
Meik Wiking (44), el creador del Instituto Internacional de Investigación sobre la Felicidad, en Copenhague, festeja en un reciente posteo en su Instagram (@meikwiking), los 10 años de la fundación de este centro de investigación dedicado a preguntarse sobre lo que genera felicidad en las sociedades y a medirla. ¿El fin? Tomar como ejemplo a los mejores e imitarlos. Por qué no.
Este danés, autor de varios libros, Lykke, en busca de la gente más feliz del mundo y del best seller, Hygge, La felicidad en las pequeñas cosas (Libros Cúpula), y títulos más recientes como My Hygge Home, Cómo hacer de mi hogar un lugar feliz también es investigador asociado por Dinamarca en la Base de Datos Mundial de la Felicidad y miembro fundador de la Red Latinoamericana de Políticas de Bienestar y Calidad de vida.
Uno de sus temas más desarrollados es concepto nórdico del Hygge, que son esas cosas sencillas que nos puedan dar felicidad como una casa acogedora, una manta, una buena iluminación, una mesa compartida con amigos.

No es casual que un escandinavo escriba sobre este tema. Los países del norte de Europa se sacan chispas en la tarea de ser felices, disputándose entre ellos los primeros puestos del ranking del mundo. Exacto, la alegría no solo es brasileña. El clima no tiene nada que ver. En sus libros, el investigador profundiza sobre este cálculo que hace país por país, para obtener un ranking anual de los países más felices del mundo. Y son seis factores que considera y parecen explicar la diferencia entre unos y otros. Esto se basa en la calidad de las relaciones, amabilidad, dinero, confianza, salud y libertad.
¿Por qué Dinamarca lo hace tan bien? En palabras de Meik “porque es buena convirtiendo la riqueza en bienestar, atención médica universal, educación universitaria gratuita, igualdad de oportunidades para hombres y mujeres”, dijo en una entrevista. Sin embargo, la felicidad no es completa. Ya se sabe. Tiene sus altibajos. En su país, la soledad, el estrés y depresión son un problema.

Según el especialista en medir la felicidad en las sociedades resulta clave que el nivel de corrupción sea bajo. Bajo es bajo. Basta ver en la serie Borgen cuando se desata un escándalo por la compra de una simple prenda de vestir con presupuesto estatal. “Muchos periodistas preguntarán: cómo puede ser feliz si paga impuestos altísimos. Y yo respondo: tal vez somos felices porque pagamos altos impuestos. Nosotros estamos invirtiendo en calidad de vida. Estamos invirtiendo en algo bueno que produce un alto retorno de felicidad personal. Lo que pasa es que en los países nórdicos se puede disfrutar de un relativo alto nivel de calidad de vida ya seas rico o pobre. Por supuesto, se necesita un buen gobierno que lo garantice, de manera que haya un bajo nivel de corrupción”, expresó Meik.
Para alcanzar su propia felicidad, Meik Wiking dio un giro en su vida. Hace más de 10 años, este licenciado en Ciencias Políticas renunció a su trabajo en el Gobierno danés, en el Ministerio de Asuntos Exteriores para dedicarse a algo que no hacía nadie. Medir la felicidad en el mundo.

Dos situaciones ocurrieron en 2012 que le hicieron pensar en crear el Instituto de Investigación de la Felicidad. En 2011, la ONU publicó una resolución que establecía que la búsqueda de la felicidad es un objetivo fundamental de la humanidad y en 2012 publicó su primer Reporte Mundial de la Felicidad. También, se sintió más interesado en hacerlo porque vio que su país había ocupado los primeros puestos cuatro años en un plazo de cinco. “Por qué no hacerlo yo mismo”, se dijo.
Por otra parte, a nivel personal se sintió golpeado por la prematura muerte de su mentor, colega y amigo personal. “Enfermó gravemente y murió a los 49″, expresó. A esa misma edad también murió su madre. “¿Qué sucedería si mi muerte llegara también a esa edad?, se preguntó seriamente.
Y empezó a indagar qué le gustaría hacer. Y ahí nació el Instituto de investigación de la felicidad contra todos los malos pronósticos que le dieron a su alrededor. Tanto su familia como amigos le bajaron el pulgar, su idea parecía alocada y ya que tenía un trabajo formidable y muy bien pago.

Al cabo de dos meses dejé mi trabajo y empecé a prestar más atención al interés global de qué nos hace felices. Y hoy está soplando las velitas de la primera década haciendo lo que a él le da felicidad.
En cuanto a sus investigaciones Meik llegó a la conclusión de que el dinero no lo consigue todo. “Muchas personas confunden el dinero con la felicidad. El dinero tiene un impacto en la felicidad, porque no tenerlo causa infelicidad, pero a partir de cierto nivel de ingresos, no influye sobre las emociones que experimentas”, le dijo al diario ABC. Y concluye: cuanto más tenemos de algo, menos placer obtenemos de ello”.
- - Algunos tips de felicidad que Meik Wiking recomienda:
- Comer con tiempo en la mesa, para disfrutar de la compañía de amigos, familiares o colegas.
- Apagar las luces y encender velas. Los ambientes cálidos aportan una sensación de bienestar.
- Desarrollar la capacidad de disfrutar el momento presente, el aquí y ahora.
- Darse el gusto de comer algo rico. Eso activa la felicidad.
- Ser agradecido. La gratitud es generadora de pensamientos positivos y es contagiosa.
- Ayudar a otros. Reforzar los lazos en la comunidad. Incluso con los propios vecinos.
- Andar mucho en bicicleta. Quien no tiene buenos recuerdos de la infancia pedaleando.
- Leer y abrirse a nuevos círculos de personas para que el mundo sea más enriquecedor.
- Enseñarles a los chicos a disfrutar de un bosque, de los amigos, una buena comida, apreciar lo que tienen y no compararse con el resto, en la era de las redes sociales
- Mostrarse tal y como es uno. La naturalidad es bien hygge. Cero presión.
Meik fue denominado llamado el Indiana Jones de las sonrisas y probablemente el hombre más feliz de la tierra, según The Times.
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