El femicidio de Ángela Diniz: cuatro disparos en la cabeza y un escándalo judicial que dividió a Brasil en dos

Protagonista del jet set de su país en los setenta, fue asesinada por su pareja. En el primer juicio, se juzgó más su moral sexual que a su victimario. Pero el movimiento feminista logró dar vuelta las cosas

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La presencia de Diniz en
La presencia de Diniz en los eventos más exclusivos de su época la convirtieron en una celebridad

Ángela Diniz tenía apenas 32 años cuando su pareja la asesinó de cuatro balazos en la cabeza. Era una protagonista del jet set de Brasil y se convertiría, tras su femicidio, en la protagonista de un escándalo en el que el mismísimo Poder Judicial cuestionaría su moral y justificaría su homicidio y, años más tarde, en un ícono de las luchas feministas de su país.

Diniz había nacido en 1944 en Belo Horizonte, en el estado brasilero de Minas Gerais. Siendo muy joven, se convirtió en lo que, a principios de los años setenta, se denominaba socialité. Su presencia, de una belleza cautivante, era parte del atractivo de los eventos que se organizaban para los círculos más exclusivos de su país, lo que la llevó a codearse con las figuras más distinguidas de Brasil.

Pero el 30 de diciembre de 1976 Diniz conmocionó a su país no con una de sus apariciones en público a la que apuntaban todos los flashes del momento, sino con su trágica muerte. Su historia, la de su asesinato y la del derrotero de su caso en la Justicia de su país son el hilo conductor de Ángela Diniz, asesinada y condenada, una serie de seis capítulos que acaba de estrenarse en HBO Max. Infobae habló con sus protagonistas y su director.

Un asesinato que paralizó al país

Fue en una casa de Praia dos Ossos (Playa de los Huesos), en Buzios, en el estado de Río de Janeiro. El femicida fue Raul Fernandes do Amaral Street, un empresario de 43 años conocido como Doca Street. Él y Ángela convivían llevaban conviviendo unos tres meses.

La actriz brasileña Marjorie Estiano
La actriz brasileña Marjorie Estiano encarna a Ángela en la serie que acaba de lanzarse. Crédito: HBO Max

Esa tarde, Ángela y Doca discutieron y ella lo echó de la casa. Él se subió a su auto, se alejó unos kilómetros y, repentinamente, pegó la vuelta con rumbo a la casa de la que acababa de irse. Usó su pistola Beretta: fueron cuatro disparos a la cabeza de Ángela, quien murió en el acto.

Doca no tardó en confesar el crimen. Y enfrentó el primer juicio en 1979, tres años después del homicidio. El tribunal estaba compuesto por siete jueces de Cabo Frío, en Río de Janeiro, y recibió una cobertura mediática inédita para esa época en Brasil.

El país prácticamente se paraba para conocer las novedades sobre el proceso judicial por televisión. La Red Globo se ocupaba de que el juicio llegara a millones de hogares del país, que se empezó a dividir en cuanto a su mirada sobre los hechos.

Un tribunal que juzgó la moral de la víctima

Ese primer juicio fue, sobre todo, un proceso atravesado por una mirada misógina del tribunal, de los medios de comunicación y de la sociedad en general. Además, incluso la ley de Brasil amparaba a los femicidas a través de una figura jurídica que recién dejó de existir en ese país hace apenas cuatro años: la legítima defensa del honor.

El abogado de Doca fue Evandro Lins e Silva, un famoso criminalista que invocó esa figura y buscó convencer al tribunal de que el homicidio debía considerarse atenuado por “razones emocionales”.

"La muerte de la pantera"
"La muerte de la pantera" tituló la revista Manchete tras el femicidio de Diniz

La estrategia del abogado defensor fue insistir en que Doca “había matado por amor” y que había actuado “en defensa de su honor”. El juicio, atravesado por un posicionamiento completamente machista, desvió la atención y el enfoque del proceso a un cuestionamiento directo de la moral de Ángela.

Parecía un proceso para condenar su vida sexual y no al hombre que le había disparado cuatro veces en la cabeza. La intimidad de la víctima fue revisada y prácticamente diseccionada tanto en la sala del juicio como en los medios de comunicación.

Sus experiencias sexuales fueron reveladas y el foco pasó a ser ese: sus relaciones con mujeres, con más de una persona al mismo tiempo y su incursión en prácticas sadomasoquistas protagonizaron la conversación. En todos los casos habían sido relaciones consentidas entre adultos, pero nada de eso importaba. Todo era pasible de ser examinado y juzgado.

Los medios de comunicación habían puesto el foco en su historia prácticamente desde el momento del asesinato. En vez de enfocarse en el crimen, narraban los escándalos en los que había estado envuelta en vida. La audiencia recibía la imagen de una “transgresora” y daba más peso a eso que a la violencia extrema por parte de Doca Street. La supuesta “honra masculina” se presentaba como un valor más importante que la vida de una mujer.

Con todo ese clima montado, en octubre de 1979 Doca Street fue condenado a sólo dos años de prisión en suspenso por homicidio culposo. Fue dejado en libertad inmediatamente, y la prensa aseguró que había cometido un “crimen pasional”.

La reacción feminista

Aunque millones de personas miraban a Ángela desde la misma perspectiva que el tribunal y que los medios de comunicación más masivos, hubo también una buena parte de la sociedad de Brasil que vivió como un escándalo el fallo que, en los hechos, liberó a Doca Street.

