Las escalofriantes últimas palabras de un condenado a muerte durante una ejecución que marcó un récord histórico

Florida sumó su octava ejecución anual la noche del martes con la muerte de Michael Bernard Bell, de 54 años, quien recibió la inyección letal en la Prisión Estatal, cerca de Starke. Según informó el portavoz del gobernador Ron DeSantis, Bryan Griffin, Bell fue declarado muerto a las 18:25 horas.

La ejecución convierte a Bell en la persona número 26 sentenciada a muerte en el país en lo que va del año, detalló The Associated Press (AP). El número de ejecuciones en Estados Unidos en lo que va de 2025 superó ya el total registrado en todo el año anterior, mientras restan más de cinco meses para el final del calendario.

Bell fue declarado culpable en 1995 y condenado a la pena capital por los asesinatos de Jimmy West y Tamecka Smith, ocurridos a finales de 1993 fuera de un bar. El caso estuvo marcado por la búsqueda de venganza tras el asesinato previo del hermano de Bell ese mismo año. Griffin describió que, momentos antes de morir, el ejecutado mediante inyección letal dio unas últimas palabras.

“Gracias por no dejarme pasar el resto de mi vida en prisión”, expresó Bell cuando el director del equipo le preguntó si tenía algunas últimas palabras.

La ejecución se desarrolló sin incidentes graves, y luego de dos minutos de recibida la sustancia letal, el condenado cerró los ojos y dejó de moverse. Alrededor de las 18:20, su aspecto comenzó a palidecer y, tras una revisión médica, fue declarado muerto minutos después.

Funcionarios de la prisión informaron que Bell se levantó a las 6:30 horas el día que fue condenado a muerte. Como última comida eligió tortilla, tocino, papas fritas y jugo de naranja. Solo recibió la visita de un consejero espiritual. Sus abogados solicitaron al tribunal estatal la suspensión de la ejecución, argumentando la existencia de testigos con nueva información relevante; sin embargo, la petición fue rechazada de forma unánime por los jueces, quienes calificaron de concluyentes las pruebas en su contra.

Más tarde, la Corte Suprema de Estados Unidos desestimó la solicitud de Bell para detener la ejecución.

El hecho de que Estados Unidos haya superado ya el número de ejecuciones del año pasado subraya una nueva tendencia, en contraste con la disminución observada en el siglo XXI tras alcanzar un pico de 98 ejecuciones en 1999. Entre 1995 y 2006, el promedio anual fue de unas 67 ejecuciones, de acuerdo con AP.

John Blume, director del Proyecto de Pena de Muerte de Cornell, explicó que muchos de los ejecutados llevan varias décadas en el sistema y que tanto fiscales como ejecutivos estatales adoptan posiciones más agresivas.

Ted Veerman, portavoz del Departamento Correccional de Florida, aseguró que el departamento se encuentra bien preparado para cumplir con las funciones establecidas por los tribunales y el gobernador en estos casos.

Se prevé que la novena ejecución anual del estado ocurra a finales de este mes; el año pasado Florida ejecutó a seis personas y solo a una en el anterior. Hasta la fecha, es el estado con más ejecuciones en lo que va de 2025, seguido de Texas y Carolina del Sur con cuatro cada uno.

Otros estados, como Alabama (tres), Oklahoma (dos) y Arizona, Indiana, Luisiana, Misisipi y Tennessee (uno cada uno), también han concretado ejecuciones en 2025.

Los hechos por los que se ejecutó a Michael Bernard Bell se remontan al 9 de diciembre de 1993, cuando el acusado creyó reconocer el auto del hombre responsable de la muerte de su hermano.

Según los registros judiciales citados por la agencia de noticias, Bell desconocía que el vehículo ya no pertenecía a ese individuo y había sido adquirido por West. Junto a dos amigos y portando un rifle AK-47, Bell localizó el automóvil frente a una licorería y esperó. Al salir West, Smith y otra mujer del club, abrió fuego. West murió en el acto, Smith sucumbió mientras era trasladada al hospital y la acompañante resultó ilesa. Testigos indicaron que Bell también disparó contra otros presentes antes de escapar, hasta ser arrestado al año siguiente.

Posteriormente, Bell fue vinculado y condenado por otros tres asesinatos: el de una mujer y su hijo pequeño en 1989 y el del novio de su madre cuatro meses antes del ataque a West y Smith.