
Francia no sería la Francia que conocimos –esa Francia liberal, racional, refinada e ilustrada– sin Denis Diderot, uno de los pensadores más profundos y, a su vez, más conflictivos de su historia, con frecuentes problemas con la censura que le impidieron publicar en vida algunas de sus novelas.
A pesar de estas limitaciones, nos dejó su magnífica Enciclopedia, una síntesis del conocimiento humano fruto de un esfuerzo descomunal para coordinar el accionar de 140 intelectuales, entre quienes se encontraban Buffon, Turgot, Voltaire, Rousseau y su socio D’Alembert. La Enciclopedia reunía más de 72.000 artículos, de los cuales 6.000 fueron escritos por el mismo Diderot.
Hombre de genio, Diderot se recibió de maestro de artes a los 21 años en La Sorbona. Comenzó a trabajar como traductor mientras completaba su formación.
Nada le era ajeno: todo tema suscitaba su atención, desde las matemáticas a la filosofía, desde la historia y la política hasta la literatura.

Sus primeros escritos muestran a un pensador crítico y escéptico, empirista y deísta, que evolucionaría hacia un materialismo basado sobre el pensamiento panteísta de Spinoza, quien concebía a Dios como inmanente.
Para Diderot, la razón se caracterizaba por la búsqueda del conocimiento científico y la verificación de los hechos, pero sin quedarse en la evaluación meramente cuantitativa. Promovía la razón y la sensibilidad, el mismo Scene and Sensibility que Jane Austen haría famoso en su texto de 1811.
Su condena a la esclavitud y al colonialismo –pilares de la economía del siglo XVIII– le valió la censura y la amenaza de pasar varios años a la sombra, más aún cuando sus textos cuestionaban la fe católica.
Viendo los problemas que generaba la censura durante el reinado de Luis XV (aunque, paradójicamente, tanto la amante del rey –Madame Pompadour– como el jefe de censura oficial, Guillaume-Chrétien de Lamoignon de Malesherbes, lo apoyaban clandestinamente), Diderot se concentró en el trabajo de la Enciclopedia, obra que se vendió muy bien, pero también le aparejó una serie de problemas con distintos autores con los que no quedó en buenos términos, como con su socio Jean le Rond d’Alembert.

El editor fue André Le Breton, quien había tenido la idea de traducir al inglés la Cyclopaedia de Ephraim Chambers, pero finalmente le encargó una obra original a Diderot en 1745.
En 1752, Diderot fue denunciado por el abate Prades por su prédica atea. Esto le valió ser condenado a cuatro meses en prisión y que la Enciclopedia (al menos los dos primeros volúmenes) fuera incluida en el Index Librorum Prohibitorum de la Iglesia.
A pesar de estos problemas, Diderot continuó con la redacción del texto hasta 1775, momento en que fue aceptado como miembro de la Academia de Francia.
A pesar del éxito editorial y su posicionamiento académico, Diderot continuó con problemas económicos, al punto que, para conseguir la dote de su querida hija Angélique, debió vender su biblioteca a Catalina la Grande de Rusia, quien además lo invitó a Rusia y lo hospedó en sus palacios de San Petersburgo.
Como ya dijimos, varias de sus novelas fueron censuradas y publicadas solo después de la muerte del autor. Entre las obras que no pudo publicar en vida está La Religiosa, donde cuenta los problemas de una monja para ser liberada de sus votos; El sobrino de Rameau, lúcido cuestionamiento de la moralidad de su tiempo; Jacques el fatalista, una crítica a la hipocresía de las clases acomodadas. Tampoco se pudo editar las cartas con su amante, Sophie Volland.
Todas estas obras fueron difundidas y traducidas por escritores como Goethe, Hegel y Dieckmann, quienes destacaron la originalidad del escritor, un precursor del romanticismo.
Diderot falleció el 31 de julio de 1784, a los 70 años, de una trombosis pulmonar. Para entonces, su autocensura había ocultado la parte más original y conflictiva de su obra. A pesar de sus ideas revolucionarias y desprejuiciados, estas pasaron desapercibidas durante la Revolución de 1789, que priorizó a otros autores como Voltaire y Rousseau.
Como dijimos, la obra de Diderot fue rehabilitada por los románticos y fue creciendo hasta el siglo XX, cuando frases como “La ignorancia está menos lejos de la verdad que el prejuicio” o “No hacer reproches a los demás es el camino de la sabiduría” resultaron más acordes a los cánones actuales.
Gran parte de su obra ha sido reeditada en 2013 bajo el título Diderot un joven de 300 años.
La Enciclopedia es el logro supremo de la ilustración: hizo avanzar muchas de sus ideas por el mundo, convirtiendo al conocimiento en una forma de combate poético.
Su obra fue creciendo en fuerza y espontaneidad a medida que se protegía de la censura y se resentía de con la ignorancia de los clérigos y la monarquía, al punto de declarar: “Con las tripas del último sacerdote estrangularemos al último rey”.
Últimas Noticias
La Verde, una batalla olvidada: de la muerte del abuelo de Borges al increíble hallazgo de sangre en proyectiles desenterrados
En el marco de una revolución encabezada por Mitre, sus 5000 soldados fueron frenados por 800 hombres en una estancia bonaerense

La Vuelta de Obligado: una barrera de cadenas y una tenaz resistencia ante la poderosa flota anglo-francesa
Se cumplen 180 años de un encarnizado combate entre fuerzas muy desiguales. Las circunstancias que llevaron a que, con el correr de los años, se transformase en emblema de la soberanía nacional

La tragedia del “Capitán Santa”: el misterioso naufragio que sembró árboles de Navidad en las playas de Chicago
En 1912, el Rouse Simmons zarpó y nunca llegó a destino. La tormenta que lo golpeó y los hallazgos posteriores dieron origen a una de las leyendas más conmovedoras del lago Míchigan, una tradición que aún perdura más de un siglo después

Fue criado por lobos en la India y su vida terminó en tragedia: el impactante caso detrás de “El libro de la selva”
La historia real del llamado “niño lobo” revela una experiencia marcada por el aislamiento extremo, la lucha por adaptarse al mundo humano y un trágico final que contrasta con el mito romántico que inspiró a la obra

Elzada Clover y Lois Jotter, las mujeres que la prensa dio por muertas antes de comenzar su viaje por el Gran Cañón
En 1938, dos botánicas se lanzaron a una travesía extrema para documentar una flora casi desconocida: desafiaron los prejuicios, los rápidos del Colorado y los pronósticos de fracaso



