REVIEW | Assassin’s Creed Shadows: La evolución de la fórmula

Assassin’s Creed es una de esas franquicias a las que uno no puede ser ajeno. Lo más probable es que, al menos alguna vez en nuestra vida, hayamos participado del conflicto entre Templarios y Asesinos, que viene dando frutos desde 2007. Luego de un desarrollo de casi cinco años, que inició justo tras el lanzamiento de Assassin’s Creed Valhalla, Ubisoft Quebec nos lleva directamente al Japón del siglo XVI para vivir uno de los períodos más interesantes (y sangrientos) de la tierra del sol naciente. Con un apartado técnico deslumbrante, varias innovaciones al sistema de combate y una historia apasionante narrada a través de sus dos protagonistas, Assassin’s Creed Shadows se perfila como uno de los mejores títulos de la etapa moderna de la saga.

Lo primero que llama la atención del nuevo juego de Ubisoft es su cuidado apartado técnico, y no me refiero a lo lindo que se ve, sino a lo pulida que está la experiencia en general. Assassin’s Creed Shadows corre fluido y sin tiempos de carga aún cuando lo jugamos en modo “calidad”, mostrando la clásica pantalla con el avatar corriendo en un entorno virtual únicamente al hacer viaje rápido o cuando cambiamos de personaje. Este modo no presenta caída de cuadros por segundo ni sacrifica parte del rendimiento en pos de la fidelidad gráfica; no son 60 FPS pero funciona tan bien que nunca tuve la necesidad de jugarlo en modo “rendimiento”. En más de 40 horas de juego no me crucé con bugs ni tuve problemas de ningún tipo, aún sabiendo que estaba trabajando con la versión 1.0 previa al inevitable parche del día de lanzamiento. La saga necesitaba soltar a las consolas de la generación pasada, y se nota mucho que este desarrollo aprovecha bien el hardware actual.

El Japón del siglo XVI rebosa de una belleza única con una naturaleza exuberante presente en todo momento. Ubisoft Quebec realizó un trabajo exquisito a la hora de recrear locaciones, templos, aldeas y estructuras clásicas como los castillos y pagodas de la época. La ubicación de los puntos de interés sigue una lógica orgánica, con largos caminos que interconectan los lugares más transitados como pueblos y rutas comerciales. Las aglomeraciones más importantes, como las ciudades, se sienten vivas gracias al tránsito de peatones y la actividad de los vecinos en el puerto o en las tiendas locales. De vez en cuando cambia la estación y con ella se renueva el aspecto general del juego. Atravesar un bosque durante un un otoño rojizo, viendo caer las hojas a merced del viento es un espectáculo visual único. Pero también sorprende cómo cambia el escenario durante un invierno blanco, cuando corremos a través de un campo con la nieve hasta la rodilla y el bioma se modifica radicalmente.

El mapa es grande, como era de esperar, pero en ningún momento vamos a sentir aquella presión por ir a la próxima atalaya para desbloquear 15 nuevos íconos de actividades. Por el contrario, éstas cumplen la función clásica para el viaje rápido y dependerá de nosotros si elegimos buscar puntos de interés o preferimos descubrirlos a través de la exploración a pie. Además, podemos ir desbloqueando diferentes guaridas pequeñas que nos sirven no sólo para viajar rápido sin escalar atalayas, sino para recuperar raciones, herramientas y contratar espías. Quizás la innovación más grande en cuanto al mapa sea la posibilidad de enviar espías a hacer un reconocimiento para ubicar a un objetivo, que en términos jugables no es más que elegir un punto en el mapa siguiendo ciertos criterios, pero suma a la inmersión y si no venimos explorando bien puede ser todo un desafío.

La historia es la que marca el ritmo de juego y, luego del chasco narrativo de Assassin’s Creed Mirage, volver a tener una experiencia narrativa inmersiva y atrapante se siente como un bálsamo fresco, en especial para los jugadores recurrentes. Este es uno de los aspectos más cuidados de la propuesta que, sin dejar de ser una clásica historia de venganza, nos va mostrando cómo evolucionan nuestros protagonistas a través de ciertas situaciones. Cada uno tiene diferentes puntos de origen y, a través del primer arco, llegarán a cruzar sus caminos. A partir de entonces podremos cambiar de personaje en cualquier momento, ya sea porque preferimos su estilo de juego o porque la misión lo requiere. En general, casi cualquier objetivo principal puede completarse con cualquiera de ellos, sin embargo ambos tienen una serie de misiones exclusivas que exploran su pasado y ayudan a construir su presente.

Tanto Naoe como Yasuke tienen motivos de sobra para asesinar al grupo de antagonistas principales pero, a medida que avanzamos en la historia, se irán revelando más detalles sobre un rico trasfondo que explica sus acciones. Las razones pueden ser tan mezquinas como complejas, después de todo “Japón es una tierra repleta de hombres peligrosos”, como diría Yasuke, pero también hay lugar para la compasión. De hecho, hay varias misiones que nos permiten tenerle piedad a nuestros objetivos. Claro, esto sucede si pudimos encontrar cierta evidencia que los exonera o eliminar a cierto individuo que los obliga a actuar contra su voluntad. Si nos detenemos a apreciar el excelente trabajo que hicieron los guionistas vamos a ser recompensados con un grado de inmersión pocas veces visto dentro de la propia franquicia. La exploración da un paso al costado frente a la narrativa y nos invita a vivir una historia apasionante que, luego de ver los créditos finales, nos deja con un extenso y hermoso Japón medieval por explorar.

