REVIEW | The Bear – Temporada 4: Cuando el tiempo se detiene y todo se pone en juego

La exitosa serie de Disney+, protagonizada por Jeremy Allen White y Ayo Edebiri, regresó con una cuarta temporada más introspectiva y emocional, en la que el tiempo, el desgaste y las decisiones pendientes se convierten en los verdaderos ingredientes del drama.

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Captura del tráiler oficial de
Captura del tráiler oficial de The Bear

-“¿Algunos miraban el vaso y decían: ‘El vaso está medio vacío’. Otros dirían: ‘El vaso está medio lleno’. Creo que eres de los que ven el vaso medio vacío, ¿no?”

- “¿Qué harías si estuvieras atrapado en un lugar, y todos los días fueran iguales y no importara nada de lo que haces?”

Con estas frases arranca la cuarta temporada de The Bear. Las escuchamos mientras Carmy mira Groundhog Day (1993), la película en la que Bill Murray interpreta a un hombre atrapado en un día que se repite sin fin. Más que un simple guiño cinéfilo, esta escena abre la puerta a una temporada que se construye sobre la rutina, el agotamiento y la sensación de no poder salir del mismo lugar, incluso cuando todo a tu alrededor cambia.

La elección de esa película como disparador no es un detalle menor. Como en el clásico de Harold Ramis, The Bear propone un retrato sobre lo cíclico, lo que se arrastra, lo que pesa. Pero en lugar de jugar con el absurdo, elige un enfoque más íntimo y emocional. La repetición no es graciosa, es desgastante. Y Carmy, interpretado de nuevo por un brillante Jeremy Allen White, es el eje de ese loop emocional en el que todos los personajes parecen estar atrapados.

Lejos de resolver las tensiones planteadas en temporadas anteriores, esta nueva entrega decide hacer una pausa, frenar el ritmo y mirar hacia adentro.

Cada segundo cuenta (y esta vez, de verdad)

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Captura del tráiler oficial de The Bear

Luego de la reseña demoledora del Chicago Tribune, que tildó al restaurante de “pretencioso” y de generar un ambiente confuso, The Bear retoma su historia en un punto de máxima presión. Lejos de ser una crítica más, el impacto es profundo: el equipo está golpeado, la confianza tambalea y el futuro del restaurante queda en duda. En ese contexto aparece Jimmy (Oliver Platt), acompañado por “La Computadora”, con una propuesta que suena más a ultimátum que a advertencia: coloca un reloj dentro del local, una cuenta regresiva que marca cuánto tiempo tienen para levantar el negocio, convencer a la crítica o alcanzar la tan deseada estrella Michelin. De no lograrlo, pierden el financiamiento que los mantiene a flote.

Desde ese momento, “cada segundo cuenta” deja de ser una frase hecha para convertirse en el corazón de la narrativa. El tiempo empieza a pesar, no solo como una amenaza externa, sino como una presencia constante que condiciona cada movimiento. Ya no se trata solo de mantener vivo el restaurante, sino de justificar por qué vale la pena seguir apostando por él. Las decisiones se toman bajo presión, los vínculos se tensan, y cada acción carga con la urgencia de un plazo que no puede ignorarse. Los osos deberán dejar de lado los egos, las visiones individuales y aprender a trabajar en conjunto si quieren sostener algo que, por momentos, parece a punto de romperse.

El primer episodio, “Marmotas”, establece con claridad el tono de lo que está por venir. Esa conversación sobre el vaso medio lleno o vacío deja de sonar a metáfora repetida y se vuelve una pregunta real: ¿cómo seguimos cuando todo se siente igual?, ¿Qué hacemos con lo que no dijimos, con lo que no nos animamos a elegir, con lo que dejamos que se acumule?

La serie no responde, pero observa con precisión ese desgaste silencioso que atraviesa a todos sus personajes.

Sydney frente a una decisión que lo cambia todo

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Captura del tráiler oficial de The Bear

Sydney es, tal vez, quien encarna con más claridad el conflicto central de la temporada: avanzar o quedarse. Su camino está marcado por una decisión difícil que no se reduce a lo profesional. A lo largo de los episodios, se enfrenta a una oferta que podría significar un salto en su carrera, pero que también implicaría alejarse de The Bear, del equipo que ayudó a construir y de Carmy, con quien comparte una profunda conexión. La actuación de Ayo Edebiri —posiblemente lo más destacado de esta entrega— aporta matices y contención a un personaje que atraviesa emociones complejas sin necesidad de grandes estallidos. Cuando su padre sufre un infarto, la pausa es total. En el hospital, durante una conversación íntima con Claire, surge uno de los momentos más dolorosos y reveladores de la temporada: a veces estamos tan enfocados en alcanzar algo, que dejamos de mirar a quienes siempre estuvieron cerca.

