
Qué franquicia tan particular es Jurassic Park. Nacida de la mente de Michael Crichton, autor de las novelas, e inmortalizada mediante Steven Spielberg en una de las mejores películas jamás creadas, Universal sigue intentando generar un mundo interconectado alrededor de semejante nombre y muy pocas veces lo ha logrado. No tengo dudas de que a nivel marketing Jurassic World debe ser una propiedad multimillonaria, y no es un dato menor para analizar ciertas cuestiones que hablaremos más adelante, pero en cuanto a las películas; hace tiempo que no logran dar en el clavo con cómo contar una historia con dinosaurios.
Jurassic World: Rebirth, más allá de lo idóneo de su nombre, intenta llevar a cabo la misión de dar vuelta la página respecto a las tres películas anteriores y dar el puntapié inicial para una nueva saga que agarra lo más pochoclero de Jurassic World e intenta sumergirse en lo más cinematográfico de Jurassic Park. ¿Lo logra? En ocasiones contadas, sí. Pero, ¿a qué costo?

Esta nueva historia inicia décadas después de Jurassic World: Dominion (2022) donde los dinosaurios pasaron a compartir el mundo con los humanos. En este contexto, y a forma de reboot, las condiciones del cambio climático terminaron haciendo que gran parte de ellos pereciera y solo queda una isla cerca del Ecuador que permite a los dinosaurios mantenerse con vida. La humanidad tiene prohibido acudir a esa isla, dando la sensación más de Jurassic Park que de Jurassic World.
En ese contexto, un grupo de investigadores y mercenarios conformado por Scarlett Johansson, Jonathan Bailey y Mahershala Ali deberán ir en busca de muestras sanguíneas de los tres dinosaurios más grandes de su bioma, aéreo, marítimo y terrestre, para poder generar un suero que podría ampliar la expectativa de vida de los humanos.

Desde el primer momento, los mismos errores que empañan las producciones anteriores vuelven a suceder: una narrativa floja, arbitraria donde millones de cosas se sienten tiradas de los pelos. Personajes poco relevantes, poco desarrollados, que incluso por momentos toman decisiones que no parecerían tener sentido con lo que pasó en la escena anterior.
A su vez, y con la excusa de las mutaciones, gran parte de los ”dinosaurios” que aparecen en esta película son criaturas fantásticas monstruosas creadas para esta situación. Algunas están más cerca de protagonizar una entrega de Alien que de Jurassic Park y no solo es notorio sino muy exagerado cómo meten bichos solamente para después venderlos como figura de acción. En este apartado es donde creo que Jurassic Park se está “pokemonizando” y entiendo que es una franquicia que debe generar millones de dólares fuera de la pantalla, pero es muy difícil sustentar una película así, teniendo el fantasma de una producción tan excelente como es la primera Jurassic Park.
Es evidente que no se puede patentar un dinosaurio real. Apelar a figuras históricas no es negocio para la maquinaria que impone esta franquicia, pero me parece que hay margen para mejorar estas decisiones y entregar películas mejor desarrolladas. El reparto está bien, sumamente cliché, pero hace lo que puede con el guion que tiene y en muchas situaciones salen mejor parados de lo que deberían.

Fuera de todo esto, lo más rescatable que tiene la pelicula son las escenas orientadas al terror y al suspenso, algo que hace tiempo no veíamos. Hay muchas (muchísimas) referencias a Jurassic Park; está el momento “T-Rex”, el momento “villano se escapa por su ego”, el momento “sorpresa por ver dinosaurios vivos”. Se siente un gran homenaje hacia la primera pelicula y, si bien esas escenas no están ni cerca de competir con las originales, terminan siendo un mimo al fanático.
Todas estas cuestiones sumadas al dinamismo y a la entrega de ciertos actores del reparto hacen que la película sea disfrutable, pochoclera. Se pasa un buen momento viéndola y si te gustó Jurassic World: Dominion o Jurassic Park III creo que puede llegar a resultarte muy interesante porque está mucho más lograda, pero aún así, queda lejos de la calidad que esta saga nos supo mostrar.

Jurassic World: Rebirth es entretenida y tiene algunos momentos que llaman la atención, sobre todo por lo alejada que estaba esta franquicia a los dinosaurios, al suspenso y al terror. Tiene un elenco muy bueno pero lamentablemente la trama es muy floja en muchos aspectos y no logra consolidar una entrega que podría haber sido el principio de algo mucho mejor para la franquicia en cines.
Con lo poco que tiene le alcanza para ser mejor, por lo menos, que las últimas dos entregas. Pero la vara está muy baja. Ojalá los pocos momentos que tiene esta película sean el inicio de una nueva etapa en el cine, ya que seguramente haya secuela de esta película que es un éxito comercial. Por lo pronto, nos podemos conformar con tener un par de escenas memorables gracias a Gareth Edwards.

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