Assassin’s Creed Shadows es el título que mejor abraza el concepto de asesinar y tiene sentido. Después de todo, jugamos como una verdadera Shinobi, y contamos con un amplio abanico de recursos para quitarle la vida a nuestros enemigos. Yasuke propone una jugabilidad un poco más pesada, es un samurai hecho y derecho con un arsenal de armas para arrasar con todo lo que se cruce a su paso. Las puertas de madera ceden ante su armadura, los grupos de enemigos sin protección caen como cañas de bambú ante su poderosa lanza y todo lo demás debe enfrentarse a su peligrosa katana. También puede usar un arco largo y un arquebús (una suerte de mosquete antiguo) para atacar a distancia, pero lo más importante es que tiene sus propios árboles de habilidades y un estilo de combate único.

Si usamos a Yasuke, el juego se vuelve una fiesta de acción y combates brutales. No se trata de cubrirse, sino de soltar el botón en el momento justo para contraatacar y romperle la postura al oponente. Puede derribar a un enemigo con una fuerte patada, rematar a los que se caen al piso y empalar (literalmente) a los que tomamos por sorpresa. No hay sigilo que valga, si bien técnicamente es posible, y hacemos un daño muy alto con cada ataque. El guerrero portugués no tiene el clásico ojo de halcón, tampoco ve a los objetivos a través de las paredes ni puede trepar a cualquier estructura. Sin embargo, aún podemos marcar enemigos con un botón si los observamos y también detectar objetivos o puntos de interés.

Naoe ofrece la verdadera experiencia Shinobi. Es ágil y habilidosa, nunca habíamos tenido un personaje tan veloz en un Assassin’s Creed. Puede trepar con celeridad utilizando un gancho, sus manos y todo lo que tenga a su alcance. Utiliza herramientas de ninja como proyectiles shuriken, kunai, bombas de humo y cascabeles para llamar la atención de los guardias. Su armamento favorece la velocidad y, además de la clásica katana, contamos con la kusarigama (una hoz y una bola de hierro unidas por una cadena) que nos ayuda a controlar grupos de enemigos y a romperle la postura a los enemigos más poderosos. Una de mis armas favoritas son las tantō, dos espadas cortas que ofrecen una agilidad única a la hora de combatir, con un daño moderado pero ideal para aplicar veneno o sangrado. Parte de su árbol de habilidades nos permite reemplazar una de las tantō por la “hoja oculta” de los asesinos, dispensando muerte súbita inclusive en medio de un combo.

Las innovaciones más importantes del apartado jugable están en el sistema de sigilo. Al no contar más con un águila para sobrevolar los campamentos enemigos, el “Ojo de halcón” será nuestro único recurso para ver la ubicación y marcar oponentes. Al agacharnos haremos menos ruido pero además podremos ver de reojo un marcador blanco por donde hay un enemigo que podría llegar a vernos. Ahora podemos arrastrarnos por el piso para evitar aún más la mirada de los guardias, esto nos permite escondernos en pastos bajos y meternos por ciertos pasadizos. Es una herramienta vital para la infiltración en algunos edificios, pero también es útil en la exploración de las cavernas opcionales. Naoe puede, a diferencia de Yasuke, rodar de costado y moverse rápidamente aún cuando está cuerpo a tierra.

Otro de los conceptos nuevos es moverse entre las sombras. Fiel al título de esta entrega, el juego propone que nos ocultemos en la oscuridad y para eso nos permite eliminar todas las fuentes de luz para planear mejor nuestra estrategia. Desde romper faroles hasta apagar velas o lámparas, inclusive podemos aprovechar la lluvia para infiltrarnos de noche en una base cuando las antorchas están apagadas. La oscuridad pasa a ser un lugar de escondite perfecto al punto que nuestros enemigos no van a poder vernos, como si estuviéramos dentro de un armario o montaña de paja. Esto cambia por completo la dinámica de juego y le da una identidad única a esta entrega, propiciando verdaderas matanzas potencialmente sin testigos. El equipamiento tiene habilidades únicas que facilitan las eliminaciones por contexto, removiendo más segmentos de vida si asesinamos desde el aire, las sombras o mientras corremos. Si mejoramos la forja en nuestra base vamos a poder combinarlas y armar conjuntos de equipamiento apropiados para cada ocasión o estilo de infiltración.

Assassin’s Creed Shadows ofrece una historia rica y apasionante. Dos protagonistas bien diferenciados, no sólo por estilo de juego sino por sus arcos narrativos, y el mundo más hermoso y vivo de toda la franquicia para explorar. Su mapeado extenso, lejos de resultar abrumador, se perfila como un fantástico escenario para recorrer y explorar. Tiene cuevas repletas de tesoros, templos y todo tipo de aldeas para descubrir. Los bosques ocultan algunos secretos fantásticos y tiene un puñado de misiones emergentes verdaderamente memorables. Su punto más débil es, tal vez, lo repetitivas que resultan algunas actividades como rezar o encontrar los pergaminos en los templos, algo que no es tan opcional porque dan puntos de conocimiento que desbloquean los árboles de habilidades. Celebro que hayan eliminado el pase de batalla pago, porque habiendo visto los vestigios que quedaron en el juego final y desbloqueado varias de sus recompensas cosméticas, sin duda hubiera sido un escándalo. Pero todo esto se compensa con lo divertido que es invadir un castillo matando a los capitanes, encontrar locaciones únicas y recorrer esta versión de Japón en sus gloriosas cuatro estaciones. Es sin dudas mi entrega favorita de la saga y la prueba fehaciente de que Ubisoft todavía puede hacer juegos increíbles.

9

De las mejores entregasAssassin’s Creed Shadows ofrece una historia apasionante con personajes carismáticos, un mundo exquisitamente precioso y un gran sistema de infiltración. No es perfecto, pero es sin dudas una de las mejores entregas de la saga.

Revisado en PlayStation 5

Plataformas:

PCPlayStation 5Xbox Series SXbox Series X