
Hubo una época donde las adaptaciones de videojuegos eran mala palabra en Hollywood. Quizás por lo difícil que es adaptar un medio sumamente interactivo a otro que no lo es, o quizás porque todavía no había creadores de series y películas que hubiesen nacido, crecido y desarrollado su arte consumiendo videojuegos (y por ende, entendiéndolos). Lejos de esa realidad, hoy estas adaptaciones dominan un gran sector del mercado. The Last of Us no solo es un ejemplo en cuanto a éxito comercial, sino a calidad televisiva. Esa misma calidad elevó la vara de qué es lo que esperamos en la segunda temporada de la serie.
Adaptando a The Last of Us - Part II (2020), esta segunda temporada se aleja cinco años narrativamente de la primera entrega y nos ofrece un vistazo a lo que es la vida en Jackson, el pueblo donde el hermano de Joel formó una ciudad que permitió a nuestros protagonistas mantenerse seguros todo este tiempo. Si bien casi todo lo que vimos es muy fiel al videojuego, hay varias cosas que destacar.

En primera instancia, creo que este primer episodio nos deja bien en claro que la serie ha tomado vida propia y que, como toda adaptación, apunta a otro medio y otro lenguaje diferente a los videojuegos. No me parece mal, pero también entiendo a quienes prefieran la obra base. Hay una realidad: gran parte del chiste de The Last of Us Part II recae en cómo narrativamente se cuenta la historia. Eso se destruyó en este primer episodio y posiblemente tengamos una serie mucho más lineal que el videojuego. ¿Está mal? No. ¿Está bien? Tampoco. Son cosas diferentes y se juzgará a lo largo de los episodios qué tan logrado está.
Sí es cierto que hay un golpe de efecto muy grande que se pierde al decidir contar la historia así, pero posiblemente tenga que ver con la tarea de adaptación de este juego -que es muy extenso- al formato serie. Está confirmado que la tercera temporada seguirá adaptando la misma historia, y aún así, tampoco sabemos a ciencia cierta si no se necesitarán más temporadas. De vuelta: te puede gustar o no, pero a priori no creo que sea una mala decisión. Es una elección que separa completamente el concepto del videojuego del de esta temporada, lo cual tendrá intenciones y direcciones diferentes. Hay que darle tiempo.

El plus de esta decisión ya se empezó a ver en este primer episodio y es el conocimiento de Craig Mazin a cargo de una producción televisiva. Si bien Neil Druckmann, creador del juego, aporta para expandir el universo, Craig es el encargado de darle el peso a las cosas como una serie merece. No es la misma forma que un videojuego y eso se empieza a ver en pequeñas actitudes y momentos de los personajes interactuando con su entorno, con su espacio personal y con el resto del elenco. La escena de Joel con la terapia es un claro ejemplo. El episodio de Bill y Frank en la anterior temporada es una utopía a volver a realizar: ojalá haya más momentos cómo ese en The Last of Us. Propios, originales, atrevidos. Con ganas de expandir todo lo que conocemos de The Last of Us sin dañar nada de lo que al espectador le gustaba.
Este episodio sirve de introducción y reintroducción porque aún cuando el foco está en Joel, Ellie y el tiempo que pasó desde la primera temporada, también vemos la introducción de un montón de personajes que aún no conocíamos y de unos cuantos otros que en cierta forma todavía desconocemos. Es un episodio muy introductorio que se toma el tiempo de dejar en claro quiénes serán los protagonistas de esta temporada, algo necesario para desarrollar la acción de lo que vendrá.
Mención especial para Pedro Pascal y Bella Ramsey que realmente se han logrado meter en el papel y darnos una versión espectacular de sus personajes. Con Joel quizás la transición era más fácil de caracterizar y, si bien Pedro Pascal no me parece un actor con un rango sumamente extenso, el personaje le queda pintado. Bella transita otro camino: las diferencias físicas en el lapso de tiempo que se propone son mucho menores a las que plantea Ellie en el videojuego y entiendo a quien pueda parecerle extraño esto, pero la verdad es que su actuación me parece sublime y ante cada duda ha respondido con una enorme entrega de su parte con el papel.

HBO siempre me significó sinónimo de calidad en cuanto a series, y The Last of Us es una obra increíble que nace de los videojuegos. Me intrigan un montón de cosas respecto a cómo buscarán adaptarlas y cuál será la vuelta para que el efecto de ciertas acciones sea el mismo (o similar), pero sin dudas este primer capítulo tuvo mi atención.
Mientras se aleja de la primera temporada, logra generar una renovación de elenco que sienta las bases para todo lo que vendrá. Los objetivos que tiene, los cumple. Más que dudas, solo queda expectativa y esperar al próximo domingo para ver qué es lo que tiene para ofrecernos HBO con esta segunda temporada de The Last Of Us.

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