Usó medicamentos quirúrgicos para acabar con la vida de su perro: ahora enfrentará su castigo en prisión

Ryan Kenneth Ball, farmacéutico de 38 años y residente de Bel Air, Maryland, ha sido condenado a cinco años de prisión, con la mayor parte de la pena suspendida, tras declararse culpable de crueldad animal agravada y obtención fraudulenta de medicamentos controlados. El caso, ocurrido en julio de 2024, fue descrito por las autoridades locales como un acto deliberado de maltrato que condujo a la muerte de su perro de seis años, Louie.

Según informó la Oficina del Fiscal del Estado del Condado de Harford en un comunicado oficial, Ball accedió a fármacos utilizados como relajantes musculares —succinilcolina y rocuronio— a través de su práctica farmacéutica. Luego, los llevó a su domicilio y los utilizó para inyectar al animal. Ambos compuestos, comúnmente empleados durante cirugías en humanos, pueden provocar parálisis respiratoria y la muerte si no se administra ventilación asistida.

Louie, un Plott Hound, falleció poco antes de que la policía fuera alertada sobre la presencia de sustancias controladas en una vivienda del vecindario. Tras su muerte, las autoridades encontraron jeringas y dos viales vacíos dentro de un bote de basura en el domicilio de Ball, lo que derivó en una investigación conjunta entre el Control Animal del condado y la oficina del sheriff. Las pruebas toxicológicas practicadas al cadáver del perro confirmaron la presencia de ambos fármacos en su sistema, evitando a último momento su cremación.

Durante la investigación, los agentes descubrieron que Ryan Kenneth Ball no sólo tenía acceso a los medicamentos por su profesión, sino que había utilizado dicha posición para obtenerlos de manera indebida. La oficina del fiscal detalló que Ball llevó los fármacos directamente a su domicilio, donde presuntamente ejecutó el acto contra su mascota.

El uso de succinilcolina y rocuronio, según explicaron las autoridades en el comunicado, está estrictamente controlado debido a su capacidad de bloquear los músculos y dificultar la respiración. Estos medicamentos se utilizan exclusivamente en contextos quirúrgicos con monitoreo médico, ya que pueden inducir una muerte rápida si no se administra oxígeno de manera asistida. Los resultados de la necropsia confirmaron que Louie murió por una sobredosis de rocuronio.

Además de los cargos por crueldad animal, Ball se declaró culpable de obtención fraudulenta de medicamentos, dado que los adquirió mediante su licencia profesional. Como parte de su condena, el acusado pasará un año en un centro de detención local y quedará bajo libertad condicional, durante la cual no podrá tener animales.

La investigación también recopiló testimonios de residentes del vecindario, quienes aseguraron que Ball mostraba un profundo rechazo hacia Louie. Algunos vecinos declararon a los oficiales que el farmacéutico incluso ofrecía dinero para que alguien se llevara al animal, según se lee en la declaración oficial del fiscal.

Estos testimonios fueron considerados relevantes por los investigadores, ya que sugerían una conducta sostenida de desinterés y desprecio hacia el animal. El informe del caso indica que Ball no solo rechazaba la compañía de Louie, sino que había tomado medidas activas para deshacerse de él antes de recurrir a la vía letal.

La conducta observada se alineó con el perfil documentado por las autoridades, quienes encontraron que la muerte del perro no fue accidental ni producto de negligencia, sino el resultado de una acción premeditada y ejecutada con pleno conocimiento de los efectos de los medicamentos involucrados.

Además de las implicancias penales, Ryan Kenneth Ball enfrenta consecuencias administrativas que podrían terminar con su carrera profesional. La Junta de Farmacia del estado de Maryland ha recibido la documentación necesaria para evaluar la revocación o suspensión de su licencia, informó la Oficina del Fiscal del Estado.

La revisión del permiso de ejercicio farmacéutico se da en paralelo a la condena penal y forma parte del proceso sancionador por el uso indebido de sustancias controladas. La utilización de fármacos quirúrgicos en un contexto no médico y con fines letales hacia un animal doméstico representa una grave infracción ética y profesional.

Mientras se desarrolla este proceso, Ball permanece detenido en un centro local, cumpliendo el año efectivo de reclusión que se le impuso. Según el fallo judicial, los cuatro años restantes de su condena quedan suspendidos, condicionados al cumplimiento de su libertad condicional y la prohibición de tenencia de animales.

El caso ha generado preocupación entre organizaciones defensoras de los derechos animales en el estado, aunque no se han emitido declaraciones públicas al respecto. Las autoridades no han confirmado si se abrirán nuevas líneas de investigación relacionadas con el uso profesional de sustancias por parte del acusado antes del incidente.