“El Sueño Americano existe”: así construyó un mexicano su “imperio” desde cero sin saber sobre finanzas

Arturo Aguilar relató que tenía 91 empleados trabajando para sus negocios, sin embargo, el éxito no llegó de la nada, pues tuvo que superar muchos obstáculos

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Luego de varios años en
Luego de varios años en Los Ángeles, Arturo Aguilar estableció un exitoso negocio. (REUTERS/Ken Cedeno)

“Actualmente tengo 91 empleados trabajando para mis negocios”, afirmó Arturo Aguilar, quien sostiene que “el que no arriesga no gana”. Esta convicción resume el trayecto de uno de los miles de empresarios latinos que han transformado el panorama económico de California.

Aguilar, originario de San Juan Teitipac Tlacolula en el estado mexicano de Oaxaca, se ha convertido en un ejemplo de perseverancia y adaptación, a pesar de no contar con estudios en finanzas ni administración de empresas. Al momento de su entrevista con Los Angeles Times, en julio de 2024, tampoco tenía documentos legales para residir en Estados Unidos.

El camino de Aguilar comenzó a los ocho años, cuando emigró junto a sus padres y once hermanos a la capital de Oaxaca para continuar sus estudios.

No estudió finanzas y logró establecer un negocio completo

Luego de cruzar la frontera,
Luego de cruzar la frontera, Arturo Aguilar consiguió establecer su negocio. (Facebook/El Valle Oaxaqueño, Inc.)

Durante la adolescencia, tras ser expulsado de la secundaria, su padre lo envió a trabajar en la panadería familiar. Allí, Aguilar descubrió su pasión por la elaboración de pan, desde bolillos y galletas hasta las tradicionales conchas y cuernos.

Aunque retomó sus estudios y llegó a ingresar a la universidad para estudiar ciencias químicas, el alcoholismo lo llevó a abandonar la carrera. A los 27 años, tras una decepción amorosa y motivado por su hija Erika, Aguilar decidió dejar atrás su adicción al alcohol y buscar una nueva vida en EEUU.

“No quería que la gente se refiriera a mi niña como ‘la hija del borrachito’. Si yo moría por mi adicción, tampoco quería que la gente le llamara ‘la huérfana’. Al salir de Oaxaca, también decidí dejar atrás la adicción al alcohol”, relató al periódico angelino.

Con 300 dólares invertidos en el cruce y el apoyo de sus tíos en Ciudad de México, emprendió el viaje hacia Tijuana y luego a Los Ángeles. En la comunidad de Pico Unión, sus tíos Martín y Virginia lo recibieron. Con apenas cinco dólares para el transporte, Aguilar buscó empleo en panaderías durante varios días, sin éxito inmediato.

Durante ese tiempo, vendió paletas de hielo hasta que consiguió trabajo en una panadería guatemalteca. “Aprendan algo nuevo. Es importante afinar tu oficio o aprender nuevas habilidades que pueden ayudarte en el futuro”, aconseja Aguilar.

Aunque dominaba la panadería mexicana, desconocía la guatemalteca, por lo que solicitó al dueño quedarse más horas sin remuneración para aprender. Su jornada se extendía de las 19:00 a las 11:00 del día siguiente.

Tras año y medio, Aguilar cambió de panadería y, posteriormente, su tío le propuso vender frutas y verduras. Un año después, pudo comprar una camioneta y comenzó a vender por cuenta propia.

En 1997, junto a su nueva esposa, adquirió una casa, lo que dio origen a la idea de vender donas junto con la verdura. El tercer paso en su trayectoria fue evitar el estancamiento.

“Si sigues avanzando, más puertas se abrirán. Yo invertí en equipo de panadería usado, un pequeño horno a crédito, y hacía pan y donas para 1998, pero alguien le dijo a la policía y los inspectores de la ciudad me dijeron que buscara otro lugar para hacer mi pan”, recuerda Aguilar.

Ante la adversidad, optó por ahorrar e invertir, acercándose a la posibilidad de abrir su propio negocio. En octubre de 2000, Aguilar logró comprar su primer local. Aunque solo tenía poco más de mil dólares ahorrados y el dueño pedía casi 40.000 dólares, propuso un pago mensual de 2.000 dólares, acuerdo que fue aceptado.

Años después, compartió sus claves del éxito

Aguilar compartió las que él
Aguilar compartió las que él considera como las claves del éxito. (REUTERS/Nathan Howard)

Así nació la panadería El Valle Oaxaqueño, ubicada en las calles Venice y Vermont. El éxito permitió expandirse a restaurante, mercado y tienda de artesanías, ofreciendo comida oaxaqueña como tlayudas, empanadas, memelas, tamales, mariscos, mole, caldos y una amplia variedad de panes y pasteles mexicanos y centroamericanos.

Aguilar identifica cinco pasos fundamentales en su éxito: dejar atrás las adicciones, aprender nuevas habilidades, no quedarse estancado, ahorrar e invertir, y contratar personal cuando el trabajo lo exige.

“El sueño americano existe. Pero debes perseguirlo, más cuando tus adicciones están dañando tu presente”, afirmó.