The Witcher - Temporada 4: la serie se levanta con mucha fuerza y sorprende

La cuarta entrega de la popular serie de Netflix sorprende con un cambio de rumbo audaz y un tono más ligero. La ausencia de Henry Cavill, sin embargo, podría no ser del agrado de todos los fans de la saga

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(Netflix)
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Funciona en el mundo de los videojuegos, y en el mundo de la series también: escuchar a sus fanáticos. Así es como la cuarta temporada de The Witcher en Netflix deja atrás lo que no funcionó en entregas anteriores y se reinventa con una narrativa más concentrada y entretenida, dejando un poco de lado la solemnidad de la temporada anterior respecto a los textos originales.

Las críticas iniciales destacan que se trata de una temporada que brilla con luz propia, a pesar de no contar con la carismática presencia de Henry Cavill en el papel de Geralt de Rivia. Liam Hemsworth, que no lo hace para nada mal, asume el control del icónico personaje, enfrentándose a la monumental tarea de llenar el vacío dejado por un actor que marcó la serie de manera indeleble. Si lo pensamos de forma objetiva, es un tanto injusta para Hemsworth la comparación.

Entonces, tenemos reajustes narrativos, en el tono, en personajes icónicos y nuevas incorporaciones. Y es que desde la salida de Henry Cavill, las expectativas sobre el impacto en la serie han sido tema de debate. Sin embargo, los creadores del proyecto asumieron ciertos riesgos que parecen haber dado fruto, ya que vale recordar que The Witcher es mucho más que su protagonista.

Así es como la trama progresa con un enfoque renovado, eliminando nudos narrativos confusos y centrándose en el desarrollo de sus protagonistas. Ciri, Geralt y Yennefer continúan caminos separados, y cada uno enfrenta desafíos particulares que reflejan su evolución personal, algo muy similar -conceptualmente- al desarrollo de las dos primeras temporadas.

(Netflix)
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Entre las incorporaciones al elenco, destaca la intervención de Laurence Fishburne (a quién siempre verlo resuena a clásico), quien sorprende con su interpretación del vampiro Regis, con ese porte tan particular que el actor sabe tener. Además, la dinámica del grupo liderado por Hemsworth genera momentos tanto emocionales como llenos de acción, y en ambos caso la fórmula termina dando resultado. Esta camaradería, quizás inesperada, que se da particularmente en esta temporada, resuena en pantalla y le da una impronta más dramática a la narrativa.

Dicen que no importa lo fuerte que caigas, sino la forma en la que te levantes. Luego de un tropiezo en la tercera temporada, que injustamente se lo atribuyó a Liam Hemsworth, la serie repuntó en esta nueva temporada. Y es que a medida que la trama se encamina hacia su quinta y última temporada, la incertidumbre sobre el futuro de los personajes gana protagonismo gracias a la construcción de los mismos, como decíamos antes, desde una mirada más ligera, por así decirlo.

Para algunos, esta nueva cualidad es bien recibida, porque le da un aire diferente. Para otros, podría desdibujar las expectativas sobre lo que un producto inspirado en el mundo de The Witcher debería ofrecer. Como siempre, las dos caras de la moneda.

Pero a pesar de sus riesgos y cambios sustanciales, la cuarta temporada de The Witcher surge como una apuesta significativa en el desarrollo de la serie. Se nota el interés de sus creadores por darle a su público lo que quieren. Se nota que hubo atención a las críticas constructivas y a los comentarios positivos.

Y mientras la sombra de Cavill aún reposa sobre la producción, hay una capacidad creativa en esta temporada para humanizar a Geralt de Rivia que ofrece una nueva perspectiva sobre este profundo universo de fantasía. Para aquellos que creían que todo estaba perdido, esta nueva temporada llegó para revivir aquellas esperanzas que muchos habían perdido.