
Antonio Devoto nació el 12 de marzo de 1833 en Lavagna, una localidad de Liguria, Italia, en el seno de una familia genovesa de clase media. A los 17 años, en 1850, emigró a la Argentina junto a sus hermanos, Cayetano, Bartolomé y Tomás, para huir de las dificultades económicas y políticas de la Italia preunificada. Al llegar a Buenos Aires los hermanos se instalaron en el centro de la ciudad y abrieron un almacén en la calle Cangallo (hoy Perón). Este negocio inicial, aunque modesto, marcó el comienzo de su ascenso económico. Más tarde se trasladaron a la calle Reconquista, donde Antonio también estableció su residencia, y expandieron sus actividades comerciales al por mayor, lo que les permitió acumular capital rápidamente.
Antonio demostró un talento innato para los negocios y un sentido de la oportunidad que lo llevó a diversificar sus inversiones. En 1879, junto a sus hermanos, participó en la Campaña del Desierto adquiriendo 40.000 hectáreas de tierras que luego se expandieron a más de 500.000, abarcando territorios en La Pampa Central, Córdoba, Santa Fe, San Juan, Chaco y Río Negro. Estos suelos fueron destinados a la fundación de colonias agrícolas y ganaderas, una actividad que resultó extremadamente lucrativa. En 1905 compró 356.000 hectáreas a la South American Land Company, consolidando su imperio agropecuario a través de la Sociedad Anónima Estancias Trenel.
Además de su éxito en el sector agropecuario, Devoto se destacó como banquero y empresario. Fue presidente del Banco Inmobiliario, una institución que desempeñó un papel crucial en el desarrollo urbano de Buenos Aires. En 1888, junto a sus hermanos, participó en la fundación del Mercado de Abasto, un hito comercial en la ciudad. También invirtió en el Frigorífico Argentino, en la provisión de agua para Buenos Aires y en empresas navieras, además de ser un promotor de la inmigración: facilitó la llegada de italianos al país. Su fortuna creció exponencialmente convirtiéndose en uno de los hombres más ricos de Argentina a finales del siglo XIX.
Sin embargo Antonio no se limitó a acumular riqueza. Su compromiso con la comunidad italiana y su filantropía lo llevaron a financiar numerosas obras sociales y culturales, muchas de las cuales aún perduran en Villa Devoto. Su visión empresarial y su generosidad le valieron el título de conde, otorgado por el rey Vittorio Emanuele III el 23 de enero de 1916, apenas seis meses antes de su muerte el 30 de julio de ese año.

La vida personal de Antonio Devoto estuvo marcada por sus dos matrimonios. En 1870 contrajo primeras nupcias con Rosa Viale (1837-1896), sobrina de Luis Viale, influyente empresario italiano y fundador del Banco de Italia y del Banco Río de la Plata. Quien falleció luego de un recordado gesto de altruismo en el naufragio del Vapor América, la noche del 24 de diciembre de 1871: le entregó su salvavidas a la señora Carmen Pinedo de Marcó del Pont —en la ciudad de Buenos Aires un monumento en la costanera sur y una calle le rinden homenaje—. Rosa, hija de Bartolomé Viale, provenía de una familia bien conectada dentro de la colectividad italiana en Buenos Aires. El matrimonio con ella consolidó los lazos de Antonio Devoto con las élites italianas locales. Juntos vivieron en una casa de veraneo en lo que hoy es Villa Devoto, frente a la actual Plaza Arenales, y que originalmente se llamó Santa Rosa en su honor. Rosa falleció en 1896.
En 1901, a los 68 años, Devoto se casó en segundas nupcias con Elina Pombo, una mujer 33 años menor que él. Elina, proveniente de una familia argentina de clase alta, se convirtió en una figura clave en la continuación de las obras filantrópicas de su esposo tras su muerte. Aunque el título de conde no era hereditario Elina se hacía llamar “condesa”, un detalle que se refleja en los mármoles de entrada de la Basílica de San Antonio de Padua. Elina Pombo desempeñó un rol activo en la gestión de los proyectos de Devoto, incluyendo la construcción de la basílica y la donación de propiedades para instituciones educativas y sociales. Falleció en 1923, siete años después que Antonio, y nunca llegó a ver completadas algunas de las obras más ambiciosas que habían iniciado juntos.
Antonio Devoto residió en varias propiedades a lo largo de su vida. Una de las más significativas fue su casa de veraneo, construida en 1890 en la actual calle Mercedes 4002, frente a la plaza Arenales y la Avenida Salvador María del Carril. Esta casa, de estilo palaciego, sirvió como residencia para Devoto y Rosa Viale y, más tarde, para él y Elina Pombo. Rodeada de un entorno campestre, fue escenario de reuniones sociales importantes, como la recepción del presidente Julio A. Roca y el duque de los Abruzzos, Luis de Saboya, en 1904. Tras la muerte de Devoto, Elina donó la propiedad al Consejo Nacional de Educación, que la convirtió en la Escuela Antonio Devoto, inaugurada en 1921.
El proyecto más ambicioso de Devoto fue el Palacio Devoto, iniciado en 1913 en una manzana de más de diez mil metros cuadrados en la Avenida Nacional (hoy Salvador María del Carril). Diseñado por el arquitecto italiano Juan Antonio Buschiazzo, este palacio estaba destinado a ser una residencia de lujo para Devoto y Elina, con materiales importados de Europa: mármoles de Carrara, mosaicos de Venecia, vitrales, estatuas de bronce de Raingo Frères de París, y balcones de hierro forjado de Arcari, Italia. Sin embargo, ni Antonio ni Elina llegaron a habitarlo. Ambos murieron antes de que la obra estuviera terminada. Abandonado durante años, el palacio fue demolido en la década de 1940 y sus materiales de lujo fueron subastados.
Una leyenda urbana sostiene que el palacio fue construido para recibir al rey de Italia pero no hay evidencia histórica que lo confirme; esta idea parece haber surgido como parte de una campaña publicitaria para vender la propiedad tras la muerte de Elina.

