El cierre del Gobierno de Estados Unidos comienza su tercera semana tras la novena votación fallida en el Senado

El estancamiento legislativo por el presupuesto y los subsidios mantiene a decenas de miles de empleados federales sin salario, mientras demócratas y republicanos siguen enfrentados sin fecha clara para la reapertura

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Imagen de archivo: El amanecer
Imagen de archivo: El amanecer ilumina el cielo sobre la cúpula del Capitolio de los Estados Unidos, visto desde una sala de reuniones vacía durante el cierre parcial del gobierno federal en el edificio Hart del Senado, en Capitol Hill, Washington DC, Estados Unidos, el 7 de octubre de 2025 (REUTERS/Jonathan Ernst)

El cierre del Gobierno de Estados Unidos comienza su tercera semana, luego de que este miércoles fracasara por novena vez en el Senado la votación de un proyecto para restablecer la financiación federal, agudizando así un conflicto político que enfrenta a demócratas y republicanos por prioridades presupuestarias y la continuidad de los subsidios del programa sanitario conocido como “Obamacare”.

El estancamiento legislativo ha provocado que decenas de miles de trabajadores federales enfrenten la interrupción de sus salarios y ha suspendido una serie de servicios públicos, sin que exista una fecha clara para una posible reapertura.

La votación del miércoles no logró reunir el mínimo necesario de 60 votos para avanzar, obteniendo 51 sufragios favorables y 44 en contra. Senadores demócratas como John Fetterman y Catherine Cortez Masto apoyaron la propuesta republicana, al igual que el independiente Angus King, mientras que el republicano Rand Paul votó en contra. Cinco senadores no participaron en la sesión. Los republicanos, que ostentan 53 escaños en la Cámara Alta, requieren el respaldo de al menos siete demócratas para poder aprobar cualquier paquete presupuestario.

La administración de Donald Trump ha intentado paliar el impacto del cierre, especialmente en los sectores más sensibles para su base electoral. El propio presidente ordenó al secretario de Defensa, Pete Hegseth, utilizar fondos disponibles del Pentágono para garantizar el pago de 1,3 millones de miembros de las Fuerzas Armadas, aunque estas medidas han sido calificadas por la oposición como paliativos provisorios. La Oficina de Gerencia y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés), dirigida por Russ Vought, advirtió el miércoles que se prepara para “resistir una lucha prolongada” y, desde el inicio del cierre el 1 de octubre, se reportaron más de 4.000 despidos en distintas agencias federales.

El enfrentamiento entre ambas bancadas se ha recrudecido no solo en el Capitolio, sino también ante la opinión pública. El líder demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, aseguró en declaraciones a la prensa que los republicanos prefieren abandonar la negociación: “Los republicanos de la Cámara de Representantes cerraron el gobierno y luego se fueron de la ciudad”. Jeffries afirmó que su bancada “está lista para negociar un acuerdo bipartidista de gastos”, subrayando que la exigencia principal de los demócratas es la extensión de los subsidios federales de salud, que, de no renovarse, encarecerían drásticamente las primas de seguros médicos de decenas de millones de estadounidenses.

Por su parte, el portavoz republicano Mike Johnson afirmó ante periodistas que “1,3 millones de militares en servicio activo corren el riesgo de no recibir su salario completo a fin de mes”, e insistió en que, si la parálisis legislativa persiste, los actuales mecanismos para abonar los sueldos representan solo “un arreglo temporal”. Johnson responsabilizó a los demócratas de obstaculizar la reapertura con su negativa a negociar otros puntos del gasto público hasta asegurar la extensión de los créditos fiscales derivados del “Obamacare”.

El presidente de la Cámara
El presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Mike Johnson (republicano por Luisiana), junto al líder de la mayoría del Senado de EEUU, John Thune (republicano por Dakota del Sur), el senador John Barrasso (republicano por Wyoming), la senadora Shelley Moore Capito (republicana por Virginia Occidental) y el senador Tom Cotton (republicano por Arkansas), habló con los periodistas mientras continúa el cierre parcial del Gobierno en el Capitolio en Washington DC el 7 de octubre de 2025 (REUTERS/Kent Nishimura/Archivo)

El principal escollo de la negociación radica en los subsidios del seguro público de salud, que expiran este año. Mientras los demócratas buscan renovarlos, los republicanos los acusan de favorecer supuestamente a inmigrantes indocumentados, una afirmación que la oposición rechaza. Senadores como Chris Coons de Delaware explicaron que los subsidios a millones de personas superan en importancia cualquier efecto sobre los despidos masivos que ha intentado implementar la administración. Desde el inicio del cierre, se han registrado 4.100 despidos en diferentes agencias, aunque una jueza federal de San Francisco, Susan Illston, ordenó ayer bloquear temporalmente esos ceses, considerando que “el costo humano no puede tolerarse”.

Mientras tanto, las protestas “No Kings” convocadas para este fin de semana reflejan la tensión creciente en todo el país. El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, admitió que las negociaciones para una salida están en curso, pero expresó dudas sobre la disposición demócrata a ceder, mientras republicanos proponen avanzar con votaciones individuales de proyectos de gasto, comenzando con el destinado a Defensa. Thune recalcó que “los cierres no benefician a nadie” y, aunque evitó prever cuándo se reanudarán las actividades normales del gobierno, enfatizó la urgencia de resolver el conflicto.

Los intentos de diálogo entre fuerzas moderadas y las dos bancadas han resultado insuficientes para acercar posiciones sobre los puntos clave. Legisladores como Jeanne Shaheen, Maggie Hassan y Gary Peters han rechazado sumarse a la propuesta republicana, en tanto que representantes de áreas afectadas como Virginia y Maryland denunciaron ataques contra los empleados federales y reclamaron un regreso a la mesa de negociación. Organizaciones sindicales, apoyadas por legisladores, mantienen la presión judicial para frenar nuevos despidos y salvaguardar programas sociales bajo amenaza ante la falta de fondos.

A pesar de las maniobras financieras emprendidas para sostener prestaciones mínimas y el pago a militares, la administración Trump ha dejado claro, según declaraciones recogidas por varias agencias, que utilizará el cierre para cerrar de forma definitiva programas federales asociados a la oposición demócrata. “Estamos cerrando programas demócratas que no nos gustan y muchos de ellos nunca volverán a abrir”, sostuvo el presidente.

(Con información de AP y EFE)