
Las palabras del entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama durante la ceremonia donde firmó la derogación de “Don’t Ask, Don’t Tell”(No preguntes, no digas) marcaron un hito para numerosas personas que prestaban servicio en las Fuerzas Armadas de ese país.
Aquella medida representó un acto de reconocimiento hacia los derechos de todos los ciudadanos y consolidó un cambio profundo en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. “Nuestro país ya no negará la posibilidad de servir a miles de estadounidenses patriotas que se vieron obligados a abandonar las fuerzas -sin importar sus habilidades, su valentía, sin importar sus años de desempeño ejemplar- por ser homosexuales. Ya no se les pedirá a decenas de miles de estadounidenses uniformados que vivan una mentira, ni que miren por encima del hombro, para servir al país que aman”, dijo el entonces presidente estadounidense. Y en una sola frase sintetizó el principio fundamental que guiaba el cambio: ”Porque no somos una nación que dice: ‘No preguntes, no digas’. Somos una nación que dice: ‘De muchos, somos uno’".

El acto encabezado por Obama y quien por entonces era el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, contó con la presencia de soldados, activistas, legisladores y figuras clave que durante años lucharon por derogar la política instituida en 1993 por otro presidente Demócrata: Bill Clinton.
En 1994, Estados Unidos había adoptado el “No preguntes, no digas” como la política oficial sobre el servicio militar de personas lesbianas, gays y bisexuales. Las autoridades no podían preguntar por la orientación sexual de los que ingresaban a las Fuerzas Armadas pero los que ingresaban no debían revelar sus preferencias sexuales.
Esa norma representaba una forma pura de discriminación y prohibió a los miembros de las Fuerzas Armadas declararse abiertamente homosexuales o bisexuales bajo la amenaza de ser dados de baja.
Aquella regulación se basó en la suposición falsa de que la presencia de personas LGBTQ+ en cualquier rama de las Fuerzas Armadas socavaría la capacidad de esas personas para cumplir sus deberes. A lo largo de la vigencia de la política, cientos de integrantes de las fuerzas fueron expulsados simplemente por ser quiénes eran y a quiénes amaban.

La ley prohibía a cualquiera que “manifieste su tendencia o intente mantener prácticas homosexuales” servir en las Fuerzas Armadas, porque “podría crear un riesgo inaceptable para los altos estándares morales, el buen orden y disciplina, y la cohesión de la unidad que es la esencia de la capacidad militar”.
Tal vez sirva como ejemplo de lo que significaba aquella normativa con el contenido de un fragmento de una guía del Pentágono -publicada en 1993- sobre los homosexuales en las fuerzas: “La orientación sexual no será una prohibición para prestar servicio a menos que se manifieste la conducta homosexual. las fuerzas despedirán a los miembros que participen en conducta homosexual, que es definida como actos homosexuales, afirmar que el miembro es homosexual o bisexual, o casarse o intentar casarse con alguien de su mismo género”.
Aquella política se instauró luego de que Clinton prometiera durante la campaña presidencial de 1992, que se permitiría a todos los ciudadanos fuera cual fuera su orientación sexual servir en las Fuerzas Armadas. Hasta entonces había una completa prohibición para los que no fueran heterosexuales.

Debido a diferentes presiones se llegó a un punto que podría haberse llamado “intermedio”. No se prohibía la entrada de homosexuales y lesbianas, pero el reclutador no preguntaba y el reclutado tenía que callar. Lo que era un hecho profundamente discriminatorio.
Esa normativa fue mantenida durante los dos períodos presidenciales de Clinton y los dos de George Bush (H) y hasta más de la mitad del primer mandato de Obama. Derogar la ley llevó algún tiempo y necesitó de muchas negociaciones.
El 10 de octubre de 2009 Obama anunció que derogaría esa norma en un discurso ante Human Rights Campaign (HRC), la mayor organización de lucha por la igualdad de los derechos civiles del colectivo LGTBQ+.