Otra de sus obras emblemáticas fue la construcción del asilo San Vicente de Paul, ubicado en la calle Tequendama (hoy Gabriela Mistral). La piedra fundamental se colocó el 20 de junio de 1897, y el proyecto fue diseñado por Juan Antonio Buschiazzo. Este orfanato destinado a niños y niñas reflejaba el compromiso de Devoto con la comunidad local. La construcción fue un hito en el desarrollo de Villa Devoto, y el edificio, con su arquitectura imponente, se convirtió en un símbolo del barrio. Devoto y Elina apoyaron activamente su funcionamiento y, tras su muerte, la institución continuó operando bajo la gestión de diversas organizaciones.
Sin duda la Basílica de San Antonio de Padua, ubicada en Lincoln 3751, es una de las obras más célebres financiadas por Devoto. La construcción comenzó en 1913, cuando el empresario adquirió las tierras al Banco Inmobiliario, que había iniciado un proyecto en 1889 bajo el nombre de Iglesia Santa Rosa, pero lo abandonó debido a la crisis económica de 1890. Devoto contrató al arquitecto austro-húngaro Josip Marković, quien se inspiró en la Basílica de Superga de Turín, Italia, un panteón real que Devoto admiraba. Sin embargo, no hay evidencia de que esta similitud fuera un pedido directo del rey de Italia, como sugiere la tradición popular; más bien, fue una elección personal de Devoto, quien buscaba honrar su herencia italiana.
La basílica, inaugurada en 1928, cuenta con frescos de los artistas italianos Dante Ortolani y Luis Boni, quienes también trabajaron en el Teatro Colón. En su cripta, de estilo napoleónico, reposan los restos de Antonio Devoto y sus dos esposas, Rosa Viale y Elina Pombo. Diseñada por el propio Devoto, incluye un sarcófago con una corona y laureles; a ambos lados se encuentran los sarcófagos de quienes fueron sus mujeres. La basílica, con su cúpula verde y sus mármoles esculpidos, es un testimonio de su fe, su generosidad y su amor por la comunidad que ayudó a construir.
La Biblioteca Popular Antonio Devoto, ubicada en Bahía Blanca 4025, fue otra de sus contribuciones al barrio. El edificio fue donado por la sucesión de Elina Pombo tras su muerte en 1923, aunque la biblioteca no abrió sus puertas hasta el 24 de mayo de 1938. Construida en un terreno que Devoto había adquirido en 1913, fue concebida como un espacio para la educación y la cultura de la comunidad. El Consejo Nacional de Educación tomó posesión del lugar en 1934 y, tras varias reparaciones, se convirtió en la Biblioteca Estudiantil N°1. Aunque Elina no llegó a verla funcionar, su donación aseguró un espacio cultural que sigue siendo un punto de referencia en Villa Devoto.
En 1904 Devoto financió la construcción del “Asilo Umberto Primo”, un orfanato para huérfanos de origen italiano, ubicado en la manzana comprendida entre las calles Lisboa, Edimburgo, Río de Janeiro y Valparaíso. Inaugurado en 1909, el asilo fue mantenido por Devoto hasta su muerte, y luego por Elina Pombo hasta 1923. Tras su fallecimiento, la institución pasó al Patronato de la Infancia pero sufrió un devastador incendio en la década de 1950 que destruyó gran parte del edificio. Una estatua de Devoto, obra del escultor italiano Arnoldo Zocchi, que originalmente se encontraba en el asilo, fue trasladada al centro de la plaza Arenales, perpetuando la idea errónea de que Devoto fue el fundador del barrio.
También construyó en el centro de la ciudad de Buenos Aires, en Av. De mayo entre Luis Sáenz Peña y San José, el edificio de “La Inmobiliaria”, que fue diseñado por el arquitecto italiano Luigi Broggi. Fue erigido en 1910 para la compañía de seguros fundada por Antonio Devoto. También conocido como Palacio Heinlein, es un ejemplo de arquitectura ecléctica con influencias neoclásicas y del art nouveau.