Marcus también transita un duelo silencioso. Tras la muerte de su madre, canaliza toda su energía en el trabajo como pastelero, como si seguir produciendo fuera una forma legítima de no detenerse a sentir. The Bear lo aborda con delicadeza, sin glorificar su entrega ni convertirla en virtud. Más bien, lo muestra como un intento por mantenerse a flote. Lo que emerge además es una ausencia mucho menos visible, la de su padre, con quien no tiene vínculo pese a los intentos de acercamiento. Esa distancia, que hasta ahora parecía lejana, empieza a hacerse más presente, más difícil de ignorar.

La contraparte de “Fishes”

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Captura del tráiler oficial de The Bear

El episodio de la boda de Tiff y Frank (Gillian Jacobs y Josh Hartnett) funciona como un reflejo invertido de “Fishes”, aquel huracán emocional que marcó la segunda temporada. Si en aquella Navidad todo era ruido, gritos y violencia, la boda propone otro ritmo: más calmo, más introspectivo. Acá también hay tensiones —como la llegada inesperada de Francie Fak (Brie Larson), distanciada de Sugar—, pero se desarrollan desde el deseo de reparar, no de explotar.

Durante una hora, la serie desacelera y se toma el tiempo para observar de cerca a los personajes. Richie y Frank tienen una charla honesta sobre los celos, el miedo a ser reemplazados como padres y ese dolor silencioso que eso provoca. Uncle Lee le dice a Carmy, con esa contención que antes faltaba, que Mikey estaba orgulloso de él y que lo que hace ahora también importa. Además, Sydney tiene un breve pero significativo encuentro con Donna, la madre de Carmy, interpretada por Jamie Lee Curtis, que refleja la distancia emocional entre ellos. En esa interacción, Donna descubre aspectos de su hijo que desconocía y se da cuenta de que llevan tanto tiempo alejados que ya no lo reconoce por completo.

En definitiva, este capítulo profundiza en la familia —tanto la biológica como la elegida— y muestra a un grupo que, a pesar de las dificultades, intenta escucharse y perdonarse, aceptando que los miedos son parte natural de ese proceso. No todos los vínculos se reparan, pero sí hay una intención de hacerlo.

La cocina es nada más que el escenario

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Captura del tráiler oficial de The Bear

The Bear nunca fue solo una serie sobre cocina. Desde el principio, la historia se trata de personas que aman tanto su trabajo y su entorno que, en ese afán por sostenerlo todo, terminan olvidándose de sí mismas. En esta cuarta temporada, eso queda más claro que nunca. El restaurante sigue siendo el centro de gravedad, el lugar donde todo sucede, pero el verdadero foco está en lo que pasa por dentro: los miedos, las culpas, y ese peso invisible que todos cargamos sin notarlo del todo.

Carmy, atrapado en esa exigencia constante, empieza a enfrentarse con una verdad difícil de asumir: tal vez ya no ama lo que hace. O quizá lo sigue amando, pero de una forma que lo consume y lo lastima. En una charla íntima con su hermana Sugar, escucha una frase sencilla pero devastadora: “Cuando te enamorás de algo y eras realmente bueno en eso… encontraste algo que amás. Y está bien si ya no lo amás más, porque lo especial es que fuiste capaz de amar”. Esa frase condensa años de presión, negación y dolor, y funciona como un espejo que lo obliga a repensar todo.

Lo que sigue no es un final feliz en el sentido tradicional, pero sí es un acto de valentía. Carmy decide dar un paso al costado y ceder el liderazgo del restaurante a Sydney. No es un gesto de tristeza ni de orgullo, sino una necesidad: quiere reencontrarse consigo mismo. Busca ser mejor, no solo como chef, sino como persona.

Captura del tráiler oficial de
Captura del tráiler oficial de The Bear

La cuarta temporada de The Bear cierra con una imagen poderosa y simbólica: el reloj que marca la cuenta regresiva llega a cero justo cuando Carmy anuncia su retiro del restaurante. No es solo el final de una etapa ni el cierre de un ciclo, sino una declaración clara sobre lo que implica realmente el éxito y el desgaste en un mundo donde la exigencia parece no tener límites.

El tiempo, que durante toda la temporada se siente como una presencia casi tangible, una presión constante que condiciona cada movimiento, finalmente alcanza su límite. Así concluye, por ahora, The Bear, con Carmy reconociendo que, a pesar de haber entregado todo —y más—, la verdadera valentía reside en saber cuándo es momento de parar, soltar el control y priorizar el cuidado personal antes que el negocio. Esta elección no es un signo de derrota, sino un acto de madurez que abre la puerta a nuevas posibilidades, tanto para él como para quienes quedan a cargo.

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The Bear - Temporada 4: Cada segundo cuentaMás madura, más íntima y menos caótica. La serie de Disney+ pone en pausa el frenesí culinario para explorar las emociones, los vínculos rotos y el peso del tiempo. Un retrato honesto sobre lo que implica sostener (o soltar) lo que amamos.
Disponible en
Disney+