
Predator es una franquicia sumamente particular. Planteada como película de acción protagonizada por Arnold Schwarzenegger en 1987, la saga fue mutando a través de los años hasta llegar a una actualidad donde el villano pasó a formar parte de la cultura popular y nos intriga saber más de su pasado, su presente, su anatomía, su civilización. Predator trascendió más allá de sus películas y hacer una narrativa con el personaje es muy diferente al rol que se le dio en esas primeras historias. Si alguien tiene claro todo esto, es Dan Trachtenberg.
El director de la aclamada Prey (2022), que busca darle un enfoque diferente a la forma de contar historias sobre Depredador, vuelve a tomar el manto para dirigir Predator: Killer of Killers, esta película donde Depredador se sumerge en la animación para entregarnos un universo de posibilidades que aún no habíamos visto en ninguna de las entregas anteriores de esta saga.

Predator: Killer of Killers es, ante todo, un rejunte de historias. Son tres episodios, ambientados en distintas épocas de nuestra historia: los vikingos, el Japón feudal y la previa a la segunda guerra mundial. Estas diferencias históricas son sumamente interesantes y la búsqueda detrás de esto me parece de lo mejor de la experiencia; entender así como un grupo de militares en los ‘80 tuvo que enfrentarse a Depredador en la primera película, que hubiese pasado si esto sucedía en cualquiera de esos periodos temporales.
En un principio, ese objetivo está cumplido. La percepción del Depredador por las diferentes culturas y las herramientas que cada uno de ellos tienen para hacerle frente es sumamente diversa y dinámica, dándonos secuencias de buenas escenas con suma originalidad para una franquicia que, tratándose de un espacio-tiempo actual, ya se estaba quedando sin recursos.
Sí debo decir que todas estas historias tienen un trasfondo narrativo que va más allá de la relación con el depredador y que buscan ofrecer un nivel más de profundidad a la trama. En la mayoría de los casos, son metáforas y alegorías a cuestiones familiares o de amistad que de una forma u otra terminan resolviendo por la irrupción del Depredador en la historia. Si bien me sigue pareciendo interesante y un buen condimento para esta historia, pocas veces sentí que le dieran el desarrollo suficiente para terminar de cerrar el círculo y muchas de estas historias terminan quedando a mitad de camino entre lo que quieren ser y lo que son.

Sin embargo, donde realmente brilla esta película es en el apartado audiovisual. La animación, con un estilo cercano a Arcane, la serie de League of Legends, nos ofrece una experiencia brutal de acción y sangre que representa a la perfección lo que Depredador es y siempre debería ser. Secuencias que sería muy difícil hacer en live action o incluso llevar años de aprobación de parte del estudio, Dan Trachtenberg se encarga de que sean reales y que nos lleguen mediante Predator: Killer of Killers.
Hay secuencias de decenas de minutos que quizás no tienen diálogo ni música. Es sólo lo visual y los sonidos de esas espadas chocando, esa sangre brotando u esas balas colisionando. Todo representa un espectáculo visual de acción sumamente espectacular que dejará encantado a más de uno. Ni hablar si sos un seguidor de este personaje y las diferentes versiones que han encontrado para ofrecer en una misma película.

Para terimnar, un elemento que termina de darle sentido a Predator: Killer of Killers es su secuencia final. Es una cuestión en la cual no podemos adentrarnos muchos, ya que vale la pena para la experiencia personal de esta película; pero hay una vuelta de tuerca que termina de darle entidad y sentido a cada una de las historias que vemos en pantalla.
Esta resolución, si bien me pareció correcta y deja abierta la puerta a literalmente infinitas opciones dentro de la franquicia y de futuras producciones a realizar, terminó dejándome con sabor a poco y con la misma sensación que cada episodio particular: hay un concepto muy fuerte, poco desarrollado. Está la intención de crear algo que va más allá de la suma de sus partes, pero no deja de sentirse como pequeños fragmentos ensamblados.

Predator: Killer of Killers es una muy buena experiencia y una gran película para acompañar a una franquicia que ya lleva casi 40 años, varias entregas y una loop de redundancia que era dificil de quebrar. El responsable de hacer eso realidad fue Dan Trachtenberg, y mucho de lo que hemos visto en Prey, lo volvemos a ver en esta pelicula animada.
Ojalá haya más de Predator: Killer of Killers y se de más luz verde a proyectos de esta índole. Si bien creo que hay muchas cuestiones que podrían tener un trabajo más profundo y una nitidez en la ejecución de varias ideas, me parece un gran inicio para un camino que se abre con expectativa de ser recorrido. Ojalá no sea la última vez que hablemos de esta película.

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