía entrenados en México.
La asociación especifica que los recursos invertidos en cada perro hasta el momento de su jubilación ascienden a 500.000 pesos mexicanos, pero que los solicitantes de canes de asistencia deberán cubrir una cuota de recuperación de 25.000 pesos, los cuales serán destinados a cubrir los gastos de alimentación, capacitación, alojamiento y accesorios del cánido de apoyo visual.
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