Nancy es una profesora de religión, jubilada, de sesenta y tantos años, que nunca conoció los placeres del sexo. Como muchas otras mujeres de su generación, su vida íntima se limitó a satisfacer las necesidades de su marido. “Él se subía, hacía sus cosas y luego se acostaba a dormir”, dice esta mujer que al enviudar decide pagar por sexo para cumplir con sus fantasías no realizadas.
“Buena suerte, Leo Grande” es el título de esta película de 2024 que no solo estuvo en cines sino también en plataformas de streaming, y que reúne en un escenario casi teatral a dos grandes intérpretes: Emma Thompson y Daryl McCormack.
Durante casi dos horas vamos explorando la sexualidad, los conflictos, heridas y complejos de ambos personajes. Todo esto sin desarrollar la historia cliché de que “se enamoran y son felices” o que uno tiene la desesperada necesidad de salvar al otro.

La película tiene momentos divertidos, incómodos y de gran carga emocional. Es sencillo empatizar con todo el conflicto interno de la maestra Nancy Stokes. Con diálogos maravillosos, nos muestran a una mujer que ha tenido la obligación de seguir un mandato social como maestra, madre y esposa. Mientras que el personaje de Leo muestra que no sólo se trata de “cumplir todas las fantasías ajenas”.
Los avances y retrocesos de Nancy muestran claramente el conflicto que enfrenta una mujer madura, sexagenaria, que si bien ha dado el paso trascendental de contratar a un trabajador sexual para cumplir sus fantasías teme ingresar al rol tan vilipendiado de la “vieja pervertida”. En un momento dice: “Esto está mal, mi hijo estaría horrorizado”.

“Eres el segundo hombre con el que voy a tener sexo”, dice en un momento. Los temores, la inseguridad ante un cuerpo que muestra las señales del tiempo y que se aleja de los estereotipos de lo deseable, van cayendo de a poco en la relación que se establece con Leo.
La historia no incurre en los estereotipos a los que el cine nos tiene acostumbrados, donde el amor sobreviene y redime tanto al prostituto o a la prostituta como al empresario ganador o a la señora de buena cuna que se atrevió a buscar a alguien más joven que ella.

Hasta hace poco, la sensualidad y el deseo de las mujeres mayores era un tema tabú en el cine. De hecho, en general, la seducción y el placer a cualquier edad seguían estando reservados exclusivamente a los hombres. Por ello, la película de Sophie Hyde abre una brecha importante, ya que no solo no condena los deseos de su protagonista, sino que además los explora y los magnifica.
Tal vez una excepción fue American Gigoló, la película que protagonizó Richard Gere en 1980, en la que encarna a un joven que trabaja como “acompañante masculino” para una agencia en Los Ángeles. La trama central de la película es policial, pero hay un momento en el cual el personaje que encarna Gere explica por qué se “especializa” en mujeres grandes. En efecto casi todas sus clientas son señoras bien entradas en canas. Y hasta rechaza los requerimientos de una mujer atractiva, madura pero no lo suficiente, porque no la ve como un desafío. El que implica hacer gozar a señoras “grandes”, algo que, dice, le da especial satisfacción...

En “Buena suerte, Leo Grande”, se trata de exponer los deseos más íntimos de una mujer madura, que no se resigna a seguir viviendo su vida sin experimentar aquello que se ha atrevido a plasmar en una lista. Porque Nancy es una mujer acostumbrada a organizar sus clases y su vida. Sin embargo, poco a poco, las barreras irán bajando, y al correr de los diálogos sinceros que logra sostener con Leo llegaremos a contemplar a esta maravillosa mujer que se anima a enfrentar su desnudez en un espejo, en una de las escenas más emotivas del film.
El deseo sexual pervive en la madurez, tanto en hombres como en mujeres. Como bien lo dice una pieza teatral realizada en Francia por un joven dramaturgo, hay “una vida secreta de los viejos”. Si bien existen diferencias en la forma en que esta sexualidad se vive tanto en hombres como en mujeres, no quiere decir que haya que ignorarla o esconderla. Buena suerte, Leo Grande, es un paso interesante para abrir una conversación abierta y sincera al respecto.
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