La tendencia de micro-huertos crece en edificios de grandes de Nueva York

En zonas urbanas densamente pobladas, la instalación de pequeños cultivos en pasillos y balcones responde a la búsqueda de alimentos frescos, la sostenibilidad y la mejora del bienestar social, según datos de la FAO y universidades

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Un pasillo interno convertido en
Un pasillo interno convertido en huerto vertical comunitario con macetas de aromáticas y microgreens. La reutilización de espacios comunes es clave en el crecimiento de los micro-huertos urbanos.

En los últimos años, vecinos de edificios urbanos han comenzado a transformar pasillos, descansos de escaleras, balcones y zonas comunes mínimas en micro-huertos comestibles de uso colectivo, una tendencia que redefine la convivencia en entornos densamente poblados y responde tanto a la búsqueda de autonomía alimentaria como a la necesidad de espacios verdes.

Este fenómeno, que se observa en ciudades como Nueva York, no solo embellece áreas antes desaprovechadas, sino que también fortalece la vida comunitaria y promueve la sostenibilidad, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El auge de estos huertos compartidos se vincula con factores como la inflación alimentaria, el aumento del teletrabajo y una mayor conciencia ambiental. La FAO sostiene que la agricultura urbana puede suplir hasta un 20% de la demanda local de algunos vegetales si se implementa a escala en edificios residenciales. Además, el informe NYC Parks Urban Agriculture Report 2023 documenta un incremento del 35% en microproyectos de cultivo comunitario en edificios sin terrazas en Nueva York, lo que evidencia la expansión de esta práctica en contextos urbanos donde el espacio es un recurso escaso.

Balcón de departamento en una
Balcón de departamento en una ciudad densa adaptado para cultivar tomates cherry, hierbas y lechugas baby. Los balcones son uno de los espacios más usados para micro-huertos residenciales.

La creatividad arquitectónica resulta fundamental para adaptar estos micro-huertos a espacios angostos o residuales. En edificios antiguos con pasillos amplios o en construcciones modernas con zonas comunes subutilizadas, los vecinos recurren a soluciones como huertas verticales, sistemas de riego automatizados y compostaje casero. El auge del “DIY ecológico” ha impulsado la adopción de técnicas como la hidroponía simple, cuyo interés global creció un 70% en búsquedas de Google entre 2020 y 2024.

El impacto de estos micro-huertos trasciende la producción de alimentos. El Journal of Urban Ecology destaca que los jardines urbanos funcionan como “micro-núcleos de interacción social y cooperación comunitaria”, mientras que la Rutgers University documenta una mejora en el bienestar emocional de los vecinos involucrados.

El Journal of Public Health de la University of Sheffield subraya que “las actividades de jardinería se asocian con la reducción del estrés, la mejora del estado de ánimo y el fortalecimiento de la conexión social”. Incluso espacios verdes diminutos pueden “mejorar significativamente el bienestar en ciudades densas”, según The Nature Conservancy.

Vecinos de un edificio antiguo
Vecinos de un edificio antiguo comparten un micro-huerto en el pasillo de un piso intermedio, con plantas aromáticas y sistemas de riego casero.

En estos micro-huertos se cultivan principalmente hierbas como albahaca, menta, perejil, cilantro y romero, además de microgreens, lechugas baby, acelga mini, tomates cherry, ajíes pequeños, frutillas, limoneros enanos y plantas medicinales como boldo, lavanda y manzanilla. La cosecha, aunque modesta, permite un pequeño ahorro mensual en vegetales frescos y contribuye a la reducción de residuos orgánicos mediante el compostaje.

No obstante, la gestión de estos espacios plantea desafíos. Los vecinos deben consensuar normas para el uso y mantenimiento, garantizar la compatibilidad con las regulaciones de seguridad —como la accesibilidad a extintores y salidas de emergencia— y organizar la distribución justa de la cosecha. El riego y la humedad requieren especial atención para evitar filtraciones o daños en la infraestructura del edificio.

Pequeño jardín vertical instalado en
Pequeño jardín vertical instalado en la zona de escaleras de un edificio moderno. Arquitectos y administradores incorporan estructuras modulares para optimizar espacios residuales.

El fenómeno de los micro-huertos urbanos, impulsado tanto por iniciativas espontáneas de vecinos como por cooperativas, administraciones de edificios y programas municipales, se consolida como una respuesta innovadora a la necesidad de espacios verdes, la economía doméstica y la cohesión social en las grandes ciudades. Como resume la FAO: “La agricultura urbana tiene el potencial de fortalecer la seguridad alimentaria, mejorar la dieta y construir resiliencia comunitaria”.