Cómo los CEOs pueden construir una mejor relación con la junta directiva

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Pocas relaciones son tan trascendentales (o tan delicadas) como la que existe entre un CEO y la junta directiva. Navegar por la tensión central de esta relación (la necesidad de transparencia e influencia de la junta directiva frente al deseo de autonomía del CEO) es fundamental.

Analizamos cómo evolucionan las relaciones entre los CEOs y la junta directiva durante los tres primeros años clave del mandato del CEO. Descubrimos que las relaciones disfuncionales no se deben a una falta de comunicación o transparencia, sino a la falta de sincronización de las interacciones, a límites mal definidos y a cambios de poder sutiles pero decisivos.

Para tener éxito, los CEOs deben dominar la capacidad de estructurar estratégicamente sus interacciones con la junta directiva. A continuación, desglosamos tres oportunidades críticas de comunicación y cómo puede manejarlas un CEO.

1. ANTES DE LA REUNIÓN: ALINEAR SIN SOBREEXPOSICIÓN

La mayoría de los CEOs intenta reducir la fricción antes de las reuniones con la junta directiva mediante la realización de adelantos detallados y en vivo con los miembros individuales. La intención es buena, pero el resultado a menudo resulta contraproducente.

En su lugar, nuestra investigación sugiere que los CEOs deberían enviar adelantos escritos y concisos que presenten los temas clave y dejen la discusión para la reunión. Por ejemplo, Mark, un CEO de software, envía un documento de una página que resume los temas clave y describe las opciones estratégicas. Los miembros de la junta directiva valoran la claridad y todos llegan alineados, mientras que Mark tiene más tiempo para preparar a su equipo para la discusión real. Los miembros de la junta directiva pueden solicitar más detalles o proponer nuevos puntos para la agenda, pero rara vez lo hacen.

2. DURANTE LA REUNIÓN: COMPARTIR EL ESCENARIO Y GENERAR CONFIANZA

Las reuniones de la junta directiva suelen considerarse como el momento perfecto para que el CEO brille. Muchos CEOs primerizos adoptan un estilo visible de mando y control: son los que más hablan, presentan todas las diapositivas y minimizan las aportaciones del equipo. Pero al tratar de demostrar competencia, a menudo proyectan una actitud a la defensiva.

Los CEOs exitosos saben que tener el control no se trata de hablar más, sino de seleccionar las voces correctas, cultivar talento y crear espacio para una participación productiva de la junta directiva.

Tomemos como ejemplo a Rachel, una CEO del sector de bienes de consumo, quien delegó presentaciones clave a los líderes de sus áreas funcionales. Esta acción demostró la solidez de su equipo, mostró la dinámica del equipo directivo y permitió que los miembros de la junta directiva interactuaran directamente con quienes están más cerca de las operaciones.

3. DESPUÉS DE LA REUNIÓN: RECUPERAR LA NARRATIVA

Los seguimientos posteriores a la reunión son donde se refuerza o se pierde la confianza. Cuando los CEOs omiten este paso, pierden el control de la narrativa. Esta es también un área donde la delegación puede ser contraproducente: el CEO debe hacer el seguimiento directamente con los miembros de la junta directiva.

James, un CEO del sector de energías renovables, pidió a su equipo que se encargara del seguimiento. Con el tiempo, los miembros individuales comenzaron a pasarlo por alto e iban directamente con su equipo, erosionando su autoridad y nublando las líneas de responsabilidad.

Por su parte, otra CEO, Sarah, tomó una ruta distinta. Después de las reuniones de la junta directiva, iniciaba breves seguimientos con cada miembro. En esas conversaciones, aclaraba decisiones y abordaba malentendidos. Descubrió que los miembros de la junta directiva eran más solidarios en privado que en el entorno grupal, a menudo porque había menos dinámicas de poder o posturas entre ellos. Esto le dio la confianza para dirigir personalmente las sesiones de retroalimentación con los miembros individuales. Con el tiempo, su influencia creció y surgió una relación más positiva entre la CEO y la junta directiva.

Cuando los CEOs se sobreexponen desde el inicio, sobreactúan durante las reuniones y desaparecen después, crean un patrón de reactividad y desconfianza: un ciclo vicioso en la relación. Invertir esta secuencia con adelantos ligeros, reuniones inclusivas y seguimientos directos, genera confianza y autonomía, lo que produce un ciclo virtuoso en la relación. Gestionar la secuencia y la estructura de las interacciones con la junta directiva puede transformar una relación vulnerable en una valiosa herramienta de apalancamiento estratégico.