
Hace unos años, para escribir su libro Sexothérapies, la periodista Elsa Fayner, pasó un año en el consultorio de una sexóloga. Entrevistada por la revista femenina Elle sobre esa experiencia, decía que hombres y mujeres consultan por diferentes temas. Ellos van con frecuencia al consultorio sexológico por problemas de erección y ellas por falta de deseo o dolor durante la penetración. Unos y otros necesitan ser tranquilizados, decía Fayner, y aseguraba que con frecuencia se hace una montaña de un problema pequeño.
La revista canadiense Belâge por su parte consignó en un artículo las principales razones que llevan a las personas mayores de 50 años a consultar por dificultades en su vida sexual, e incluyó las opiniones de especialistas sobre cada una de ellas.
1. La fluctuación del deseo
Respecto de este motivo frecuente de consulta, la sexóloga Elise Bourque explica: “El deseo puede volver si así lo decidimos. Para desear algo, primero hay que pensar en ello. También hay que dejarle espacio al partenaire, porque la fusión con el otro ahoga el deseo». Esta especialista recomienda que cada integrante de la pareja mantenga centros de interés propios y cultive ciertos espacios de soledad. Tener un grado de independencia también ayuda a mantener una relación sana, afirma. “¡No estamos obligados a hacer todo en pareja! Dicho esto, a veces hay que hacer un esfuerzo: apuntarse a actividades, llamar a los amigos, dedicarse a aficiones... Pero la distancia alimentará el deseo que sentimos por el otro", precisa Bourque.
2. Los cambios hormonales
Si bien no todas las mujeres experimentan la menopausia de la misma manera, los sofocos, los cambios de humor, la falta de lubricación y la disminución del deseo sexual que puede provocar no dejan de tener un efecto en la sexualidad. Sin embargo, no todo está perdido. Mariane Gilbert, sexóloga, lo explica de esta manera: “Si la sexualidad era importante para ti a los 20, 30 ó 40 años, seguirá siéndolo a los 50, 60 ó 70». La especialista señala además que actualmente existen numerosos productos para facilitar la vida sexual, como los lubricantes femeninos que solucionan uno de los efectos de la menopausia.

3. La disfunción eréctil
Aunque las mentalidades están cambiando poco a poco, la disfunción eréctil sigue siendo un tabú. Afortunadamente, este problema es frecuentemente llevado a consulta. Existen todo tipo de mitos sobre el hecho de que la masculinidad es proporcional a la erección. No tiene nada que ver, afirma Élise Bourque. “La disfunción eréctil está influenciada por nuestro estado de salud, pero también por nuestra herencia genética. Es parte del envejecimiento. La especialista recomienda, además, no tomárselo como algo personal y modificar ligeramente los preliminares del acto sexual: “Hay que estimular más los órganos genitales. No es como a los 20 años, cuando no hay que hacer nada y todo pasa por la cabeza”.
4. Los cambios de pareja
Es frecuente en estos tiempos iniciar una nueva pareja cuando ya se ha dejado atrás la juventud, sea por divorcio o viudez. Se plantea entonces el desafío de abordar la sexualidad con una nueva persona. Élise Bourque recomienda tomarse el tiempo necesario: “Las personas suelen tener mucha prisa porque no quieren envejecer solas, pero hay que aprender a conocer al otro poco a poco. Si pasamos al sexo demasiado rápido, nos embriagamos y dejamos de ver las cosas de forma racional. Conocer a una persona lleva tiempo”. Las especialistas consultadas recomiendan también evitar la tentación de las comparaciones que pueden resultar frustrantes si la relación anterior era muy armónica.
5. Dificultades para expresar la sexualidad
Hablar de sexualidad no es fácil para todo el mundo. Hay personas que no se sienten cómodas por distintas razones: el temperamento, la educación, las creencias y la experiencia vital influyen en nuestra relación con el sexo. Sin embargo, saber expresar los deseos al otro es esencial para la plenitud sexual de la pareja. “Requiere mucho trabajo, confianza y seguridad, pero es algo en lo que realmente se puede lograr”, afirma Mariane Gilbert, especialista que sugiere empezar por expresar pequeños deseos, inclusive no sexuales, para empezar a generar confianza. Luego, ya en la intimidad, se puede guiar sutilmente a la pareja, en el caso de que falten las palabras.

6. Medicamentos o la enfermedad
Una pregunta que se hacen a menudo las personas mayores es si se puede aspirar a una vida sexual plena cuando el cuerpo ya no responde como antes. “Hay que tener en cuenta que, aunque ya no estemos en la forma física de cuando teníamos 20 años, podemos seguir teniendo ganas de desnudarnos, acariciarnos, besarnos, darnos masajes... Es importante no caer en una rutina aburrida”, sugiere Élise Bourque. Apostando por el romanticismo y la sensualidad en lugar del rendimiento, podemos profundizar nuestro vínculo con la otra persona. “También podemos regalarnos una escapada de vez en cuando. No tiene por qué ser nada complicado: un picnic, una salida al cine, un espectáculo en un parque…”, aclara.
7. Los complejos
Es inevitable que nuestro cuerpo cambie con la edad, pero algunos lo aceptan mejor que otros. Para Mariane Gilbert, “no hay una fórmula mágica, pero la imagen corporal debe formar parte de la comunicación de la pareja”. Sentirse bien con uno mismo no es necesariamente una cuestión de apariencia, sino también de estado de ánimo, subraya a su vez Élise Bourque. Ella afirma que el deseo tiene muy poco que ver con “el cuerpo perfecto o con las personas bellas”, sino con “emociones más profundas”. “Cuando estamos en armonía con alguien, tendemos más a desearlo, poco importa su edad”, sostiene.
8. Los inevitables cambios sociales
Los hijos se van del hogar, llega la edad del retiro laboral, quizás incluso el traslado a una residencia de ancianos. Son grandes cambios que pueden afectar a la sexualidad de la pareja. “Puede ser un momento de reconexión, de reencuentro, pero también un momento de angustia y tensión”, explica Mariane Gilbert. “Es importante recuperar el lado lúdico de la pareja, y no solo en la sexualidad. Disfrutar juntos de forma no sexual. Es muy importante la complicidad, las risas, realmente forman parte de una relación que, en mi opinión, tiene más posibilidades de conducir a una sexualidad plena”.
No hay normas
La periodista Elsa Fayner concluía, luego de su experiencia como observadora en un consultorio, que nuestra vida sexual “puede ser reinventada, tanto a los 30 como a los 60, tanto si nuestra pareja es nueva o si viene de años”. “Hay que aprender a aceptar las fluctuaciones y dejar de querer dominar todo. No hay normas en materia de sexo, se puede tener relaciones muy seguido o casi nunca. Nada es grave en sí mismo, salvo si nos afecta”, decía. Y recomendaba conocer los propios circuitos de deseo, que según la persona pueden venir “de películas, de libros, de situaciones, de olores, de colores que nos hacen efecto”. “Más vale conocerlos, aceptarlos y no esperar que otros los busquen por nosotros”, afirmó.
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