Los grupos feministas pelearon por
Los grupos feministas pelearon por un segundo juicio contra Doca Street, que había sido liberado tras el primer proceso

Distintos grupos feministas empezaron a ocupar las calles en las grandes ciudades de Brasil para protestar contra los femicidios. El caso de Ángela Diniz fue paradigmático en cuanto a la reacción y acción de las feministas del país, que se levantaron en contra de una resolución que consideraban absolutamente injusta.

“El que ama no mata” fue el lema que las feministas desplegaron por todo el país. Era una forma de decir que no había ninguna cuestión de honor que custodiarle al varón y que los “crímenes pasionales”, eso de “matar por amor” que argumentaban Doca y su abogado, no existen. Las manifestantes, además, hacían hincapié en que no importaba cómo vivía su vida una mujer: nada justificaba que la asesinaran.

La enorme presión que lograron ejercer los distintos movimientos feministas llevó a la anulación del primer juicio y a la convocatoria de un nuevo proceso. El foco estaba empezando a cambiar gracias al trabajo que habían llevado a cabo miles de mujeres en todo Brasil.

Hacia 1981, cuando se llevó a cabo el segundo proceso judicial, los medios de comunicación revisaron su posicionamiento. Dieron mucha más difusión al activismo de los grupos feministas y, sobre todo, prestaron atención a lo que había allí para aprender. Todo esto iba a tener impacto sobre el jurado.

El segundo juicio tenía un contexto mucho más favorable a Ángela, en el sentido de considerarla como lo que realmente había sido: la víctima de un femicidio. No hubo un foco puesto en su moral, y sí se miró con más detalle el entramado social en el que se había producido el crimen, una sociedad patriarcal en la que la violencia contra las mujeres, en sus formas más sutiles y más extremas, era moneda corriente.

Diniz tenía apenas 32 años
Diniz tenía apenas 32 años y una hija cuando Doca Street la asesinó en Buzios

Durante el segundo juicio, el valor más importante era el de la vida y el derecho a vivirla libremente, y no el de la supuesta honra que se había defendido en 1979. Las audiencias del juicio eran acompañadas presencialmente por grupos feministas, que organizaban vigilias y constantemente reclamaban una condena de prisión efectiva para el acusado.

Todas esas mujeres aplaudieron hasta el cansancio cuando escucharon el veredicto: Doca Street fue condenado a quince años de prisión. Finalmente, cumpliría tres en régimen cerrado, dos en régimen semiabierto y los últimos diez bajo libertado condicional. En 2006 publicó su versión de los hechos en el libro Mea Culpa: insistió con la mirada emocional del asesinato, que consideraba “instigado” por la conducta de su pareja y víctima. Murió en 2020 a los 86 años.

Un cambio de paradigma

La lucha feminista para que se produjera un nuevo juicio por el asesinato de Ángela Diniz sentó un precedente histórico en Brasil. Se sumaría a otros casos que llevarían a los grupos más activos a la calle, a pelear por sus derechos.

En el caso de Ángela, las feministas que lucharon por un segundo juicio lograron exponer que la figura de la “legítima defensa del honor” permitía atenuar penas en casos de extrema violencia.

Brasil se tomó su tiempo para revisar sus leyes. Recién en marzo de 2021 el Supremo Tribunal Federal (STF) del país tomó la decisión histórica de declarar inconstitucional la invocación de la “legítima defensa del honor” como vía para atenuar la pena de un femicida.

El actor Emilio Dantas encarna
El actor Emilio Dantas encarna a Doca Street, el femicida de Ángela Diniz. Crédito: HBO Max

La decisión se tomó porque el STF consideró que esa invocación, en casos de violencia de género extrema, se opone a principios constitucionales como la protección de la vida, la dignidad de la persona humana y la igualdad de género. Brasil es uno de los países con mayor número de femicidios cada año.

La serie que muestra la vida y la tragedia de Ángela

“Este crimen ocurrió en 1976 pero se trata de una historia muy contemporánea porque Brasil sigue viviendo situaciones muy parecidas. Nuestro objetivo fue apelar a la industria del entretenimiento para fomentar un debate social y un posicionamiento de cara a este tipo de casos que se dan todo el tiempo”, le dice Andrucha Waddington a Infobae. Es el director de la serie que HBO Max acaba de estrenar, y que cuenta en seis capítulos el crimen de Ángela Diniz y el proceso judicial que desencadenó.

Marjorie Estiano es la actriz que le pone el cuerpo a Ángela en la serie. “La sociedad todavía mantiene un pensamiento y un comportamiento machista. Es cierto que las mujeres hemos ganado libertades, yo tomo más decisiones que la generación de mi madre, y ella tomó más decisiones que la generación de mi abuela. Pero también es cierto que los femicidios no paran y todo el tiempo se necesitan nuevas leyes para proteger a las mujeres”, dice.

A Emilio Dantas, el actor que encarna a Doca Street, hubo un pacto que lo ayudó a convencerse de aceptar el papel: “Nos comprometimos a mantenernos apegados a los hechos tal como ocurrieron. Tener el pacto de que no habría ningún sesgo, que los hechos ciertos alcanzaban para contar esta historia, me convenció de formar parte”, le cuenta a Infobae.

Tal como se propuso Waddington, sostiene: “Creo en que el trabajo de los artistas puede ser un agente transformador de la sociedad. Tengo la esperanza de que las historias que contamos pueden generar un chispazo en quien las mira, generar reflexión y, en el mejor de los casos, ayudar a que estos casos no ocurran más”.

Hay una calle en la Playa de los Huesos, en Buzios, que lleva el nombre de Ángela Diniz. Ahora también hay una serie que lleva su nombre y cuenta su trágico destino: el de ser asesinada y el de ser condenada ella en vez de su propio asesino.

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