Antonio Devoto también dejó su huella en otras iniciativas. En 1915 fundó el Comitato di Guerra Italiano para apoyar a los voluntarios italianos durante la Primera Guerra Mundial, recaudando fondos y asistiendo a viudas y huérfanos. Su compromiso con Italia le valió el reconocimiento del rey Vittorio Emanuele III, que fue quien lo nombró conde. Además, colaboró con la comunidad británica del barrio que fundó el Villa Devoto Lawn Tennis Club en 1896, y su palacio recibió la visita del príncipe Umberto di Savoia en 1924, aunque para entonces Devoto ya había fallecido.
El rol de Antonio Devoto en el desarrollo de ese sector de la ciudad fue fundamental. En 1889, como presidente del Banco Inmobiliario, adquirió las tierras que formarían el barrio con la intención de crear una “villa” residencial para la creciente comunidad italiana. El proyecto, sin embargo, se vio afectado por la crisis económica de 1890 que paralizó las obras iniciales del Banco Inmobiliario. Devoto continuó impulsando el crecimiento del barrio, atrayendo a instituciones como el Seminario Metropolitano, la Sociedad Italiana Tiro a Segno y las Hermanas de la Misericordia.
El diseño urbanístico de Villa Devoto fue influenciado por el paisajista y arquitecto francés Carlos Thays, quien dejó su firma en el barrio a través de sus calles arboladas y su plaza central, hoy conocida como Plaza Arenales. Thays, responsable de numerosos espacios verdes en Buenos Aires como el Jardín Botánico y el Parque 3 de febrero, diseñó la plaza con un estilo que evocaba los jardines europeos, con casuarinas y un trazado que priorizaba la armonía entre la naturaleza y la urbanización. Este diseño le valió a Villa Devoto el apodo de “Jardín de la Ciudad”, un nombre que refleja su carácter de barrio residencial con casas bajas, patios amplios y un entorno verde.
El barrio, delimitado por las avenidas Lope de Vega, General Paz, San Martín y Francisco Beiró, y las calles Joaquín V. González, Baigorría y Campana, se convirtió en un enclave de clase media alta, con una notable presencia de inmigrantes italianos y británicos. La visión de Devoto de crear una comunidad próspera se materializó con el tiempo. Y Villa Devoto sigue siendo uno de los barrios más distintivos de Buenos Aires, conocido por su tranquilidad y su patrimonio arquitectónico.
Antonio Devoto fue mucho más que un empresario exitoso: fue un visionario que transformó su fortuna en un legado de obras culturales, sociales y urbanas que aún perduran en Buenos Aires. La Basílica de San Antonio de Padua, el Asilo San Vicente de Paul, la Biblioteca Popular Antonio Devoto y el Palacio Devoto reflejan su compromiso con la comunidad y su herencia italiana.
Devoto murió el 30 de julio de 1916 de broncopulmonía y septicemia en su casa de la calle Reconquista pero su huella perdura en las calles del barrio que habitó, en las instituciones que fundó y en la memoria de los porteños.
Últimas Noticias
A un siglo del famoso “Juicio del Mono”: cuando la ciencia enfrentó a la religión en Estados Unidos
La histórica batalla legal de 1925 puso a John T. Scopes en el centro de una polémica, que desató un debate sobre la libertad educativa

25 años sin Vittorio Gassman, “El matador”: una vocación nacida por un drama familiar, el arte de mentir y los amores de su vida
Figura central de la comedia a la italiana, vivió su vida como un escenario permanente: amó con intensidad, huyó del silencio y se debatió entre la máscara del actor y la fragilidad del hombre

Así fue “El Tanquetazo”, la rebelión contra Salvador Allende, filmada por un argentino que no soltó su cámara hasta morir
El 29 de junio de 1973, tanques y camiones del Ejército avanzaron sobre el centro de Santiago de Chile y atacaron el Palacio de la Moneda para derrocar al presidente socialista. La historia de Leonardo Henrichsen, que registró con su cámara el momento preciso en que un soldado le disparó el balazo que acabó con su vida

La historia del joven con solo el 20% de cerebro activo que superó 50 operaciones y ahora inspira con charlas motivacionales
Tras múltiples cirugías cerebrales, Roque Iglesias se convirtió en referente de lucha y perseverancia en redes sociales

¿Sigue vivo? El misterio de DB Cooper, el hombre que hace más de 50 años secuestró un avión, se lanzó al vacío y desapareció
Su escape en paracaídas con miles de dólares dio origen a un caso que aún hoy desconcierta al FBI y genera fascinación mundial
