Es hora de simplificar la forma en que nos comunicamos en el trabajo

Harvard Business Review Wake-Up Call Spanish

Guardar

La comunicación efectiva es la base de las organizaciones de alto rendimiento, particularmente en una era de trabajo remoto y una gama cada vez mayor de herramientas digitales como Slack, Teams, WhatsApp y tableros digitales internos. Sin embargo, muchos líderes no logran establecer normas de comunicación claras, lo que resulta en agotamiento, incorporación ineficiente, pérdida de tiempo y reducción de la productividad.

Hemos realizado cientos de experimentos aleatorios sobre comunicación efectiva y asesorado a docenas de organizaciones en la mejora de sus culturas de escritura, desde el Ejército de los Estados Unidos hasta Microsoft. Hemos aprendido que existen varios temas esenciales que los líderes y equipos deben abordar para construir su propia cultura de escritura efectiva.

EXPECTATIVAS DE RESPUESTA

Uno de los mayores factores de estrés en la comunicación en el lugar de trabajo puede ser el desajuste en las expectativas de urgencia. Las investigaciones sobre el "sesgo de urgencia en el correo electrónico" muestran que los destinatarios a menudo se sienten presionados a responder más rápido de lo que los remitentes realmente esperan. Por el contrario, algunos mensajes que requieren decisiones rápidas pasan desapercibidos durante días. Ambos escenarios crean fricciones innecesarias y ralentizan a los equipos.

Para evitar estos desajustes, las organizaciones deben establecer normas claras sobre los tiempos de respuesta en los diferentes canales de comunicación. Por ejemplo, un equipo podría acordar que los correos electrónicos requieren una respuesta en un plazo de 24 horas, mientras que los mensajes en Slack o Teams deben responderse en unas pocas horas. Igual de importante, los equipos deben tener una práctica compartida para informar a los remitentes cuando no es posible dar una respuesta oportuna, evitando frustraciones y cuellos de botella.

Además de la velocidad de respuesta, los equipos deben aclarar cuándo se espera que los empleados participen. Sin normas explícitas, la comunicación fuera del horario laboral puede difuminar los límites entre el trabajo y la vida personal, lo que genera agotamiento y cargas de trabajo desiguales. Para prevenirlo, algunas organizaciones establecen "horas de silencio", implementan recordatorios automáticos sobre los límites de comunicación o fomentan el uso de funciones como "enviar más tarde" para programar mensajes fuera del horario laboral. Al establecer proactivamente estas expectativas, los líderes fomentan una cultura laboral que equilibra la capacidad de respuesta con el bienestar, asegurando que los empleados sepan cuándo deben estar disponibles y cuándo pueden desconectarse por completo.

CANALES ESPECÍFICOS PARA USOS ESPECÍFICOS

Las personas y los equipos varían en la forma en que utilizan los diferentes canales de comunicación, lo que puede generar ineficiencias costosas. Asignar actividades comunes a canales específicos puede resolver este problema. Establecer explícitamente estas normas puede ahorrar tiempo y reducir el riesgo de perder información clave.

FACILITE LA LECTURA

Uno de los principios más importantes es que menos es más. Como escribió Blaise Pascal: "Lamento que esta carta sea tan larga. Habría escrito una más corta si hubiera tenido más tiempo". Nuestra investigación respalda la sabiduría de Pascal. En un experimento, asignamos aleatoriamente a 7,000 líderes electos y designados para recibir una solicitud de 129 palabras para completar una encuesta o una versión en la que eliminamos las oraciones intermedias, dejándola en solo 49 palabras. Cuando probamos ambas versiones con un grupo independiente, la mayoría asumió que la más larga sería más efectiva. Pero los datos revelaron algo diferente: reducir palabras casi duplicó la tasa de respuesta.

La comunicación efectiva no se trata solo de escribir menos, sino de facilitar la lectura. Pero la facilidad se ve diferente en distintos contextos. Por eso, los equipos deben definir explícitamente sus normas de comunicación, garantizando claridad y consistencia en todo, desde correos electrónicos hasta reportes. Una vez que esas expectativas estén claras, las organizaciones pueden reforzarlas en todos sus equipos.