Cómo trabaja el equipo de veterinarios que participa del rescate de perros y gatos en la Ciudad de Buenos Aires

La puerta se abre y los ladridos resuenan en el ambiente. Algunos perros, agotados, apenas pueden moverse dentro de sus jaulas. Otros intentan acercarse a la reja, pero el hacinamiento se los impide. Son 57 caniches en condiciones insalubres, privados de atención veterinaria y viviendo entre desechos. Es un criadero clandestino y el lugar donde el médico veterinario Juan Catoyra debe intervenir.

Como parte del equipo de Animales BA Perros y Gatos de la Ciudad, el especialista de 50 años realiza operativos para evaluar la salud de aquellos que fueron rescatados de situaciones de abandono o maltrato. En este caso, su tarea consistió en revisar el estado físico de cada uno y certificar las condiciones en las que se encontraban.

“Es difícil ver que pasaron toda su vida en una jaula, privados de alimento y cuidados básicos. Encontrarnos con ese sufrimiento es una de las partes más duras de nuestro trabajo”, confesó Catoyra.

La realidad del maltrato animal es un problema recurrente en la Ciudad de Buenos Aires, donde los operativos de rescate se activan a partir de denuncias realizadas por vecinos o por pedidos de la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA).

En el último año, según datos del gobierno porteño, el equipo de veterinarios al que pertenece Catoyra participó en 75 procedimientos, en los que se rescataron 181 animales (137 perros y 44 gatos). Muchos de ellos, en estado de abandono extremo.

No siempre la tarea consiste en retirar perros o gatos de lugares inseguros. En varias oportunidades, los veterinarios deben hablar con los dueños para garantizar una solución pacífica. Catoyra recordó el caso de una familia de acumuladores compulsivos en Villa Devoto, donde 20 gatos convivían en condiciones precarias, escapándose con frecuencia hacia las casas vecinas. La situación derivó en conflictos con el barrio y una denuncia ante la fiscalía.

“El problema no era solo la cantidad de gatos, sino que estaban en muy malas condiciones sanitarias”, explicó. Su rol, en este caso, no fue solo médico, sino también de mediador. Logró que estas personas comprendieran que la mejor alternativa era dar en adopción responsable a algunos de los animales para mejorar su calidad de vida. En aquella ocasión, debió conversar durante horas hasta que entendieron que podían vivir mejor sin generar problemas con los vecinos.

La vocación que tiene Catoyra viene prácticamente desde la cuna. Se crió en una casa rodeada de perros, gatos, hámsters y cobayos, lo que despertó en él las ganas de ayudarlos. “Desde muy chico tuve un gran deseo de asistirlos. La veterinaria me permitió entender la importancia social y sanitaria de esta profesión”, señaló.

Si bien ha vivido cientos de intervenciones a lo largo de su carrera, hubo una que lo marcó especialmente. Hace 11 años, encontró una caja con cachorros abandonados en la calle. Todos eran negros y blancos, excepto una hembra marrón y blanca: “La adopté sin dudarlo y la llamé Lola. Sus hermanos fueron vacunados, desparasitados y entregados en adopción”.

Desde entonces, Lola es parte de su familia. Lo acompañó en su crecimiento profesional y fue clave en la crianza de sus hijos. “Es la mejor perra que tuve en mi vida. Se adaptó perfectamente a la casa y nos enseñó mucho sobre la responsabilidad y el amor incondicional. Sin dudas, los animales adoptados son los más agradecidos”, aseguró.

El equipo de Animales BA Perros y Gatos de la Ciudad, dependiente de la Subsecretaría de Ambiente del Gobierno porteño, tiene como objetivo garantizar el bienestar de aquellos que son rescatados. Una vez asegurado su resguardo, los especialistas intervienen con atención veterinaria integral: evaluación clínica, desparasitación, vacunación antirrábica y castración.

En la Ciudad de Buenos Aires, este tipo de gestión puede realizarse de manera anónima y se gestiona a través de la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA). Para hacerlo, se recomienda documentar la situación con fotos o videos si es posible y luego realizar la denuncia llamando al 0800-3334-7225 o completando el formulario en línea del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad. Cada denuncia puede significar una oportunidad para mejorar la vida de un animal en peligro.