
Cuando se trata de dirigir su empresa, es difícil deshacerse de la idea de que Linda Yaccarino, directora ejecutiva de X, está a las órdenes de Elon Musk.
En mayo, el exigente empresario contrató a bombo y platillo a la experta en ventas publicitarias de NBCUniversal. Sin embargo, Musk sigue acaparando el centro de atención en todas las decisiones políticas importantes, incluido el polémico cambio de marca de Twitter.
Esta continua confusión de responsabilidades ha llevado a repetidas especulaciones sobre cuánto tiempo más duraría en el cargo, especialmente después de que su intento de suavizar las relaciones con la Liga Antidifamación se viera torpedeado por la amenaza de Musk de demandar a la organización judía sin ánimo de lucro por miles de millones en daños y perjuicios.
En su intervención del miércoles en la Code Conference, Yaccarino trató de presentar su colaboración como una división mutua del trabajo: uno se encarga de la parte comercial del negocio y el otro del producto.
“¿Quién no querría tener a Elon Musk sentado a su lado?”, preguntó retóricamente, antes de que varias manos del público se alzaran y la sala estallara en carcajadas.
Yaccarino se mantuvo firme, insistiendo en que ella llevaba la voz cantante y no era una mera directora de ingresos disfrazada de consejera delegada.
“¿Creen que Elon me trajo a la empresa para ser la jefa de publicidad?”, dijo, “¿o creen que me trajo para dirigir la empresa y ofrecer a nuestros usuarios la mejor experiencia posible?”.
Sin embargo, cuando se le preguntó si Musk se molestó en consultarla primero antes de soltar el anuncio de que “vamos a pasar a tener un pequeño pago mensual por el uso del sistema X”, Yaccarino esquivó una respuesta explícita de sí o no que podría arriesgarse a contradecirle.
“Hablamos de todo”, dijo, dejándolo estar.
¿Le tendió Musk una trampa a Yaccarino para que fracasara?
El turbulento mandato de Musk como consejero delegado de Twitter, como aún se la conocía entonces, dio a menudo la impresión de que se inventaba la política sobre la marcha, como cuando decidió que los usuarios que etiquetaran peyorativamente a las personas “cis” podían ser suspendidos.
Los accionistas de Tesla presionaron mucho para que cediera las riendas a alguien más adecuado para dirigir una empresa de medios de comunicación, de modo que pudiera centrarse en una letanía de problemas a los que se enfrentaba la empresa. Entre ellos, el crucial lanzamiento de su esperado Cybertruck, que no alcanzará el objetivo fijado para finales del tercer trimestre.
Se suponía que la contratación de Yaccarino aliviaría en parte la intensa carga de trabajo de Musk. Sin embargo, al ceder sistemáticamente el paso a Musk, alimenta el discurso del “precipicio de cristal” que la aboca al fracaso.
La entrevista de la Code Conference no ayudó a disipar las especulaciones de que no estaba segura de lo que podía decir.
“Code siempre tiene preguntas del público, pero me han dicho que poco antes de su entrevista, Linda Yaccarino insistió en que se retiraran los micrófonos del público y que no hubiera preguntas del público”, informó el corresponsal senior de Business Insider, Ben Bergman.
X no respondió a la petición de comentarios.
El organizador niega que Yaccarino fuera “engañado” en la conferencia
Los observadores señalaron que el Consejero Delegado pareció además irritarse ante las preguntas de la periodista de la CNBC Julia Boorstin.
Para exacerbar aún más la tensión, Yaccarino subió al escenario justo después de que el antiguo responsable de confianza y seguridad de Twitter, Yoel Roth, criticara la trayectoria de la empresa.
“Va a ser difícil contratar a un invitado de alto nivel después de ese tipo de ataque por sorpresa”, comentó Jason Calacanis, un socio de Musk que una vez presionó por el puesto de Yaccarino pidiéndole al magnate que “¡me pusiera en el juego, entrenador!”.
Sin embargo, Kara Swisher, antigua organizadora del evento y ex presentadora, refutó las acusaciones de haber “engañado” a la jefa de X, alegando que Yaccarino decidió entrar después de Roth.
“Es la consejera delegada y debería ser capaz de actuar bajo presión. Debería tener todos los números y datos a su alcance”, publicó Swisher. “Debería ser capaz de articular una visión con facilidad. Si le pagan mucho dinero, debe llevar la artillería pesada”.
* Este artículo apareció originalmente en Fortune.com
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