Nueva medida en San Francisco limitará el estacionamiento de casas rodantes, afectando a residentes

La nueva regulación municipal busca restringir la permanencia de vehículos recreativos en la vía pública, afectando a cientos de personas que dependen de estos hogares móviles

Guardar
La nueva normativa municipal de
La nueva normativa municipal de San Francisco restringe el estacionamiento de vehículos recreativos y afecta a cientos de residentes sin vivienda. (REUTERS/Carlos Barria)

La nueva normativa municipal que restringe el estacionamiento de vehículos recreativos en San Francisco amenaza con transformar la vida de cientos de residentes que han encontrado en sus casas rodantes el último refugio ante la crisis de vivienda.

La ciudad, que recientemente cerró un estacionamiento seguro para autocaravanas por su elevado coste de mantenimiento, unos 4 millones de dólares anuales para apenas tres decenas de vehículos, ahora se prepara para endurecer aún más las condiciones para quienes viven en la vía pública.

El alcalde Daniel Lurie impulsa una política que, según sus defensores, busca tanto limpiar las calles como ofrecer alternativas habitacionales, aunque los recursos asignados solo alcanzan para una fracción de los afectados.

Permisos temporales para casas rodantes excluyen a nuevos residentes en San Francisco

El programa de permisos temporales
El programa de permisos temporales solo beneficia a una fracción de los afectados y excluye a nuevos residentes en vehículos recreativos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La medida, pendiente de aprobación final por parte de la Junta de Supervisores, establece un límite de dos horas de estacionamiento para todos los vehículos recreativos y de gran tamaño, más de 7 metros de largo o 2 metros de alto, en toda la ciudad, sin importar si se utilizan como vivienda.

Esta restricción impacta directamente a al menos 400 autocaravanas que actualmente sirven de hogar a personas sin recursos, incluidas familias inmigrantes con niños, en una ciudad de 800.000 habitantes donde el acceso a alquileres asequibles resulta prácticamente imposible.

El programa contempla un sistema de permisos para quienes ya residían en vehículos recreativos registrados en la ciudad hasta mayo.

Estos permisos, con una vigencia de seis meses, eximen temporalmente a sus titulares de la nueva limitación, siempre que acepten la oferta municipal de alojamiento, ya sea temporal o permanente, y se comprometan a deshacerse de su vehículo cuando llegue el momento de mudarse. La ciudad ha destinado más de medio millón de dólares para comprar estos vehículos a razón de $175 por pie cuadrado. Sin embargo, quienes lleguen después de mayo no podrán acogerse al programa y deberán cumplir la regla de las dos horas, lo que en la práctica impide que nuevas familias utilicen autocaravanas como vivienda dentro de los límites urbanos.

El alcalde Lurie y sus colaboradores sostienen que las autocaravanas no son una solución adecuada a largo plazo y que la ciudad tiene la responsabilidad de ofrecer alternativas más estables. Kunal Modi, asesor del alcalde en temas de salud y personas sin hogar, expresó: “Sentimos la responsabilidad de ayudarles a encontrar una solución estable. Y, al mismo tiempo, queremos asegurarnos de que esa estabilidad se encuentre en un lugar cerrado y no en la vía pública”.

No obstante, hay quiénes no están de acuerdo con esta medida

Críticos advierten que la normativa
Críticos advierten que la normativa obliga a abandonar el único hogar a cambio de una oferta limitada de vivienda tradicional. (REUTERS/Rick Wilking/File Photo)

Los críticos argumentan que la medida puede obligar a las personas a abandonar su único hogar a cambio de una oportunidad incierta de acceder a una vivienda tradicional, cuando la oferta de unidades disponibles es insuficiente. El propio alcalde solo ha comprometido fondos adicionales para 65 hogares, una cifra que deja fuera a la mayoría de quienes dependen de sus vehículos para vivir.

Jennifer Friedenbach, directora ejecutiva de la Coalición sobre Personas sin Hogar, advierte que la ciudad aún no ha definido los detalles de un programa de permisos complementario que eximiría a los residentes de las restricciones siempre que colaboren con los servicios sociales para encontrar vivienda. Friedenbach anticipa que “habrá gente que pierda sus casas rodantes. Habrá gente que consiga refugio, pero a costa de quienes tienen mayores necesidades, como quienes duermen en la acera”.

El fenómeno de personas que viven en vehículos no es exclusivo de San Francisco, pero en esta ciudad el aumento del coste de la vida ha disparado el número de autocaravanas habitadas. La tendencia a prohibir el estacionamiento prolongado de vehículos grandes se inscribe en una ola de políticas que buscan limpiar el espacio público y presionan a las personas sin hogar para que acepten ofertas de alojamiento, bajo la amenaza de arresto o remolque de sus vehículos.

La experiencia de los afectados revela la complejidad del problema

Historias de residentes como Carlos
Historias de residentes como Carlos Pérez y Zach reflejan la complejidad y diversidad de quienes dependen de autocaravanas para vivir. (REUTERS/Susana Vera)

Carlos Pérez, de 55 años, trabaja a tiempo completo como repartidor y cuida de su hermano discapacitado. Lleva más de 30 años en San Francisco, de los cuales una década ha vivido en una autocaravana en el barrio de Bayview. Su vehículo, decorado con plantas y equipado con una pequeña cocina, le permite estar cerca del trabajo y del hospital donde su hermano recibe diálisis. Pérez defiende su modo de vida: “No hacemos nada malo. Intentamos mantener esta calle limpia”.

Otro residente, Zach, comenzó a vivir en su autocaravana hace doce años tras comprobar que, pese a trabajar sin descanso, no podía afrontar el alquiler. Ahora conduce un taxi y cultiva su afición por la fotografía. Aparca cerca del lago Merced, paga $35 cada dos o cuatro semanas para gestionar residuos y abastecerse de agua potable, y considera que la propuesta municipal es limitada: “Si la vivienda fuera asequible, hay muchas posibilidades de que no estuviera aquí”. Para él, mudarse a un albergue supondría un retroceso, ya que prefiere la autonomía de su vehículo a las normas restrictivas de los refugios.

Incluso algunos usuarios han solicitado estacionamientos seguros y funcionales

La ciudad destina fondos adicionales,
La ciudad destina fondos adicionales, pero reconoce que la oferta de viviendas subsidiadas y vales de hotel no cubre la demanda existente. (REUTERS/Carlo Allegri/File Photo)

Los usuarios de autocaravanas han solicitado la apertura de estacionamientos seguros con acceso a servicios básicos, pero la ciudad cerró el último de estos espacios en abril, argumentando que no facilitaba la transición a viviendas estables y que su mantenimiento resultaba insostenible.

La nueva propuesta del alcalde incluye $11 millones adicionales, destinados principalmente a que un pequeño grupo de hogares acceda a viviendas subsidiadas durante algunos años, aunque las autoridades reconocen que esto no bastará para todos los afectados. La ciudad también dispone de vales de hotel y otros subsidios, pero la demanda supera ampliamente la oferta.

Desde el sector social, la directora ejecutiva de Compass Family Services, Erica Kisch, reconoce la insuficiencia de la respuesta municipal, aunque valora los recursos adicionales: “Es un reconocimiento de que las familias no deberían vivir en vehículos, que debemos mejorar la situación de las familias, de las personas mayores y de cualquier otra persona que viva en un vehículo. San Francisco puede mejorar, sin duda”.