La organización HRC señala en su web que: “hizo de la derogación de ‘No preguntes, no digas’ una de sus principales prioridades, y la opinión pública reflejó el cambio en la percepción sobre las personas LGBTQ+ sirviendo abiertamente en las Fuerzas Armadas. Cuando el presidente Obama asumió el cargo, ya existía una coalición de partidarios y funcionarios electos dispuestos a poner fin a esa política. Nuestra gira Voices of Honor trabajó con cientos de veteranos LGBTQ+ en 50 ciudades distintas para presionar al Congreso a derogar ‘No preguntes, no digas’. Identificó a más de 20.000 veteranos a favor de la derogación. También cooperamos con Eric Alva, un marine abiertamente gay y la primera persona herida en la guerra de Irak, para compartir su historia y hablar en nombre de los miles de miembros del servicio LGBTQ+ que luchaban activamente por el país”.
Fue por eso que HRC envió 19 millones de correos electrónicos a miembros y simpatizantes, 625,000 correos electrónicos a integrantes del Congreso, 50,000 cartas manuscritas y realizó 1,000 visitas de lobby.
Se jugaba algo muy importante, fue por ello que la poderosa organización señala que: “En la preparación de la votación para derogar ‘No preguntes, no digas’ en el Comité del Senado que supervisa a las Fuerzas Armadas, HRC se movilizó en seis estados clave para lograr la aprobación en el comité. Después, expandimos nuestros esfuerzos a nivel nacional, contratando a 27 personas en el terreno, para reunir apoyo de cara a la votación en el Senado. Después de decenas de miles de cartas, correos electrónicos y llamadas telefónicas de nuestros miembros y simpatizantes, se logró la victoria y ‘No preguntes, no digas’ fue derogado por completo”.

Hubo dos intentos en el Congreso para revocar la ley que fueron bloqueados por los republicanos. Sin embargo, el 15 de diciembre de 2010 la Cámara de Representantes, por 250 votos a favor y 175 en contra, aprobó la derogación. El Senado lo hizo tres días más tarde por 65 votos contra 31. Hubo votos de los dos partidos para derogar la legislación discriminatoria.
El 22 de diciembre de 2010 Obama firmó la derogación de la normativa y el nuevo formato comenzó a ser aplicado a partir de septiembre del año siguiente.
En una recordada ceremonia -realizada en Washington hace 15 años- Obama dio un discurso del que se pueden extraer algunos fragmentos relevantes.

Obama dijo: “Me enorgullece firmar una ley que pondrá fin al principio de ‘No preguntes, no digas’. Es una ley —esta ley que estoy a punto de firmar— que fortalecerá nuestra seguridad nacional y defenderá los ideales por los que nuestros hombres y mujeres combatientes arriesgan sus vidas”.
Luego señaló: “Quiero dirigirme directamente a los hombres y mujeres homosexuales que actualmente sirven en nuestras Fuerzas Armadas. Durante mucho tiempo, su servicio ha exigido un sacrificio particular. Se les ha pedido que carguen con la carga adicional del secretismo y el aislamiento. Y, mientras tanto, han arriesgado sus vidas por las libertades y los privilegios de la ciudadanía que no se les conceden plenamente”.

Se calcula que durante la vigencia del “No preguntes, no digas”, unas 13.000 personas fueron despojadas de sus uniformes. Aquel día Obama pidió: “Espero que los soldados, marineros, aviadores, infantes de marina y guardacostas que han sido dados de baja bajo esta política discriminatoria busquen volver a alistarse una vez que se implemente la derogación”.
Y concluyó: “Por eso les digo a todos los estadounidenses, homosexuales o heterosexuales, que solo desean defender a este país en uniforme: Su país los necesita, su país los desea, y será un honor para nosotros darles la bienvenida a las filas de las mejores Fuerzas Armadas que el mundo haya conocido”.
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