
Dead Take, el próximo lanzamiento de Surgent Studios, busca transformar la intersección del cine y los videojuegos con su innovador enfoque de “escape room inverso”. Con las actuaciones de Neil Newbon y Ben Starr, el juego no solo desafía a los jugadores a resolver rompecabezas, sino que también examina el complejo entramado de poder en la industria del entretenimiento.
Los orígenes de Dead Take
La idea de Dead Take surge de las experiencias personales y profesionales del líder del estudio, Abubakar Salim, y su estrecha relación con Neil Newbon y Ben Starr. Inspirado por sus vivencias en la industria del entretenimiento, Salim buscó plasmar la sensación de impotencia que puede acompañar la búsqueda del éxito. Al explorar este sentimiento en una mansión de Hollywood, el juego expone las conversaciones sobre los sacrificios personales y morales que muchos artistas han enfrentado.
Más allá de su premisa, Dead Take refleja la carrera multifacética de Salim, quien divide su tiempo entre la actuación y el desarrollo de videojuegos. El juego fusiona experiencias de ambos mundos, planteando a los jugadores una pregunta incómoda: ¿hasta dónde estarían dispuestos a llegar para alcanzar sus metas dentro del entorno opresivo del estrellato?
La propuesta singular de Dead Take
A través de un formato innovador que emplea elementos de acción real, Dead Take busca desafiar la percepción del jugador sobre la veracidad, la autenticidad y la manipulación de las narrativas que abundan en Hollywood. La decisión de mostrar a los actores en pantalla, según Salim, responde a un deseo profundo de revelar lo que hay detrás del arte, presentando al actor real, lejos de los personajes animados habituales.
Esta fusión única de cine y videojuegos no solo ofrece una nueva forma de narrar historias, sino que también permite una mirada sin adornos a la maquinaria que sostiene el entretenimiento moderno.

Repercusiones sociales y reflexiones contemporáneas
La próxima llegada de Dead Take no solo tiene implicaciones en cómo jugamos y experimentamos el arte, sino que también nos obliga a confrontar las realidades de la fama, el poder y el costo humano del entretenimiento. Surgent Studios no es ajeno a estos temas; su proyecto anterior, Tales of Kenzera: ZAU, también exploraba historias personales genuinas y fue bien recibido por su profunda narrativa.
Para Salim, Newbon y Starr, Dead Take es la continuación de una conversación iniciada tiempo atrás. Una que refleja, a través de sus carreras y experiencias personales, la posición delicada y a menudo precaria de los actores en el competitivo mundo del entretenimiento.
La colaboración entre artistas cercanos ofrece una perspectiva única sobre historias que pueden resonar con muchos. Al infundir su verdad y vivencias en el juego, Dead Take se erige como un manifiesto audaz sobre la industria, que no teme enfrentar las sombras detrás de sus éxitos.
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