
Desde siempre el cine catástrofe se consolidó como una fuente de entretenimiento e historias “más grandes que la vida” que logran conectar a personas frente a una pantalla gigante o en el sillón de su casa. Este tipo de películas siempre requieren más presupuesto en aras de lograr secuencias de acción que sorprendan y ayuden a empatizar con lo que ocurre.
Por esta razón, estas películas suelen venir desde Estados Unidos o las grandes potencias de Oriente. Por eso llama tanto la atención el nombre de John Andreas Andersen, este director noruego de 52 años es hoy una figura de relevancia en el mercado audiovisual. ¿Por qué? Se le encargó dirigir la continuación de una de las grandes películas de desastres naturales de su región: The Wave (Bolgen, 2015), dirigida por Roar Uthaug y que contaba la historia de Kristian Eikjord, un geólogo que buscaba advertir a los especialistas de la posibilidad de un tsunami en en la montaña de Hakneset y finalizaría con una ola gigante de 80 metros. Nadie le creía hasta que ocurrió.
Con dramas familiares y mucho conflicto burocrático y técnico, la película logra coronar algunas secuencias espectaculares con efectos visuales no tan comunes en cintas noruegas. Obviamente esto pedía a gritos secuela y allí pasó al frente Andersen.

En The Quake (Jordbavningen, 2018) retomamos la vida de Kristian luego de hechos contados en la anterior película, la ola gigante había terminado también con su matrimonio y vida familiar. Pero se topa con una información clave: se está por repetir un fenómeno que llevó en 1904 a que se desarrollé un terremoto de 5.4 en la escala de Ritcher en Oslo, ahora la ciudad vuelve a estar en jaque y todo parece llevar a un nuevo suceso. Obviamente, nadie le cree y todo vuelve a pasar.
La película fue un éxito total y llevó a John Andreas Andersen a dirigir el cierre de la trilogía: Maremoto (The Burning Sea / Nordsjoen, 2021). En esta historia seguimos en Noruega, lo que ya se convierte en un lugar de mucha mala suerte, y seguimos la historia de un grupo de personas que descubren un problema con una plataforma petrolera, y eso abre el juego a uno de los desastres ecológicos más grandes de la historia de la humanidad. Es posible que el nombre Maremoto confunda, ya que el desastre natural se da en la posibilidad de que 350 plataforma se destruyan por un problema tectónico y todo el mar se prenda fuego. Muchas escenas de acción y grandes efectos visuales garantizados.
Ya sea con el mar tomando venganza, con la tierra temblando y reclamando lo que es suyo, o con el mar llorando petróleo y fuego, Noruega demuestra que tiene muchas historias por contar.
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